Las tortugas están dentro de ese grupo selecto de animales carismáticos con los que la humanidad se ha identificado a lo largo de la historia. Estos animales están bien representados en diversas áreas de nuestra cultura, literatura, religión, arte, ciencia y en muchas otras tantas manifestaciones humanas. Curiosamente, también son el único grupo de reptiles que no generan miedo o repulsión entre la mayoría de las personas.
Desde un punto de vista biológico, las tortugas son de los vertebrados más antiguos y longevos que siguen habitando la tierra. Han sobrevivido, por lo menos, a dos extinciones masivas y en la actualidad persisten cientos de especies. De principio, el ancestro original de las tortugas fue un organismo completamente terrestre y poco parecido a las especies actuales, después de 100 millones de años de evolución, surgieron la mayoría de las especies acuáticas y semiacuáticas actuales, y más recientemente, hace 50 millones de años solo unas pocas especies evolucionaron para colonizar el mar.
El letargo de las tortugas
Aquí nos detendremos un poco para comentar sobre las primeras dos versiones biológicas o formas de vida, es decir, las tortugas terrestres y acuáticas. Estos grupos de tortugas, al igual que las especies marinas, han sido el objeto de estudio para muchos biólogos y científicos de todas partes del mundo. Una característica poco explorada en tortugas (y otros animales) es el fenómeno de la dormancia o letargo, conocida también como la capacidad y habilidad que tienen ciertos organismos de suspender temporalmente cualquier actividad física, reduciendo al mínimo permisivo sus funciones biológicas para lograr entrar en un estado de reposo similar al sueño. Este reposo o inactividad puede llegar a durar varios años en algunas especies de plantas o animales.
Existen cuatro tipos de dormancia que podemos identificar en la naturaleza: hibernación, brumación, estivación y diapausa. La hibernación, es el tipo de dormancia que comúnmente la mayor parte de la gente conoce o comprende. Quizás deberíamos agradecerles a los osos (otro carismático animal ligado a la humanidad), ya que, frecuentemente, nuestra mente y cerebro ligan la hibernación con los osos. Cualquiera podría fácilmente decir que la hibernación es cuando los osos se duermen para escapar de los duros inviernos y de la falta de alimento. Efectivamente, esto es correcto y así funciona, pero también existen dormancias un tanto distintas como la estivación.
La estivación es el letargo originado como respuesta a las condiciones extremas y periódicas producidas durante el verano o estación seca. Estas condiciones pueden ser debidas a un aumento considerable de la temperatura ambiental o a una disminución importante de la humedad o del agua superficial. La brumación es otro ejemplo de dormancia más parecida a la hibernación, pero se diferencia de esta última por tener lapsos de intermitente despertar, es decir, no es un sueño completamente profundo, prolongado y constante como la hibernación. Finalmente, la diapausa es un letargo más enfocado en pausar o sincronizar momentos del desarrollo o crecimiento de un individuo, por ejemplo, el desarrollo embrionario en vertebrados o la metamorfosis en insectos.
Es muy posible que las tortugas puedan realizar (si lo necesitan) los cuatro tipos de estrategias de dormancia o letargo. Hay tortugas que hibernan en el hemisferio norte, algunas estivan en el trópico seco y desiertos, otras entran en brumación en zonas semidesérticas, mientras que muchas presentan diapausa en el desarrollo embrionario. También se ha identificado que estos organismos se valen de la posibilidad de hacer pequeñas migraciones hacia cuerpos de agua más estables y que no se secan durante todo el año. Sin embargo, los científicos estamos comenzando a comprender un poco más sobre estas estrategias y su importancia en las relaciones ecológicas y evolutivas.
La hibernación y la estivación son de las dormancias más comunes entre tortugas. Existen especies como la tortuga de pantano rayada, Kinosternon baurii, que pueden hacer uso de ambos tipos de dormancia, otras especies como Kinosternon alamosae y K. chimalhuaca que solo estivan y otras como la tortuga rusa, Testudo horsfieldii, que únicamente hibernan. Esto tiene que ver con los ambientes donde las tortugas habitan, ya que las condiciones climáticas dentro de sus hábitats pueden volverse severas y difíciles para estos animales, impidiendo que puedan permanecer activos durante todo el año, por esta razón es que los animales de sangre fría (ectotermos) como las tortugas, desarrollan la dormancia como estrategia de supervivencia.
