Crinoideos: Jardines marinos del Paleozoico

Escrito por Rafael Villanueva Olea

Si hay un grupo de seres vivientes que han estado en la Tierra por un largo periodo de tiempo, esos son los crinoideos. Los crinoideos son conocidos coloquialmente como lirios de mar o estrellas plumosas. Los lirios de mar son aquellos crinoideos que presentan un tallo o pedúnculo que les permiten anclarse al fondo del mar, mientras que las estrellas plumosas son aquellos crinoideos que no tienen pedúnculo y su cuerpo pareciera estar formado de finas y delicadas plumas, que variarán en coloración de acuerdo con la especie.

Aunque el nombre pueda parecer extraño, se trata de una clase de equinodermos, agrupación que también reúne a las estrellas de mar (asteroideos), a las estrellas serpiente (ofiuroideos), a los pepinos de mar (holoturoideos) y a los erizos de mar (equinoideos). Los crinoideos son los representantes vivos más antiguos de equinodermos, encontrándose fósiles en rocas que datan de hace 485 millones de años, en el Ordovícico Temprano.

Los crinoideos son organismos que existen en la actualidad, pero con una diversidad muy reducida, por lo que aparecen con poca frecuencia en los documentales de vida marina; no obstante, durante el Paleozoico (hace más de 300 millones de años), fueron organismos muy abundantes en los fondos de las aguas marinas poco profundas, junto con otros organismos (también poco conocidos) como los braquiópodos, briozoarios, moluscos, trilobites y otras formas de equinodermos que ya no existen en la actualidad. Se tiene el registro de 625 especies vivas, y se han reportado más de 1 000 géneros y 6 500 especies fósiles en rocas de diversas partes del mundo.

 

¿Cuál era su forma?

Para conocer cómo era la forma de los crinoideos, primero tenemos que definir la anatomía de los equinodermos en general. Lo que caracteriza a todos los equinodermos es su piel espinosa (de ahí el nombre equino que significa ‘espina’ y dermo ‘piel’). Además, los equinodermos se definen por poseer un esqueleto interno compuesto de numerosas placas de carbonato de calcio (calcita), unidas mediante suturas rígidas o flexibles. También, poseen un sistema vascular acuífero que le permite realizar funciones tan importantes como la alimentación y la locomoción, y una simetría pentarradial, es decir, que presentan cinco ejes de simetría. Todos los equinodermos actuales están restringidos al ambiente marino.

Aunque son animales, los crinoideos recuerdan mucho en apariencia a una flor, más porque muchas especies presentan un hábito de vida bentónico y viven fijas al sustrato (son sésiles), con muy poco movimiento. Por lo tanto, cuando se encuentran grandes agrupaciones de crinoideos en el registro fósil (lo que se conoce como hábito gregario), estas parecen formar un jardín muy exuberante de formas semejantes a las plantas.

En los crinoideos conocidos como lirios de mar, el cuerpo puede dividirse en dos partes: la pelma y la corona. La pelma es la parte del cuerpo del crinoideo por debajo de la corona (parte inferior), siendo su principal componente el tallo, mismo que en uno de sus extremos tiene ubicado un órgano de fijación que permite al crinoideo fijarse al sustrato. Por su parte, la corona se encuentra en la parte superior y engloba una estructura conocida como copa o cáliz y los brazos. El cáliz es el cuerpo central donde se encuentran las vísceras, mientras que los brazos salen del cáliz y se extienden hacia arriba, como si se tratara de una palmera.

 

¿Cómo se alimentan los crinoideos?

Al ver los brazos de los crinoideos, se puede apreciar que tiene unos surcos que recorren la parte oral de esos brazos, conocidos como surcos ambulacrales, un rasgo que distingue a todos los equinodermos. Estos surcos convergen en el centro del organismo donde se ubica la boca, y se ha observado que, en estos surcos, existen unos apéndices muy pequeños llamados pies ambulacrales que atrapan la materia orgánica que se encuentra flotando en el agua. Los mismos pies van llevando la comida desde los brazos hasta el centro del organismo donde está la boca.

 

Los crinoideos, ¿se mueven?

Como decíamos, los crinoideos son animales que la mayor parte de su vida están fijos al sustrato, como lo está una planta en el suelo, por lo que presentan muy poco movimiento; no obstante, en los siguientes enlaces a videos, podemos ver el descubrimiento de crinoideos que presentan movimiento. En este primer video (https://palaeo-electronica.org/2007_1/crinoid/fig3.htm), se muestra a un crinoideo pedunculado (lirio de mar) que vive fijo al sustrato, pero que, cuando las condiciones alrededor de él se vuelven inhóspitas, es capaz de desplazarse hasta encontrar un sitio donde establecerse y continuar con su vida sésil (sin movimiento y adherido al sustrato del fondo).

También, está el otro grupo de crinoideos, que son las estrellas plumosas carentes de pedúnculo, y ellas sí tienen mayor capacidad de desplazarse (https://www.youtube.com/watch?v=OyketlthVWg), pues sus mismos brazos los baten a ritmos alternados para conseguir un nado activo que les permite dirigirse a otros sitios que les sean favorables. Una vez que se ha encontrado el sitio perfecto, estas estrellas plumosas se adhieren al sustrato de una manera muy similar a como lo hacen los crinoideos pedunculados.

 

¿Cómo han logrado preservarse durante millones de años?

