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Los artrópodos son los animales más diversos del planeta. Etimológicamente, artrópodo viene del latín —arthropoda— que significa arthro (‘articulación’) y poda (‘pie’). Es decir, se trata de organismos que tienen sus «patas» articuladas/seccionadas. Una característica importante de estos animales es su incapacidad de regular su temperatura corporal, en consecuencia, dependen directamente de la temperatura ambiental para sobrevivir. Esto tiene sus desventajas, ya que las altas temperaturas los agotan con rapidez, mientras las bajas los paralizan con facilidad. En consecuencia, los artrópodos suelen ser pequeños, pues de esa forma minimizan el impacto ambiental en su movilidad. Por sus dimensiones, estos animales fácilmente pasan desapercibidos; sin embargo, viven con nosotros en todo momento. Evidencia de ello, lo obtendremos al mirar a nuestro alrededor y notar la presencia de hormigas, arañas, mariposas, escarabajos, alacranes, chinches y moscas. Los artrópodos viven en cualquier ambiente terrestre que nos podamos imaginar, pero en la hojarasca ocurre una ajetreada, compleja y fascinante interacción digna de estudiar.
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La hojarasca, un auténtico microcosmos
Los bosques tropicales son sitios caracterizados por su exuberante vegetación. Sus altos árboles y misteriosos sonidos que emanan de ellos nos mantienen con la atención hacia arriba. Sin embargo, en los bosques tropicales también encontramos tapetes profundos y extensos de hojarasca. Entre tantas hojas, ramitas, pedazos de tronco, suelo y otras cosas (como hongos), hay una increíble cantidad de artrópodos interactuando entre sí. Estos pueden comerse, aunque también pueden colaborar o de plano ignorarse, lo cierto es que cientos y cientos de «bichitos» interactúan en cada metro cuadrado de hojarasca. Puesto que la superficie de los bosques es irregular, la hojarasca se acumula en diversas formas. En algunos casos se pueden formar auténticos pozos de hojarasca de varios centímetros de profundidad. Entre tantas hojas, se forman huecos con variaciones ambientales, lo que representa un auténtico complejo de condominios a pequeña escala, es decir, microhábitats. Estos condominios serán ocupados por artrópodos con diferentes requerimientos ambientales. En este espacio, abordaremos las interacciones ecológicas que ocurren entre los artrópodos de la hojarasca y su importancia para el ecosistema.
Pero, antes de seguir, ¿cómo estudiamos los artrópodos de la hojarasca? Para estudiar estos organismos se requiere aislarlos de la hojarasca, tarea que sería increíblemente cansada y complicada si se hiciera manualmente. En consecuencia, se han diseñado métodos de muestreo específicos para este fin. Un ejemplo práctico y accesible reside en el saco Winkler, que se trata de un saco de malla metálica, rodeado de tela. La hojarasca se coloca en la malla y se deja el trabajo a la gravedad. Conforme pasa el tiempo, los artrópodos migran hacia abajo. Eventualmente caen al fondo, donde los espera un frasco con alcohol para recolectarlos. En ambos casos, el tiempo de filtración es importante y, por lo general, cinco días son suficientes para recuperar la mayoría de los organismos.
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Artrópodos de la hojarasca, ecología e importancia
Pero, hagamos otra pregunta, ¿qué importancia tiene estudiar a los artrópodos? Una forma de apreciar la importancia de un animal ocurre al estudiar su alimentación. Puesto que los artrópodos son muy numerosos, lo que coman es relevante para el equilibrio ecosistémico. En la hojarasca abunda material vegetal y cadáveres de animales, esto es, materia orgánica. Algunos artrópodos de la hojarasca son capaces de alimentarse de ella, es decir, son detritívoros. Al alimentarse, los artrópodos detritívoros transfieren nutrientes a plantas y animales: este proceso se llama biodisponibilización de nutrientes. La biodisponibilización de nutrientes representa un mecanismo de reciclaje de nutrientes complejos (como la celulosa de las plantas) que genera nutrientes más sencillos. Los nutrientes liberados en las excreciones de los artrópodos detritívoros son asimilables por las plantas, en consecuencia, los artrópodos detritívoros ayudan a fertilizar el suelo, lo que promueve el crecimiento vegetal y, a su vez, atrae más animales. Organismos detritívoros clásicos son: diplópodos, ácaros, isópodos, colémbolos y algunos coleópteros.
Otro grupo importante de artrópodos en la hojarasca son los ingenieros ecosistémicos. Por ingenieros ecosistémicos, entendemos todo organismo cuya actividad biológica modifica la estructura física del hábitat, creando microhábitats (como los pequeños condominios que se forman en la hojarasca). En el caso del suelo, los principales artrópodos con este rol son las hormigas y las termitas, aunque las lombrices también son importantes. Las termitas y hormigas crean extensos nidos subterráneos, con lo cual movilizan mucha materia orgánica que modifica las propiedades del suelo, como su porosidad. Un suelo poroso es importante para el crecimiento de las plantas, pues les permite hidratarse y nutrirse adecuadamente. Adicionalmente, los ingenieros ecosistémicos agregan complejidad estructural al hábitat, es decir, agregan más espacios con diferentes características ambientales. Estos «condominios» en la hojarasca, suelen tener mayor humedad y una temperatura menor a la ambiental, lo que resulta más benigno para los artrópodos.
Hasta ahora hemos platicado sobre los artrópodos detritívoros y los ingenieros ecosistémicos que biodisponibilizan nutrientes y crean microhábitats, respectivamente. Puesto que existe mucha materia orgánica, en principio no habría limitación para el crecimiento de los artrópodos detritívoros, salvo la llegada de animales que se los coman.
