¿Sabes qué te dice ese paisaje?

Escrito por Susana Maza Villalobos Méndez

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Cuando era niña viajaba en carretera con mis padres y me encantaba observar por la ventana el verdor de los bosques, era como estar frente a un mar verde que se perdía entre las montañas. Ahora de adulta viajo nuevamente por esas carreteras y todo es diferente, ese mar verde de bosques o selvas casi ha desaparecido. Si tengo suerte a veces solo veo pequeñas islas esmeraldas perdidas entre cultivos, zonas deforestadas, casas y caminos. Cuando veo una mancha verde tengo que poner mucho cuidado, la mayoría de veces esas manchas son grandes extensiones de monocultivos, como la palma africana en la costa de Chiapas o las huertas de aguacate en Michoacán.

Desafortunadamente estos escenarios de transformación no son únicos para las carreteras que recorro. La deforestación y la degradación de bosques y selvas en el mundo son alarmantes y representan una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en el planeta. Además, la fauna, flora y demás biodiversidad que antes existía en esas grandes extensiones de bosques o selvas, ahora tienen que subsistir en fragmentos cada vez más pequeños y aislados, y desafortunadamente muchas especies no logran permanecer y desaparecen.

La deforestación y la transformación de los ecosistemas naturales no se da de manera ordenada, como cuando partimos un pastel en rebanadas continuas, una detrás de otra, y en donde todas tienen un tamaño similar. Por el contrario, la cantidad de área que se transforma varía tanto de forma como de tamaño, y las nuevas actividades que se desarrollan en esos lugares también son muy variadas, pudiendo ser campos ganaderos, cultivos de sombra, monocultivos, establecimiento de viviendas, cercas vivas, caminos, granjas, etc., las cuales a veces comparten escenario con otros elementos naturales como ríos, lagos, lagunas y demás. Como resultado de esta transformación, lo que antes veíamos como un paisaje continuo de vegetación conservada, ahora es una especie de mosaico irregular, en donde se encuentran diferentes tipos de cobertura o uso de suelo.

 

Ecología del paisaje

La ciencia que se encarga de estudiar los efectos de los cambios en el paisaje sobre la biodiversidad, desde diversidad genética hasta diversidad de funciones ecosistémicas, se llama ecología del paisaje. El paisaje puede definirse, de manera general, como una porción de territorio que puede estar compuesto por varios tipos de vegetación o usos de suelo. Al decir uso de suelo nos referimos a las actividades que se desempeñan en un área determinada, como: asentamientos humanos, caminos, zonas deforestadas, cultivos, actividades ganaderas, incluyendo vegetación conservada o perturbada, así como ríos, lagos, lagunas, montañas, etc.

De manera general podemos hablar de dos características del paisaje, su composición (tipos y cantidades de coberturas o usos de suelo) y su configuración (distribución espacial, tamaño, forma, número de unidades de las diferentes coberturas o usos de suelo). Dependiendo como sea la composición y configuración del paisaje, la respuesta de la biodiversidad puede variar. Veamos unos ejemplos. En la siguiente figura, los escenarios A y B tienen la misma composición, es decir la misma cantidad de bosque (+ 15%) y la misma cantidad de pastos para ganado (+ 85%), pero la configuración es diferente. Mientras en el escenario A, el bosque está distribuido en un bloque (forma) y en un extremo del paisaje (distribución espacial), en el escenario B el bosque forma una especie de corredor que se distribuye atravesando el pastizal. Ahora bien, imagina que eres una ardilla, un roedor o cualquier otro animalito del bosque, que como cualquier otro ser vivo necesita de agua para vivir y trata de contestar ¿en cuál de estos dos escenarios crees que sería mejor vivir, A o B? Posiblemente el escenario B sea mejor, porque ese corredor de vegetación te permitiría atravesar el pastizal hasta la fuente de agua, con mayor protección ante tus depredadores; por ejemplo, para las aves rapaces sería más fácil ubicarte si caminas sobre el pastizal que si lo haces dentro del bosque. En algunos trabajos realizados en las selvas tropicales lluviosas de Los Tuxtlas en Veracruz y de la Selva Lacandona en Chiapas, algunos ecólogos del paisaje han demostrado que en paisajes en donde existen pequeños fragmentos o pedazos de selva y corredores de vegetación existe movimiento de monos aulladores, quienes usan esos corredores para buscar alimento.

 Si bien los escenarios A y B son posibles de ver en la realidad, los paisajes en el trópico suelen ser más complejos, como los mostrados en los escenarios C y D, los cuales tienen diferente composición y configuración. En el escenario C la cantidad de bosque se ha reducido y por lo tanto han aumentado las zonas de actividades agropecuarias (cultivos y ganado). También observamos que, mientras en el escenario C la mayoría de cultivos son herbáceos y hay una dominancia de cultivo de palma, en el escenario D hay otros cultivos diferentes, e incluso cultivos que integran árboles (como los sistemas agroforestales de cacao y café de sombra). Incluso, en el escenario D observamos un árbol aislado, el cual además de darle sombra al ganado y a los trabajadores del campo, proporciona refugio a una amplia diversidad de animales y plantas, y nutrientes al suelo. Después de describir estos escenarios, ahora piensa que eres un árbol de la selva, de frutos carnosos, que necesita de insectos para ser polinizado (ej. abejas) y de mamíferos y aves para dispersar tus semillas (es decir para que tus semillas lleguen a otros lados y se establezcan).

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En ¿cuál de todos los escenarios te convendría vivir, A, B, C o D?

