Las enfermedades de transmisión sexual son infecciones que se transmiten a través del contacto sexual de una persona a otra. La tricomoniasis es una de estas enfermedades de tipo viral más frecuente y curable, que afecta tanto a hombres como a mujeres y es provocada por el parásito Trichomonas vaginalis. El primer registro de este parásito fue en 1836 cuando el físico francés, Alfred Francois Donné, observó una muestra de flujo vaginal al microscopio de luz, detectando un «pequeño animal». La singularidad de este parásito permite identificarlo y distinguirlo de otros debido a sus cinco flagelos, los cuales posibilitan su movimiento ¡Y así se observa en el microscopio! Este parásito aparentemente no forma quistes y no sobrevive fuera de su hospedero, es decir, ¡nosotros los humanos!
La Organización Mundial de la Salud estima que más de un millón de personas contraen diariamente una enfermedad de transmisión sexual, por lo que cada año hay 156 millones de nuevas infecciones de tricomoniasis. En México, esta enfermedad es la duodécima causa de morbilidad asociada a enfermedades transmisibles. Aproximadamente el 75-80 % de los casos por tricomoniasis son asintomáticos, pero cuando se presentan síntomas, estos se manifiestan en un periodo de cinco a 28 días después del contacto directo con el parásito; asimismo, la infección puede durar de meses a años si no se trata adecuadamente.
Pero, ¿cómo nos afecta este pequeño parásito?
En el caso de las mujeres, se presenta un gran espectro de signos (una señal que puede ser vista por el médico) y síntomas (una señal que el individuo siente), como un flujo vaginal amarillento-verdoso, irritación vulvovaginal, dolor al orinar (disuria), dolor durante el sexo vaginal (dispareunia) y, aunque menos común, dolor abdominal bajo. Un hallazgo característico es la aparición de lesiones punteadas en la cavidad vaginal, conocido como cérvix de fresa. Generalmente, el diagnóstico de la tricomoniasis viene acompañado de otras infecciones como (i) vaginosis bacteriana que es la pérdida del equilibrio entre los diferentes tipos de bacterias que se encuentran en la vagina, (ii) candidiasis que es una infección provocada por el hongo Candida, y (iii) cervicitis o inflamación del cuello uterino relacionadas con otras ETS como clamidia o gonorrea.
Por su parte, en los hombres, esta infección puede provocar una inflamación en la uretra, próstata y testículos, en algunos casos también se presenta dolor al orinar y picazón en la zona genital. La descarga uretral también es un síntoma común.
¿Cómo se detecta la tricomoniasis?
La tricomoniasis se confirma mediante observación microscópica del parásito en una muestra de flujo vaginal o endocervical en mujeres, o de orina o semen en hombres. Si no se observa al parásito, entonces se realizan pruebas rápidas de antígenos y de amplificación de ácidos nucleicos específicos para T. vaginalis.
Tratamiento clásico contra T. vaginalis
El único tratamiento aprobado desde 1959 contra la tricomoniasis, se basa en el uso de los medicamentos de la familia de 5-nitroimidazol, como el metronidazol y tinidazol. Se recomienda una única dosis oral de 2 g, pero en pacientes con infección persistente se prolonga el tratamiento. Sin embargo, son comunes los casos donde se reportan efectos secundarios como dolor de cabeza, sabor metálico en la boca y malestares gastrointestinales, lo que favorece la interrupción del tratamiento. En mujeres embarazadas, se recomienda tratar la infección hasta el segundo y tercer trimestre. Algo importante es que el tratamiento administrado a las parejas sexuales del paciente previene la reincidencia, reduce la transmisión y evita los nuevos casos de infección. Pero recuerda ¡No debemos automedicarnos!
No es adecuado contar solamente con un tipo de medicamentos para tratar la tricomoniasis, debido a que en algunos casos los parásitos presentan resistencia a los nitroimidazoles, lo que quiere decir que el medicamento no mata al parásito y no hay otra opción terapéutica.
Problemas de salud relacionados con la tricomoniasis
Si la tricomoniasis no es tratada adecuadamente se vuelve crónica (problema a largo plazo) y puede cursar con un proceso inflamatorio que ocasiona complicaciones graves para la salud. En el caso de las mujeres embarazadas se llegan a presentar rupturas prematuras de las membranas placentarias, partos prematuros y el nacimiento de bebés con bajo peso. Resulta interesante el hecho de que se han reportado infecciones de tricomoniasis en niños prematuros, los cuales han mostrado infecciones en el tracto urinario y tracto respiratorio.
La tricomoniasis, en personas infectadas por el virus del papiloma humano (VPH), se relaciona con un aumento en el riesgo de contraer cáncer cervical y de próstata. Además, tanto en hombres como en mujeres, esta enfermedad de transmisión sexual se asocia con infertilidad. Mientras que, en algunos pacientes, aumenta la posibilidad de infectarse por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). ¡Por ello la enfermedad debe ser tratada inmediata y adecuadamente!
Las altas tasas de infección, el alto porcentaje de casos asintomáticos, las posibles complicaciones severas y el tratamiento basado en un solo tipo de antimicrobiano, han aumentado la necesidad de encontrar nuevos compuestos que ayuden a tratar la tricomoniasis. Es así como algunos compuestos derivados de plantas han sido estudiados como tratamiento opcional contra esta enfermedad.