Intentando hacer dormancia
Cuando tomamos en cuenta el cambio climático y la destrucción del hábitat, surge un grave problema para los organismos que presentan algún tipo de dormancia. Por ejemplo, aun dentro de condiciones térmicas «estables», las tortugas que «duermen» necesitan de los nichos o espacios del microhábitat adecuados para realizar este comportamiento con éxito. Aquí pueden ocurrir dos escenarios graves: el primero, en donde debido a la destrucción del hábitat, los refugios para dormir estén limitados o simplemente ya no están presentes, por lo tanto, aunque las tortugas intenten hacer la dormancia, esta actividad podría ser ineficiente y costarles la vida. El segundo, en donde aun existiendo el hábitat apropiado para dormir, las condiciones térmicas del ambiente sean tan severas y prolongadas que la dormancia en sí misma, se puede convertir en una amenaza al superar el tiempo adecuado para dormir.
Escenarios como los anteriores, nos hacen recordar lo que vimos en la película de animación 3D para niños Vecinos invasores, de 2006. Aquí, un grupo de animales necesita hibernar (incluida una tortuga como protagonista) y busca conseguir alimento para mantener sus reservas durante el invierno, pero cuando van hacia su hábitat para buscar el preciado recurso alimenticio, se encuentran con la sorpresa de que ya no existe más, pues en su lugar encuentran condominios y asentamientos humanos. A pesar de esta grave situación, deciden buscar comida dentro de la ciudad, lo que se convierte en una odisea para ellos. Durante la película surge una frase de uno de los personajes más audaces (el zorro): «Para los humanos mucho nunca es suficiente». Ciertamente, esta película nos invita a reflexionar sobre nuestras actividades y de las posibles consecuencias negativas sobre la naturaleza.
El cambio climático y la estivación de las tortugas en México
En el territorio mexicano, donde son más comunes los ecosistemas áridos y los bosques tropicales, nuestro equipo de investigación está dando los
primeros pasos para investigar el fenómeno de la estivación en especies de tortugas mexicanas, incluidas algunas especies endémicas como la tortuga de caja manchada (Terrapene nelsoni) y la tortuga sinaloense de matorral (Gopherus evgoodei). A partir de nuestros estudios de campo en los últimos años, nos hemos percatado de algo alarmante: algunas tortugas que deberían estar estivando, están sufriendo pérdidas en sus poblaciones. Estamos trabajando para buscar la razón de ello, y tenemos nuestra mirada puesta en el calentamiento global y su efecto en sequías más prolongadas, así como en la pérdida de hábitat como principales detonantes de la mortandad de individuos.
Otro dato interesante de nuestra investigación en estivación de tortugas, es que hemos logrado identificar que la estivación es un comportamiento presente en casi la mitad de especies de todo el mundo, y que el ancestro común de todas estas especies probablemente era un organismo que no estivaba. Por lo tanto, hoy sabemos que la estivación surgió cuando las primeras tortugas ya habían desarrollado el caparazón o concha, tal y como las conocemos hoy. En otras palabras, la estivación surgió en antepasados extintos hace más de 200 millones de años.
Las estrategias de dormancia en los seres vivos son tan fascinantes y únicas en la naturaleza, que aún falta mucho que aprender sobre su ecología, evolución y fisiología, pero estamos dando pasos importantes para fortalecer y construir el conocimiento. No lo sabemos con certeza, pero quizás en un futuro lejano puedan ser estrategias replicables y útiles para algún aspecto positivo en favor de la humanidad, como el ejemplo de la hibernación y los viajes interestelares que primero fueron destacados en la ciencia ficción y ahora existen como un campo de investigación real en algunas agencias espaciales del mundo.
Ernesto Raya-García. Profesor e Investigador del Laboratorio de Ecología Evolutiva de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Universidad Nacional Autónoma de México, Unidad Morelia. Morelia, Michoacán.
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Rodrigo Macip-Ríos. Profesor e Investigador del Laboratorio de Ecología Evolutiva de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Universidad Nacional Autónoma de México, Unidad Morelia. Morelia, Michoacán.
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Avanzi M., Millefanti M. (2019). El gran libro de las tortugas, Parkstone International. https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=9YmXDwAAQBAJ&oi=fnd&pg=PT3&dq=letargo+tortugas&ots=0p9-O9mT-R&sig=CxirRSBAeZmb0WRp69YRTRCUS3I&redir_esc=y#v=onepage&q=letargo%20tortugas&f=false
Macip-Ríos R., Butterfield T., Raya-García E. (2022). How aestivation evolve in turtles? A macroevolutionary and morphological approach. Research Square, 1-26. https://doi.org/10.21203/rs.3.rs-1767139/v1
Pàmies E. (2012). El letargo en las tortugas. Infortortuga.com. http://www.infotortuga.com/2012/10/el-letargo-en-las-tortugas.html