Desde grandes extinciones hasta soberbias y admirables adaptaciones, así han sido los resultados del constante torneo por la supervivencia de las especies y las condiciones climáticas que se han presentado en el planeta Tierra. Este análogo espectáculo deportivo es un ritual de confrontación en donde los equipos libran una batalla por el dominio del terreno de juego para no ser eliminados del torneo. Así, un gol es una proeza excepcional que les brinda una oportunidad de supervivencia en un juego donde todo se vale.
El juego de esta jornada lo disputan el equipo de las abejas vs. el cambio climático. La alineación de las abejas es representada por la especie Apis mellifera, famosa por su acción polinizadora y empleada en la apicultura para la producción de diversos bienes como miel, cera, polen, propóleos, apitoxina, jalea real, entre otro productos. A. mellifera vive en colonias de miles de individuos que requieren de un constante suministro de alimento para el mantenimiento, crecimiento y multiplicación de sus colonias, por lo que las condiciones ambientales tienen una influencia fundamental.
El cambio climático a lo largo de las eras geológicas, ha sido importante para el desarrollo de la vida y la biodiversidad. En este encuentro, temperatura y precipitación serán los que alineen, representando al equipo del cambio climático, en el que las variaciones de estos factores son importantes: temperatura como parte del calentamiento global (aumento a largo plazo de la temperatura media del sistema climático de la Tierra) y precipitación con desfases en su presencia.
¡Arranca el juego!
Después de la previa, damos inicio. —El saque lo tiene el equipo del cambio climático que en pocos segundos se enfila hacia la portería contraria—. El planeta ha experimentado cambios en su sistema climático que han contribuido a la evolución y existencia de las especies que lo habitan, por lo que las especies que lo experimentan se adaptan y evolucionan, o desaparecen. —Pase largo de balón hacia la adaptación—. Es un cambio que ocurre en el corto plazo para que un organismo pueda vivir y garantizar su reproducción debido a las variaciones en su entorno. Sin embargo, algunos organismos tienen que evolucionar a través de un proceso sucesivo en el que se van transformando durante varias generaciones para lograr la supervivencia. Así, los cambios en las condiciones climáticas y atmosféricas, han sido los desencadenantes en ambos procesos.
—Tiro a la portería y esto es un ¡Golazo, golazo, golazo! del cambio climático—. Gracias a estos cambios, conocemos la biodiversidad actual, un ejemplo son las mismas abejas que evolucionaron a partir de sus antepasados las avispas, como respuesta al cambio climático durante el Plioceno-Pleistoceno, donde surgió la abeja Apis mellifera.
—Se reanuda el juego y las abejas mueven el esférico—. La abeja A. mellifera existe desde hace más de 20 millones de años, dado los cambios en el clima, las que han soportado periodos de intenso calor o intenso frío, a los que se han adaptado a través del aprovisionamiento de alimento. —Vemos triangulaciones con toques cortos de balón—. De esta forma, surge un proceso de coevolución entre las abejas y las plantas. Aquí, las abejas presentan adaptaciones fisiológicas para obtener el alimento, como el largo de la probóscide (el órgano bucal de forma alargada de las abejas y otros insectos); por su parte, las plantas desarrollaron adaptaciones como la producción de flores atractivas para las abejas (colores, olores y principalmente la producción de néctar y polen). —Se acercan a la portería, tiro, tiro y… ¡Goooool! ¡Goooool! de las abejas—. Esta interacción coevolutiva ha influido de forma positiva en la gran diversidad de flores que vemos actualmente, favoreciendo la polinización y la producción de frutos. —Con esta anotación de las abejas, se acaba la primera mitad de este partido, pausa y volvemos—.
Imagen de su mx en Pixabay
Segundo tiempo
—Se reinicia el encuentro. Las abejas mueven el esférico, pero el conjunto del cambio climático rápidamente roba el balón y acelerara el ritmo—. En las últimas décadas, los efectos del cambio climático se han intensificado y ha sido atribuido directa o indirectamente a las actividades humanas, intensificando el proceso de calentamiento global. —¡Tiro, tiro! Y rebota en el poste—.
—Saque de meta, las abejas despejan desde su portería, rápidamente la temperatura roba el balón—. Así, en los días más calurosos, las abejas se obligan a recolectar un mayor volumen de agua y a ventilar la temperatura dentro de la colonia, descuidando otras actividades, como la limpieza. —La temperatura se enfila y es un ¡Goool! ¡Golazo!—. Pese a la temperatura del ambiente, las abejas mantienen la colonia en un intervalo de 33 a 35 °C, generando corrientes de aire con sus alas para que las crías (larvas y pupas) se desarrollen de forma exitosa. Temperaturas por encima de este intervalo puede provocar daño neuronal o la muerte en las crías, además de promover el desarrollo de patógenos por la falta de limpieza. En caso contrario, si la temperatura desciende por periodos prolongados, obliga a las abejas a mantenerse en confinamiento y calentar la colonia, lo que aumenta la probabilidad de que se extiendan enfermedades causadas por el encierro.
