LO QUE DEBES SABER DEL CAFÉ

Escrito por Elda Castro Mercado y Ernesto García Pineda

El consumo de café ha ido en aumento en nuestro país en los últimos años y es que el aroma y el sabor de una taza de buen café son motivos para no resistirse a disfrutar de esta deliciosa bebida. Su preferencia de consumo está por encima de los refrescos, las bebidas energizantes, leche, chocolate, té y agua. Aun así, el consumo por persona al año es bajo comparado con otros países, pues aunque los mexicanos consumimos en promedio 1.1 kilogramos de café al año, consumo que nos ubica en los últimos lugares a nivel mundial, en Finlandia, el mayor consumidor de café, se consumen aproximadamente 12 kilogramos por habitante al año, en Estados Unidos hasta 5.5 kilogramos y en Centroamérica 3.5 kilogramos.

¿Qué contiene el café?

El principal componente del café es un compuesto químico llamado cafeína y a él se le atribuyen los efectos que conocemos de esta bebida. La cafeína es un alcaloide blanco que también se encuentra en el té, en otros vegetales y en productos alimenticios como el chocolate y las bebidas refrescantes de cola. En su forma más pura son cristales de sabor amargo y pertenece a un conjunto de compuestos químicos llamados xantinas, compuestos estimulantes del sistema nervioso central.

¿La cafeína es adictiva?

La cafeína se considera la droga psicoactiva más ampliamente consumida en el mundo. Tiene el potencial de alterar el pensamiento, el comportamiento y los estados de ánimo de las personas. Cuando la consumimos, no se acumula en el organismo; se degrada en el hígado y se elimina por la orina entre 3 y 6 horas después de su consumo. No es adictiva, no produce síndrome de abstinencia como el tabaco u otras drogas, pero sí podemos acostumbrarnos a las reacciones que produce en nuestro organismo y sentirnos como adictos.

El consumo de la cafeína produce un aumento de la tolerancia, la cual se puede perder si la dejamos de consumir. Por lo que para conseguir los mismos efectos, cada vez tendremos que tomar más cafeína. Sin embargo, si consumimos cafeína en altas concentraciones provoca taquicardia, incremento en las palpitaciones, una subida rápida en la presión sanguínea y un pequeño decremento en el ritmo cardiaco.

Su contenido en los alimentos varía.Por ejemplo, en el café podemos encontrar una concentración de entre 40 a 180 mg por cada 150 mL, en el té de entre 24 y 50 mg por cada 150 mL, en el refresco de cola de entre 15 y 29 mg por cada 180 mL, y en el chocolate de 36 mg por cada 28 g.

¿Qué tanta cafeína consumimos?

Parece ser que independientemente de la fuente de donde se consuma, la cantidad que consumimos está en un valor estimado entre 70 o 76 mg por persona al día, pero puede alcanzar niveles de entre 210 a 238 mg al día entre la población de Estados Unidos y Canadá, o más de 400 mg por persona al día en Suecia y Finlandia, donde del 80 al 100% de la cafeína proviene del consumo de café.

La absorción de la cafeína se realiza en el tracto gastrointestinal, es rápida y alcanza el 99% en humanos en aproximadamente 45 minutos después de la ingestión. Las propiedades de solubilidad en lípidos de la cafeína permiten que pase a través de todas las membranas biológicas. Una vez que la absorbemos, nuestro hígado la metaboliza y la transforma en otros compuestos químicos derivados de las xantinas, algunos de ellos tienen también una importante actividad farmacológica, por ejemplo, la teofilina relaja el músculo liso de los bronquios y se usa para el tratamiento del asma, y la paraxantina incrementa el metabolismo de los lípidos.

¿Por qué nos quita el sueño?

Es bien conocido que la cafeína retrasa el sueño, pero este efecto puede ser variable. Se sugiere que existen diferencias entre las personas a la sensibilidad a la cafeína y que las personas más sensibles a sus efectos sobre el sueño podrían metabolizar más lentamente la cafeína. Pero un aspecto positivo de su consumo es que mejora el rendimiento en el trabajo durante las jornadas nocturnas sin comprometer severamente el sueño durante el día.

Como todos lo hemos experimentado alguna vez, la ausencia de sueño es una de las consecuencias más notables de consumir café, incluso si lo tomamos en cantidades pequeñas y este efecto se debe a que bloquea a un receptor celular de un compuesto químico llamado adenosina. Cuando el receptor se une a la adenosina se estimula el sueño. Los efectos de la adenosina pueden ser bloqueados o disminuidos en individuos que consuman grandes cantidades de estimulantes como la teofilina (presente en el té), la teobromina (en el chocolate) y la cafeína (en el café). De este modo los efectos estimulantes del café son debidos a su capacidad de inhibir la acción de la adenosina, al competir por los mismos receptores.

Finalmente, no obstante su amplio consumo, la intoxicación por el consumo de la cafeína ocurre raramente. La dosis letal de cafeína se estima que es de 10 g, lo cual corresponde aproximadamente a 100 tazas de café concentrado. Una sobredosis de cafeína puede provocar ansiedad e incrementar la presión arterial, lo que puede representar un riesgo para la salud de algunas personas. Más recientemente se ha expresado una preocupación acerca de la habilidad de la cafeína para incrementar el colesterol. Ahora se sabe que este incremento se debe a dos compuestos presentes en el café llamados cafestol y kahweol. Estos compuestos normalmente se eliminan cuando el café es preparado por filtración o en el café instantáneo, pero están presentes en el café hervido, en el expreso y en el moka, pero un consumo bajo de café contribuye poco a la generación de problemas cardiovasculares.

Así que, y tú… ¿cuántas tazas de café tomas al día?


Elda Castro Mercado, es Maestra en Ciencias en Biología Experimental. Instituto de Investigaciones Químico Biológicas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Ernesto García Pineda, es Doctor en Ciencias y Profesor Investigador Titular en el Instituto de Investigaciones Químico Biológicas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

 

Para saber más:

http://www.anacafemexico.com

Viani R. 1996. Caffeine Consumption, in Proceedings of the Caffeine Workshop. Thai FDA and ILSI, Bangkok.

Barone JJ, Roberts HR. 1996. Caffeine consumption. Food Chem Toxicol. 34:119–129.

Fredholm BB, Battig K, Holmen J, Nehlig A, Zvartau EE. 1999. Actions of Caffeine in the Brain with Special Reference to Factors That Contribute to Its Widespread Use. Pharmacological Reviews. Vol. 51, No. 1.

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