Si vives en el escenario A, es muy probable que tus flores sean polinizadas solo por las abejas que viven en ese fragmento de bosque y que tus semillas no alejen mucho de ese pedazo de vegetación. En el escenario B, la distancia que tus semillas podrán recorrer será mayor siempre y cuando los dispersores usen el corredor para moverse. En el escenario C, tu hábitat (es decir el bosque donde vives) se ha reducido y dividido en dos fragmentos pequeños que está rodeados de palma y de pastizal, en este escenario es probable que también tus polinizadores se hayan reducido en número (ej., reducción poblacional) lo cual reduce los eventos de polinización para tus flores. En relación con tus semillas es probable que algunos de tus dispersores, por ejemplo, algunos roedores, se aventuren a caminar bajo la copa de las palmas y así llevar tus semillas de un fragmento de bosque a otro, e inclusive a zonas de palma o de otros cultivos donde los roedores se sientan protegidos.

Finalmente, en el escenario D, además de tener el corredor de vegetación a lo largo del pastizal, el ambiente que está alrededor (lo que los especialistas llaman matriz circundante) está conformado por una variedad más amplia de usos de suelo, en comparación con los escenarios A, B y C. En la matriz del escenario D es posible que las abejas que polinizan tus flores encuentren otras fuentes de alimento en la diversidad de cultivos que hay (ej., polen y néctar de las huertas de mango), lo cual les permite adaptarse a este paisaje transformado. Esta misma matriz puede proporcionar alimento y refugio a tus dispersores de semillas, quienes se moverán con mayor facilidad y seguridad entre las diferentes unidades de uso de suelo, llevando consigo tus semillas.

Algo muy importante en los estudios de ecología del paisaje es la escala, es decir, la extensión territorial en la cual se van a manifestar los fenómenos o los organismos de nuestro interés, debido a esto la escala espacial depende de nuestro estudio. Por ejemplo, si queremos conocer cuáles son las fuentes de alimentación (ej., especies de plantas que usan para obtener polen y néctar) de algún animal, no podemos usar la misma escala de estudio para la hormiga arriera (Atta cephalotes) que se mueve cerca de 100 m alrededor de su nido, que para la abeja europea (Apis mellifera) que tiene un rango de vuelo de más de 12 km entorno a su colmena; aunque los dos son insectos, cada especie tiene un comportamiento diferente.

 

Escenarios hipotéticos de un paisaje modificado por actividades agropecuarias (Elaboración propia).

Biodiversidad, conservación y paisajes

Conocer y entender cómo funcionan y se relacionan los diferentes elementos de un paisaje para el mantenimiento de la biodiversidad, lo que incluye servicios ambientales como: la protección del suelo, la recarga de acuíferos, la producción de alimentos, el mantenimiento de polinizadores, la atenuación de plagas, etc., nos proporciona herramientas muy valiosas para la creación de mejores estrategias para el manejo de los recursos naturales, la conservación de la biodiversidad y el ordenamiento territorial. En las siguientes imágenes, tomadas en cámaras trampa, podemos ver a una pecarí de collar (Pecaru tajacu) (A) y a un ocelote (Leopardus pardalis) (B), registrados en fragmentos (90 ha) de selva adyacente a la Reserva de la Biósfera de Montes Azules, Chiapas. (Crédito: Sergio Nicasio-Arzeta)

A) Pecarí de collar (Pecaru tajacu); B) Ocelote (Leopardus pardalis). Fotografías: Sergio Nicasio-Arzeta.

Aunque hace falta mucho que explorar sobre la ecología del paisaje, los expertos mencionan que la mejor forma de mantener la biodiversidad es a través de la conservación de sus hábitats, por ejemplo, con áreas naturales protegidas. Sin embargo, ante la realidad que tenemos de ambientes transformados, algunas técnicas de enriquecimiento podrían atenuar un poco los efectos negativos de esta deforestación y degradación ambiental, como puede ser la presencia de árboles aislados, el uso de cercas vivas con diferentes especies de árboles para delimitar los terrenos, las actividades agroforestales, el enriquecimiento de parcelas con flora nativa para los polinizadores y otras más.

En tu próximo viaje por carretera o avión, te invito a mirar tu entorno con otros ojos, observa el paisaje, sus diferentes unidades, las formas y disposición de éstas y piensa en todas las implicaciones que esta transformación tiene en el ecosistema.

 

Agradecimiento: Al proyecto "Moderación del paisaje sobre patrones de biodiversidad: contribución a la teoría ecológica del paisaje" (320718) financiado por Ciencia Básica y/o Ciencia de Frontera: Paradigmas y Controversias

de la Ciencia 2022, de CONACYT.

 

Para Saber Más:  

Arroyo-Rodríguez V., Moren, C.E. y Galán-Acedo C. (2017). La ecología del paisaje en México: Logros, desafíos y oportunidades en las ciencias biológicas. Revista Mexicana de Biodiversidad, 88, 42-51. https://doi.org/10.1016/j.rmb.2017.10.004

 

Arroyo-Rodríguez V. (2018). Ecología de paisajes fragmentados, una disciplina científica de gran valor teórico y aplicado. Boletín de la UNAM, campus Morelia, 72, 1-3. http://www.morelia.unam.mx/vinculacion/boletines/72_2018%20mar-abr.pdf

 

García D. (2011). Efectos biológicos de la fragmentación de hábitats: Nuevas aproximaciones para resolver un viejo problema. Ecosistemas, 20, 1-10. https://www.redalyc.org/pdf/540/54022121001.pdf

Susana Maza Villalobos Méndez. CONACYT-ECOSUR. Grupo de Agroecología, Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente. Chiapas, México.

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