—Las abejas reanudan el juego. Saque de centro, el cambio climático roba nuevamente el balón y manda un pase largo a la temperatura y dispara a la portería—. Las variaciones de la temperatura también impactan en la relación coevolutiva planta-abeja, creando un desfase temporal entre la disponibilidad del alimento y la dinámica poblacional del insecto. —Y esto es un ¡Gooool! Contundente, señoras y señores, otro gol del cambio climático—. La abundancia y variedad floral está determinada por las condiciones climáticas que rigen el ciclo de vida de las plantas, por ello, las abejas acumulan alimento en los meses en que es abundante; sin embargo, si la floración se retrasa y además es poco abundante, las abejas no tienen tiempo ni recurso suficiente para almacenar lo necesario.
—Se reanuda la jugada. Pase para la precipitación que domina el esférico, el jugador pasa la línea defensiva y va con todo—. En los ecosistemas de selvas tropicales la cantidad de precipitación es importante, pero también lo es su distribución temporal. Los modelos de predicción del cambio climático prevén una reducción en la distribución de la precipitación anual con mayor frecuencia de eventos extremos. —Tiro y… lo detiene el portero. ¡Qué jugada!—. En ecosistemas con estaciones marcadas por la precipitación, si el periodo de secas se prolonga, las floraciones se pueden retrasar; si la lluvia se presenta de forma inesperada o torrencial durante la floración, provoca la caída de las flores, detiene el flujo de néctar y reduce las concentraciones de azúcares contenidos en el mismo, necesarios para la producción de miel. Sin embargo, aún bajo estas condiciones, las abejas logran recolectar lo necesario para alimentar la colonia.
—Aquí viene el saque de meta, es un pase corto a la defensa de las abejas, aún están cerca del área chica, pase a la línea de centro, dominan el terreno y se dirigen al arco contrario—. En general, los insectos responden de manera más rápida que las plantas a los cambios de temperatura y precipitación en el ambiente; la especie A. mellifera ha presentado algunas variaciones morfológicas y de comportamiento para habitar en condiciones ambientales con bajas temperaturas. —¡Goool! ¡Goool! De la escuadra de las abejas. Una jugada rápida… Un momento, el árbitro acaba de anular el gol ¡Esto no puede ser! Veamos la repetición—. Aunque se ha observado potencial de A. mellifera a bajas temperaturas y con diferencias morfológicas (pelaje más largo, coloración más obscura) y de comportamiento (mejor aprendizaje por olfato y memoria para ubicar las fuentes de alimento), las comparaciones con especies homólogas que habitan en regiones similares, hacen suponer que esas características no son imprescindibles para que la abeja melífera habite bajo esas condiciones, por lo que aún no se considera una adaptación de la especie. —Definitivo, el gol queda anulado y suena el silbato—. Así, damos por terminado este encuentro, con un marcador de tres a uno, reafirmando la supremacía del CAMBIO CLIMÁTICO.
Análisis final del encuentro abejas-cambio climático
Tuvimos un primer tiempo donde ambos equipos estaban a la par; sin embargo, el ritmo acelerado del cambio climático durante el segundo tiempo fue aplastando a las abejas. Las actividades humanas, de manera directa e indirecta, han acelerado este proceso, lo que dificulta a las especies adaptarse a los cambios ambientales que se les presentan. No obstante, el mismo ser humano ha emprendido acciones que ha permitido mantener a las abejas; la apicultura se ha promovido como una alternativa sustentable de aprovechamiento y conservación en áreas naturales, impulsando acciones que promueven la investigación, la conservación y el comercio de productos derivados de las abejas, por lo que habrá que esperar en un siguiente encuentro para ver qué otras estrategias presentan las abejas para adaptarse al cambio climático y evitar así su aniquilación.
Para Saber Más:
Álvarez-Ramírez A., Jiménez-González L., Ortiz-Muñoz E., Ruíz-García I. y Orozco-Hernández R. (2017). Influencia de las condiciones ambientales en la presentación de Ascosferosis (Ascosphaera apis) o cría de cal en Apis mellifera (abeja). Abanico Veterinario, 7(3), 37-46. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S2448-61322017000300037&script=sci_arttext
Castellanos-Potenciano B., Gallardo-López F., Díaz-Padilla G., Pérez-Vázquez A. y Landeros-Sánchez C. (2017). Spatio-temporal mobility of apiculture affected by the climate change in the beekeeping of the Gulf of Mexico. Appl. Ecol. Environ. Res., 15(4), 163-175. http://www.aloki.hu/pdf/1504_163175.pdf
Castellanos-Potenciano B.P., Gallardo-López F., Sol-Sánchez A., Landeros-Sánchez C., Díaz-Padilla G., Sierra-Figueredo P. y Santivañez-Galarza J.L. (2016). Impacto potencial del cambio climático en la apicultura. Revista Iberoamericana de Bioeconomía y cambio climático, 2(1), 1-19. Vista de Impacto potencial del cambio climático en la apicultura (camjol.info)
Eder Ramos Hernández. Campo experimental Huimanguillo, INIFAP-CIRGOC, Investigador.
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Blanca Patricia Castellanos-Potenciano. Campo experimental Valles Centrales Oaxaca, INIFAP-CIRPAS, Investigadora.
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