Coralillo comiendo otro coralillo (Micrurus diastema y Geophis semidoliatus). Fotografía: Autoría propia.
Si tu trabajo te obliga ir al campo, eres amante de la naturaleza o planeas salir fuera de la ciudad, esto te va interesar. No existen fórmulas mágicas para identificar las serpientes coralillo venenosas y, además, todo México está lleno de serpientes, por lo que en este artículo te platicaré, particularmente, de las serpientes coralillo, con el objetivo de que te crees tu propio criterio y no confíes en todo lo que te digan de ellas.
La riqueza natural
México es el país con mayor número de especies de serpientes por kilómetro cuadrado en todo el planeta, tiene aproximadamente 400 especies y en cualquier estado de la República mexicana habitan serpientes, hasta en la Ciudad de México hay serpientes cascabeles. Te has preguntado ¿Por qué?, es muy simple, en el continente americano hay dos grandes biorregiones: la Neártica o fría que se empalma exactamente en México con la región neotropical o cálida, las que crean una zona de transición en las planicies y montañas de nuestro bello país, por ello lo llaman el «cuerno de la abundancia». Un dato importante es que en México existen 80 especies que cuentan con veneno capaz de causarle daños irreversibles al cuerpo humano o la muerte, pero recuerda que solo representan dos de cada diez especies de la gran riqueza que poseemos. En México, solo 3 700 personas de 130 millones de habitantes, han tenido accidentes con serpientes venenosas por año. Gracias a la cobertura de salud y avances médicos, solo el 4 % de los atacados por serpientes han perdido la vida.
Coralillo no venenoso (Pliocercus elapoides). Fotografía: Autoría propia.
Las serpientes coralillo
Una pregunta obligada cuando ves una serpiente coralillo es, ¿será falsa o verdadera? La verdad es que ninguno de los dos calificativos es correcto. Los biólogos nos hemos acostumbrado a crear muchas claves de identificación de las serpientes para que no las maten, inventando calificativos como estos: falsa o verdadera, pero la realidad es que todas las serpientes que tienen coloración llamativa en forma de anillos se llaman «coralillos». Una vez que sabemos que todas las serpientes con anillos son coralillos, es cierto que hay especies venenosas y otras que no poseen veneno, por consiguiente, es importante considerar que podemos confundirnos con una especie anillada y venenosa, más allá de si es falsa o verdadera.
¿Por qué nos podemos confundir? En la naturaleza existe una estrategia de supervivencia en las especies: el camuflaje, que puede ser por mimetismo o por aposematismo, pero ¿Qué son esas dos palabras raras? El mimetismo se refiere a la capacidad de las especies en copiar la apariencia de otros como mecanismo de defensa ante sus depredadores; mientras que el aposematismo, es la capacidad de las especies de llamar poderosamente la atención como una forma de advertencia o peligro. Cualquiera que sea el caso, las serpientes anilladas o coralillos utilizan ambas estrategias, y varía mucho su coloración por zona geográfica, por lo que resulta imposible en todo México, identificar a las venenosas de las no venenosas por sus códigos de coloración, ya que hay variaciones hasta en una misma especie. Lo que sí es un patrón, es que, por cada especie venenosa de coralillo hay tres especies anilladas que no cuentan con veneno (53 especies sin veneno y 17 especies venenosas).
Los mitos
La mitad de mi vida he trabajado en el campo, siempre rodeado de interrogantes y mitos sobre las serpientes. Las interrogantes comunes son: a) ¿Será venenosa?, b) ¿Crees que nos atacará? y c) ¿Será mala? Sin importar cuál sea la duda, siempre será negativa, satanizando a las serpientes. Asimismo, los mitos más populares son: a) Cuidado pica con la cola, b) Esa salta como dos metros, c) No la veas a los ojos, te va hipnotizar, etc. No importa lo imaginario de los mitos, siempre son una afirmación irrefutable, pero ¿Qué alimenta las creencias populares o mitos del campo? La respuesta es simple, la evangelización de nuestros pueblos indígenas influyó en el cambio de percepción de la serpiente como un Dios (Quetzalcóatl) a un ser maligno que representa el mal, lo que derivó en un nutrido cúmulo de historias populares o mitos que plantean afirmaciones de ciencia ficción. La realidad es que las serpientes no pican con la cola, no vuelan, no chicotean, no hipnotizan, no matan de manera instantánea al morder, y también es mentira que el orden de los colores, como el rojo junto al amarillo, identifique a la más venenosa.
