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Los cambios en el clima han venido variando en las últimas décadas, siendo más común percibirlos en cualquier parte del planeta, principalmente, como consecuencia de las actividades naturales como la intensidad de la luminosidad solar y las erupciones volcánicas, siendo estas causas, generalmente, de menor impacto en la variación climática, ya que los eventos son esporádicos; asimismo, las actividades humanas como el cambio de uso de suelo, la quema de combustibles fósiles, la deforestación, entre otros, también son causantes de las variaciones en el clima.
El cambio climático generado en las últimas décadas se ve reflejado en la cantidad de lluvia, heladas, aumento de temperatura, entre otras. Estos cambios generan problemas en diversos ambientes como en el agrícola, donde se ha visto una reducción de productos alimenticios. De igual manera, el incremento en la temperatura ha desencadenado problemas de salud en la población humana.
Ondas de calor
Las ondas de calor son periodos, usualmente de varios días, en el que ocurren temperaturas significativamente mayores a los promedios registrados. Informes internacionales, como el quinto reporte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) en 2012, indica que durante el siglo XXI es muy probable que ocurran ondas de calor con mayor frecuencia y de mayor duración. Por su parte, el reporte especial sobre eventos extremos del IPCC es contundente, y declara que es prácticamente seguro que durante este siglo ocurrirán incrementos en la frecuencia y magnitud de temperaturas cálidas extremas y disminuciones en los extremos fríos.
Estudios han revelado que el 37 % de las muertes anuales causadas por olas de calor son consecuencia del cambio climático derivado de actividades humanas. Los resultados, publicados en Nature Climate Change, estimaron que en las últimas tres décadas la temperatura promedio a nivel mundial se encuentra por arriba de 1 °C, en contraste con el clima que se presentaba previo a la industrialización. Sin embargo, hay regiones que han alcanzado hasta más de 2 °C debido a la sobrepoblación.
Como efecto de las olas de calor se asocia el «golpe de calor», que se produce cuando la temperatura corporal en las personas se eleva por encima de los 39.4°, ya sea por efecto de la temperatura ambiental alta o por una actividad física vigorosa, en la que el organismo es incapaz de regularla.
Elaboración propia: Miguel Santoyo Martínez.
Consecuencias del golpe de calor
El calor extremo puede ocasionar diversas afectaciones que van desde quemaduras de piel, calambres, agotamiento, insolación y el golpe de calor, este último de las afectaciones más riesgosas, principalmente porque se le resta importancia; sin embargo, las consecuencias pueden llegar a ser fatales. Dentro de los síntomas más comunes del golpe de calor están el dolor de cabeza, la sequedad y el enrojecimiento de la piel, mareos, sensación de debilidad, la sudoración excesiva al principio, ausencia de sudor, hiperventilación, asfixia y ataques con convulsiones. El golpe de calor presenta síntomas de rápido aumento en el nivel de temperatura del cuerpo, afectando el sistema nervioso central, por lo que es necesaria la asistencia del personal de salud para realizar un control y verificar el estado del paciente, principalmente en los niveles de temperatura y frecuencia cardíaca.
Fuente: Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), 2021.
Las personas que residen en zonas urbanas tienen un mayor riesgo de sufrir los efectos de una ola de calor prolongada que los que residen en zonas rurales, ya que es en las zonas urbanas donde se concentra y se mantiene por mayor tiempo una sensación térmica alta, derivado de los materiales con los que están construidas las avenidas, las viviendas y por la reducción en sus espacios verdes, siendo la población más vulnerable ancianos, niños pequeños, enfermos crónicos y personas con obesidad.
Las recomendaciones que se hacen para reducir las afectaciones por golpes de calor son el uso de ropa ligera, holgada y de colores claros, tomar abundante agua, uso de sombreros o gorras, permanecer en espacios ventilados, evitar la incidencia de la luz solar entre las 12 y 16 horas, así como reducir la actividad física durante este periodo, sobre todo en primavera y verano. Además, se recomienda colocar termómetros en lugares públicos para tener conocimiento del registro de la temperatura para así reducir los riesgos por las ondas de calor.
Golpes de calor en México
En México, se estima que la temperatura promedio anual durante los próximos 80 años podría llegar a aumentar hasta en un 4.8 °C, con una disminución de las precipitaciones en aproximadamente 10 %, lo que podría afectar la salud, sobre todo en los grupos más vulnerables del país. La estadística del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) registró mil 200 casos de personas atendidas por golpes de calor en 2019, de las cuales 15 perdieron la vida. Si bien nuestro país no se encuentra dentro de la lista de las áreas más afectadas por estos cambios, se recomienda estar alertas ante las olas de calor que se presentan anualmente.
En las proyecciones del cambio climático para México a lo largo del próximo siglo, se estima que las olas de calor serán más frecuentes, intensas y con mayor duración, incluso en regiones en las que actualmente no se presenten olas de calor, por lo que se necesita plantear el desarrollo de programas para reducir la letalidad de estos desastres de origen meteorológicos.
Los estados de la República mexicana que presentan los registros de temperatura más altos de acuerdo a la CONAGUA son Campeche, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, donde la temperatura oscilarán entre los 40 y 45 °C; mientras que, en Colima, el suroeste del Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, norte y suroeste de Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa y Tamaulipas, se espera una temperatura máxima de 40 °C. Los estados donde el termómetro puede alcanzar los 35 °C son Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Ciudad de México, Coahuila, Durango, Hidalgo, Nuevo León, Sonora y Zacatecas.
El incremento de la temperatura se manifiesta en efectos directos e indirectos en el sector económico, industrial, agrícola, ambiental y salud. Este último, ha repercutido drásticamente en la población a nivel global y nacional, por tanto, se recomienda a la población que se mantenga en espacios frescos y con sombra, hidratados, evitar exponerse al sol durante largas jornadas de tiempo, fomentar la reforestación y el cuidado de áreas verdes para reducir riesgos.
Para Saber más:
Jáuregui, J., Ávila, M. y Tovar, R. (2020). Cambios en la mortalidad por eventos climáticos extremos en México entre el 2000 y 2015. Revista de Estudios Latinoamericanos sobre Reducción del Riesgo de Desastres (REDER), 4(1), 80-94. https://www.revistareder.com/ojs/index.php/reder/article/view/43/46
Palma, A.O., Ceballos, M.R., Reyes, V., Basto, C. y Barzallo, B. (2017). Heat stroke detection system based in IoT. IEEE Second Ecuador Technical Chapters Meeting (ETCM), Salinas, Ecuador, 1-6. https://ieeexplore.ieee.org/document/8247509
Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). (2012). Informe especial sobre la gestión de los riesgos de fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la adaptación al cambio climático. Resumen para responsables de políticas. Nueva York: PNUMA. https://archive.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.shtml
Miguel Santoyo-Martínez. Investigador independiente, Cuautla, Morelos, México.
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Arcaeli Gabriela Andrade-Servín. Profesora de asignatura de la Facultad de Ingeniería Mecánica, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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