Plantas medicinales contra parásitos
El tratamiento de las enfermedades mediante el uso de plantas medicinales es tan antiguo como la humanidad, y es el resultado de muchos años de lucha contra estos padecimientos. A través del conocimiento empírico, el hombre aprendió a buscar medicamentos en las cortezas, semillas, frutos y otras partes de las plantas. En los últimos años, el interés por descubrir fármacos en las plantas medicinales ha ido en aumento, principalmente debido a que estos presentan menos efectos secundarios. Tal ha sido el caso de las plantas con actividad contra T. vaginalis.
La investigación sobre productos naturales contra T. vaginalis tiene dos aproximaciones: 1) Se estudia al extracto crudo de una parte de la planta, es decir, la mezcla de compuestos extraída con un solvente particular y se determina su efecto antiparasitario; y 2) Se identifican las moléculas presentes en el extracto y se determina su actividad anti-Trichomonas. Para saber si el extracto de la planta o la molécula elegida tienen actividad anti-Trichomonas, estos se ponen en contacto directo con el parásito (ensayo in vitro) por un periodo (ej. 24 h) en condiciones de crecimiento adecuados. Después, con ayuda del microscopio, se evalúa si se provoca la muerte del parásito o detiene su crecimiento, contando aquellos parásitos que se mueven.
Se ha reportado que diversos extractos vegetales crudos inhiben el crecimiento de T. vaginalis, entre ellos: extractos de hojas de eucalipto rojo, toronjil de menta y salvia; semillas y aceite de falso comino; goma de lentisco; aceite esencial de artemisa, albahaca y lavanda. Entre los compuestos naturales identificados que tienen efecto anti-Trichomonas, están la alfa-tomatina, metasaponina-2 y arbutina aisladas de las hojas de jitomate, yerba mate y madroño, respectivamente; la procianidina y prodelfinidina extraídas de las hojas del chicozapote; la curcumina y el geraniol obtenidos del rizoma de la cúrcuma y del fruto del cardamomo negro, respectivamente. Sin embargo, existen pocos ensayos clínicos donde se evalúa el efecto de productos vegetales en pacientes con tricomoniasis, destacando aquellos realizados con la menta en Brasil y el tomillo en Irán.
El oro verde contra la tricomoniasis
Después de China, México es el segundo país con mayor conocimiento en medicina tradicional, y entre las plantas medicinales de uso en nuestro país, están las distintas partes del aguacate criollo mexicano (Persea americana var. drymifolia), las cuales se han utilizado por sus propiedades medicinales para tratar diarreas, disentería, dolor de dientes y para el embellecimiento. Diversas investigaciones científicas confirman que las hojas del aguacate contienen compuestos (ej. β-pineno, ácido hexadecanoico, etc.) con actividad antifúngica, larvicida e insecticida. En la pulpa de los frutos, se encuentran compuestos fenólicos con efecto antioxidante, antiinflamatorio y antimicrobiano. La semilla se ha empleado para tratar erupciones cutáneas, y en ella se acumulan péptidos con actividad antimicrobiana y anticancerosa; además, hay moléculas de origen lipídico que actúan como inmunomoduladoras.
Pero, ¿el aguacate actúa contra parásitos?
Hay estudios donde se demuestra que el extracto de la semilla de aguacate reduce el crecimiento de Entamoeba histolytica y de Giardia lamblia, parásitos causantes de la amibiasis y giardiasis, respectivamente. Asimismo, ¡el extracto de semilla del aguacate criollo mexicano también reduce el crecimiento de T. vaginalis! Esto lo estamos evaluando en nuestras investigaciones, aunque aún faltan experimentos para determinar cuál es el compuesto que tiene actividad anti-Trichomonas.
Las plantas representan una gran área de oportunidad para obtener nuevos tratamientos seguros y eficaces contra la tricomoniasis. Particularmente la semilla del aguacate, se convierte en una posible fuente de tratamiento alternativo contra la enfermedad; además, el aprovechamiento de esta le da un valor agregado al fruto.
Para Saber Más:
Bala V. y Chhonker Y.S. (2018). Recent developments in anti-Trichomonas research: An update review. Eur. J. Med. Chem., 143, 232-243. Doi: 10.1016/j.ejmech.2017.11.029
Centro de Control y Prevención de Enfermedades. (2016). Enfermedades de transmisión sexual. Tricomoniasis: hoja informativa de los CDC.
https://www.cdc.gov/std/spanish/tricomoniasis/stdfact-trichomoniasis-s.htm
Vázquez F., García M.J., Pérez F. y Palacio V. (2001). Trichomonas vaginalis: tratamiento y resistencia a nitroimidazoles. Enfermedades Infecciosas y microbiología clínica, 19(3), 114-124. Doi: 10.1016/S0213-005X(01)72580-3
María Alejandra Rico Corona. Químico Farmacéutico Biólogo, Departamento de Farmacia, División de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Guanajuato, Campus Guanajuato.
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Patricia Nayeli Alva Murillo. Profesora-Investigadora del Departamento de Biología, División de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Guanajuato, Campus Guanajuato.
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