¡El otro gran grupo de artrópodos en la hojarasca son los depredadores!
Ejemplos de artrópodos depredadores son arañas, alacranes, parasitoides e hiperparasitoides, por mencionar algunos. Estos dos últimos merecen una breve descripción. Los parasitoides son avispas que inyectan su larva dentro del cuerpo de otro artrópodo y, conforme la larva crece, se alimenta de su interior. Por si fuera poco, existen avispas más especializadas (los hiperparasitoides) que inyectan su larva a los desdichados artrópodos que ya tenían dentro de sí a una larva de un parasitoide. En estos casos, el objetivo del hiperparasitoide es alimentarse de la larva del parasitoide. Parasitoides e hiperparasitoides suelen buscar artrópodos que habitan los «condominios» de hojarasca, lo cual nos muestra que la comodidad ambiental encontrada en la hojarasca, no está exenta de riesgos.
En conjunto, las actividades de los artrópodos detritívoros y los ingenieros ecosistémicos, promueven la diversidad biológica. La diversidad es un concepto universal, cuya esencia radica en cuántas cosas distintas hay y en qué abundancia está representada cada una. En el caso de una comunidad biológica, tenemos diferentes tipos de diversidad, como la taxonómica y funcional. Mientras la primera se enfoca en la identidad de las especies, la segunda se centra en el rol ecosistémico de las mismas, es decir, si son detritívoros, depredadores, etc. De forma general, en la hojarasca podríamos considerar que a mayor cantidad de recursos alimenticios y complejidad de hábitat (más condominios con características diferentes), mayor será la diversidad taxonómica y funcional.
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Los artrópodos de la hojarasca en México
Hace algunos años concluyó el proyecto titulado «Artrópodos de la hojarasca de Latinoamérica» (LLAMA, por sus siglas en inglés). El objetivo principal fue documentar la biodiversidad terrestre de artrópodos de Mesoamérica, desde Nicaragua hasta el Sur de México. LLAMA fue un proyecto internacional en el que participaron universidades e investigadores de Estados Unidos y Latinoamérica. En el caso de México, destacó la participación de El Colegio de la Frontera Sur, con sede en Chiapas. Gracias al proyecto LLAMA, se dimensionó la increíble diversidad que alberga la hojarasca del bosque tropical chiapaneco.
Otro ejemplo interesante, radica en los cafetales de sombra, sitios que combinan la vegetación arbórea nativa con el estrato arbustivo de las plantas de café. Tanto los árboles nativos, como las plantas de café, proveen una constante fuente de hojas que rápidamente genera capas gruesas de hojarasca. Los autores de estas investigaciones tuvieron la oportunidad de trabajar en un cafetal de sombra ubicado en Tamasopo, San Luís Potosí. En dicho lugar, la comunidad de artrópodos es muy diversa, pues contiene múltiples especies de los diferentes grupos aquí enunciados, es decir, diferentes detritívoros, ingenieros ecosistémicos y depredadores.
Los artrópodos de la hojarasca son importantes para la salud ecosistémica de los bosques, por ello, deben considerarse en todo programa de monitoreo y conservación forestal. Además, estudiarlos puede representar una alternativa accesible para diagnósticos ecosistémicos rápidos y confiables. Como regla general, mientras más diversa sea la comunidad, mayor estabilidad ecosistémica tendrá. Por ejemplo, la diversidad de artrópodos depredadores es un bioindicador indirecto de la cantidad de artrópodos presentes en la hojarasca. Mientras mayor sea la diversidad de artrópodos depredadores, mayor será la abundancia de otros artrópodos (sus posibles presas) que, a su vez, podría interpretarse como una señal de salud ecosistémica.
Ante la desafiante situación que experimentamos con el cambio climático, la rampante deforestación y explotación de recursos forestales, nuestra mejor oportunidad de sobrevivir reside en respetar y conservar los mecanismos naturales de productividad ecosistémica. Los artrópodos de la hojarasca son un componente clave de estos mecanismos, por lo que su estudio nos puede ayudar a diagnosticar y monitorear el estado de los ecosistemas.
Para Saber Más:
Díaz J.E., Amat G.D. y Vargas O. (2007). Los artrópodos del suelo y la hojarasca como indicadores de la restauración ecológica del bosque altoandino. En: Vargas, O. (Ed.). Restauración Ecológica del bosque altoandino. Estudios diagnósticos y experimentales en los alrededores del Embalse de Chisacá (Localidad de Usme, Bogotá D.C), pp. 227-240. Publisher: Universidad Nacional de Colombia: Grupo de Restauración Ecológica. https://www.researchgate.net/publication/267028748_Los_artropodos_del_suelo_y_la_hojarasca_como_indicadores_de_la_restauracion_ecologica_del_bosque_altoandino
Longino T.J. (2011). Leaf Litter Arthropods of Mesoamerica (LLAMA). National Science Foundation (NSF). https://archives.evergreen.edu/webpages/projects/llama/
Palacios-Vargas J., Mejía-Recambier B.E. y Cutz-Pool L.Q. (2009). Microartrópodos edáficos. Diversidad biológica e inventarios, pp. 203-211. https://www.researchgate.net/profile/Jose-Palacios-Vargas/publication/283571468_Microarthropods_from_the_Ecological_Reserve_of_the_Pedregal/links/56403bae08aec6f17ddb8861/Microarthropods-from-the-Ecological-Reserve-of-the-Pedregal.pdf
Manuel Ochoa-Sánchez. Departamento de Ecología Evolutiva, Posgrado en Ciencias Biológicas, Universidad Nacional Autónoma de México.
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Jessica Jazmín Ríos-Ibarra. Departamento de Ecología Vegetal, Posgrado en Biociencias, Instituto Politécnico Nacional.
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