Normalmente, los crinoideos fósiles se han logrado preservar de una manera exquisita en el registro geológico de algunas localidades en Estados Unidos y Marruecos. No obstante, la mayoría de los fósiles de este grupo se presentan como organismos totalmente desarticulados, con un grado de preservación muy pobre, pues cuando se muere el animal, lo primero que se empieza a descomponer es el tejido conectivo que une a todas las placas minerales que mantienen el esqueleto interno del organismo, por lo que termina separándose en sus placas componentes, es decir, que presenta desarticulación. Si el organismo no es enterrado rápido, estas placas comienzan a transportarse lejos del lugar donde el organismo murió, perdiendo la forma característica que el crinoideo presentaba cuando estaba vivo.

En México, la diversidad de crinoideos fósiles es muy grande, pero, a diferencia de otras localidades del mundo, donde la preservación es excelente, los crinoideos fósiles mexicanos presentan un alto grado de desarticulación. Por ello, es muy difícil identificar especies, pues la mayor parte de este material consta de placas provenientes del tallo de los crinoideos, en lugar de tener preservado al organismo completo.

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Investigación paleontológica de crinoideos: Interpretaciones paleoambientales y paleoecológicas

Poder encontrar este material, aunque incompleto, es de mucha ayuda para los paleontólogos dedicados a la investigación de organismos que existieron en el pasado. Los crinoideos son excelentes indicadores de las condiciones ambientales que existieron en el pasado remoto, así que, cuando se encuentran sus fósiles en una determinada área, nos habla de que esos sitios alguna vez estuvieron bajo el agua, específicamente en un mar de poca profundidad, muy cercano a la costa, con un oleaje fuerte y condiciones normales de salinidad (es decir, que el agua no era tan salada, pero tan poco era agua dulce), en una latitud tropical, probablemente en un arrecife.

Igualmente, estudiar este material junto con otros organismos fósiles asociados (como los mencionados anteriormente), nos permite analizar cuáles pudieron haber sido las relaciones ecológicas de los crinoideos con otros animales: podemos reconocer procesos de competencia, depredación, comensalismo, etc. Por ejemplo, se sabe que los crinoideos servían de sustrato para otros animales invertebrados como los briozoarios, quienes implantaban sus colonias sobre la superficie de su cuerpo. O, por el contrario, algunos briozoarios servían de sustrato para los mismos crinoideos (como se puede ver en la figura de abajo donde un crinoideo empieza a crecer y desarrollarse sobre un briozoario de tipo ramoso). De igual manera, los crinoideos podían tomar como sustrato las conchas de otros invertebrados como los bivalvos o los braquiópodos, que eran animales muy comunes en los mares del Paleozoico Tardío en varios sitios del mundo. Otros animales, como los caracoles, se sabe que podían llegar a alimentarse de los crinoideos. Otros tantos, aprovechaban la altura a la cual se encontraban los crinoideos por encima del fondo oceánico, para poder subirse sobre ellos y aprovechar los nutrientes que se encontraban flotando a una mayor altura en la columna de agua.

Asimismo, hay algunos grupos de crinoideos que tenían una especie de cámara con aire en uno de sus extremos que les permitía flotar, por lo que, en vez de estar fijos al fondo oceánico como la mayoría, vivían flotando a la deriva en el mar (Ver figura). Esto y más cosas que se han ido investigando acerca de este grupo, hace que su estudio sea algo fascinante. Pero los paleontólogos han obtenido esta clase de conocimientos, no solo estudiando a los fósiles que vivieron en el pasado remoto, sino también estudiando a los crinoideos que existen en la actualidad. Este tipo de comparaciones entre los organismos modernos, con los ya extintos que se encuentran en el registro fósil, permite entender aún más cómo los crinoideos fósiles vivieron, cómo evolucionaron y por qué muchos de ellos se extinguieron.

 

Para Saber Más:

Buitrón-Sánchez B.E., López-Lara O., Vachard D., Hernández-Barroso A.S. (2017). Algunos crinoides (Echinodermata-Crinoidea) del Pérmico de la región de Pemuxco, Hidalgo. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 69(1), 21-34. https://www.jstor.org/stable/pdf/26461885.pdf?refreqid=excelsior%3A4c7577f67eb445cd559bf16ddcdc2455&ab_segments=&origin=&acceptTC=1

 

Escobedo-Aguilar I.A. (2021). Revisión de los crinoideos del Paleozoico Superior de México y sus implicaciones paleoambientales, estratigráficas y paleobiogeográficas. Seminario de titulación, Licenciatura en Biología, Facultad de Ciencias, UNAM, México, 57 p. https://tesiunam.dgb.unam.mx/F/QCG8TK64PND71R8FQCM7NY9BRBXKLGXSRQGPDT33MIPIE1LNGJ-43433?func=full-set-set&set_number=438797&set_entry=000002&format=999

 

Hess H., Ausich W.I., Brett C.E., Simms M.J. (1999). Fossil crinoids. Cambridge University Press, 290 pp. DOI: https://doi.org/10.1017/CBO9780511626159.003

 

Zamora S. (2018). Crinoideos fósiles de Aragón. In: Zamora, S. (Ed.). Fósiles. Nuevos hallazgos paleontológicos en Aragón. España, pp. 22-47. https://www.researchgate.net/publication/326368197_Zamora_S_2018_Crinoideos_fosiles_de_Aragon_In_Zamora_S_Ed_Fosiles_Nuevos_hallazgos_paleontologicos_en_Aragon_22-47

 

Rafael Villanueva Olea, Técnico Académico en el área de Paleobiología y Ciencias de la Tierra, Departamento de Biología Evolutiva, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México.

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