El miedo
Todos los que amamos la naturaleza y nos gusta visitar el campo hemos tenido un encuentro con serpientes. Siempre nos causa pánico, asombro o nos mantiene alerta, se nos pone la piel chinita, pero no te preocupes porque es una reacción normal o emoción primitiva que tenemos todos los seres humanos y está asociada a nuestro instinto de supervivencia que los especialistas llaman miedo. Este comportamiento, según los expertos, se cree que es causado por la coexistencia de millones de años de nuestros ancestros primates y las serpientes venenosas como un peligro natural por su letalidad, lo que ha derivado en mecanismos de rápida detección y respuesta ante la presencia de ellas; así nuestro organismo genera conductas de alerta por órdenes de nuestro cerebro.
Nuestro miedo afecta la percepción del encuentro con las serpientes manifestándose en cuatro niveles: a) Cognitivo, se transforma en nuestros pensamientos e imágenes negativas acerca de la situación; b) Fisiológico, experimentamos cambios corporales que originan sensaciones incómodas; c) Conductual, origina acciones hacia el estímulo, como paralizarnos, huir o llorar; y d) Neuronal, el origen de esta conducta es en el la región del cerebro llamada amígdala, que se encarga de regular las emociones o acciones de supervivencia. Por lo anterior, el miedo puede causar que veamos serpientes gigantes, de otros colores o agresivas, empezamos a sudar o nuestro ritmo cardiaco se acelera, lo que nos causa la necesidad de llorar, huir o no saber qué hacer y, por último, intentar matar la serpiente para liberarnos de la amenaza, como una estrategia primitiva de supervivencia.
El turismo de naturaleza
Aunque no lo creas, existimos personas que vivimos de buscar y manipular serpientes, y no somos merolicos. ¡Así como lo escuchas! México es el paraíso de las serpientes para los naturalistas. Gracias a las grandes producciones televisivas como National Geographic, Animal Planet o Discovery Channel, al acceso a la tecnología y a la existencia de las redes sociales, miles de turistas están dispuestos a viajar para observar y fotografiar especies raras o desconocidas. México y Australia son los países más atractivos, y algunos biólogos, naturalistas y guías de campo, hemos decidido convertir el encuentro con serpientes en experiencias únicas y satisfactorias. Te preguntarás ¿Cómo lo hacemos? Muy fácil, desarrollamos productos turísticos como Herping ZOOngolica que te permiten hospedarte en lugares únicos, realizar recorridos en senderos interpretativos, capturar y fotografiar serpientes sin ningún riesgo con la ayuda de profesionales. Así, tus redes sociales como Instagram, Facebook, HerpMapper o Naturalista, te llenan de satisfacción personal y colectiva, pues por naturaleza somos exploradores y anhelamos el reconocimiento de nuestros grupos sociales.
Para finalizar
Este sencillo escrito surge por la inquietud de un turista de naturaleza que tenía miedo a las serpientes, pero su trabajo es la divulgación de la ciencia, por lo que es mi compromiso compartir esta información. Las serpientes son tan diversas y tan bonitas que debemos dejarlas vivir en su entorno, existen tantas especies en México que hay un 80 % de probabilidad que tengas un encuentro con una serpiente inofensiva, pero los mitos con los que hemos crecido y nuestro miedo ancestral, puede ocasionar una mala experiencia con las serpientes en general, sin olvidar que el 20 % tienen veneno capaz de causarnos una lesión grave o la muerte.
Las serpientes coralillos, como te expliqué, no tienen una combinación de colores que permita distinguir las venenosas de las no venenosas, por eso te recomiendo no manipular ninguna serpiente anillada, y si deseas fotografiar o manipular ejemplares silvestres, siempre solicita la ayuda de un especialista y, lo más importante, les recomiendo analizar la siguiente reflexión:
«Cuando respetemos a la naturaleza, entenderemos porque la evolución nos permitió ser parte de la biodiversidad»
Para Saber Más:
Arbor A. (2016). ¿Serpientes mortales o buenas impostoras? La evolución del mimetismo. Ciencia y Tecnología, University of Michigan. https://espanol.umich.edu/noticias/2016/07/21/serpientes-mortales-o-buenas-impostoras-la-evolucion-del-mimetismo/
DGDH-Facultad de Psicología. (2022). El miedo, una alarma mental para proteger la integridad. Global Revista. UNAM. https://unamglobal.unam.mx/el-miedo-una-alarma-mental-para-proteger-la-integridad/
Martínez-Vaca León O.I. y Manjarrez J. (2017). El uso de señales aposemáticas en serpientes: contra advertencia no hay engaño. Ciencia Ergo Sum., 24(3), 267-275.
https://www.redalyc.org/journal/104/10452159013/10452159013.pdf
Miguel Ángel de la Torre-Loranca. Herping ZOOngolica, Finca Santa Martha Ecosuites, Ocotepec. Los Reyes, Veracruz, México.
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