La obesidad es el principal problema de salud pública global, pues aqueja a gran parte de la población. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como una acumulación anormal de tejido graso que puede ser perjudicial para la salud. Más que un problema estético, lo delicado de la obesidad se debe a su estrecha relación con otros problemas de salud como son colesterol y triglicéridos elevados, hipertensión, cardiopatías y diabetes mellitus; además, se ha relacionado con depresión, apnea del sueño, infertilidad y algunos tipos de cáncer. La reciente pandemia causada por el virus SARS-CoV2, ha mostrado claramente que la obesidad y sus comorbilidades son un factor importante en el desarrollo del síndrome respiratorio. En México, la obesidad y enfermedades relacionadas representan la principal causa de muerte.
Aunque el desarrollo de la obesidad se debe a muchos factores, se conoce que comienza por una alteración del balance energético, esto es, por un consumo de calorías (provenientes de los alimentos) superior a las que gasta el organismo. En condiciones normales de alimentación, es decir, con un consumo adecuado de vegetales, el balance energético es mantenido por la actividad del hipotálamo, una estructura del cerebro; sin embargo, cuando se consumen alimentos con alto contenido de grasas, esta actividad se ve fuertemente dañada, con lo que se da inicio al desarrollo de la obesidad. Este daño es causado por la activación de células de defensa del cerebro llamadas microglías, las cuales producen una inflamación hipotalámica y el consecuente desbalance energético.
El alto consumo de dietas con exceso de grasas observado en la alimentación moderna, se acompaña con un bajo consumo de vegetales, los cuales son indispensables para la salud, ya que poseen compuestos específicos conocidos como fitoquímicos bioactivos, capaces de mejorar el estado de salud. Por lo tanto, el bajo consumo de vegetales, y por ende de fitoquímicos bioactivos, podría ser la principal causa de desarrollo de obesidad. Entre estos fitoquímicos, algunos compuestos vegetales como los polifenoles han atraído la atención de la comunidad científica en el campo de la obesidad, debido a sus propiedades antinflamatorias y metabólicas. Se ha mostrado que polifenoles como el resveratrol, la quercetina y el kaempferol, promueven un efecto antinflamatorio hipotalámica y aporta beneficios metabólicos en casos de obesidad y diabetes mellitus.
La obesidad, un problema creciente en países en desarrollo
México y América Latina son un mundo de contrastes. Por un lado, existe un problema de desnutrición y, por otro, un aumento alarmante de la prevalencia de obesidad. Dicho padecimiento está creciendo de forma descontrolada: la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contabiliza 3.6 millones de nuevos casos de obesidad en la región de América Latina por año, siendo México uno de los países más afectados por este padecimiento, pues ocupa el segundo lugar en obesidad en adultos y el primero en obesidad infantil, no solo de la región, sino del mundo. Esto es, en parte, el resultado de una desigualdad social e influencia de la alimentación moderna que promueven el consumo de alimentos altamente procesados, con alto contenido calórico y bajo contenido de vegetales.
Hipotálamo, el «centinela» del peso corporal
La regulación del balance energético se lleva a cabo en el cerebro donde diferentes circuitos neuronales trabajan de manera sincronizada. La estructura cerebral responsable de esto es el hipotálamo, donde se encuentran poblaciones de neuronas que detectan información nutricional proveniente de señales hormonales (leptina, insulina y grelina) y nutrientes (glucosa, ácidos grasos y aminoácidos) del intestino, tejido adiposo, hígado, entre otros tejidos u órganos. Esta información es integrada en el núcleo arqueado del hipotálamo, donde se toma la decisión de comer o no comer, de ahorrar o gastar energía. Por lo tanto, la comunicación del hipotálamo con los tejidos periféricos es de suma importancia para la conservación del peso corporal. Las microglías en el hipotálamo responden de manera inmediata a insultos nutricionales ocasionados por las dietas altas en grasa, generando una inflamación que compromete el balance energético, llevando a una destrucción o alteración del funcionamiento de las neuronas encargadas de regular el balance energético, impidiendo al cerebro decidir cuándo iniciar o parar de comer, y cuándo gastar o ahorrar energía.
Dietas con alto contenido en grasa, una «bomba» inflamatoria al hipotálamo
Como se mencionó, el balance energético y conservación del peso corporal son finamente regulados por el hipotálamo, función que se ve severamente afectada por el consumo de dietas basadas en alimentos altamente procesados y con un alto contenido calórico procedente de grasas saturadas. Dichas dietas activan la respuesta inmune del cerebro, en pocas palabras, células microgliales entran en juego para combatir la filtración de las grasas al hipotálamo; sin embargo, si el ataque persiste, se instalará un cuadro severo de inflamación. Es importante mencionar que la inflamación hipotalámica lleva a la inflamación sistémica y posterior desarrollo de la obesidad, posicionándose como el origen de esta enfermedad.
Fitoquímicos bioactivos, reguladores del metabolismo y la inflamación
Los fitoquímicos son compuestos producidos por las plantas como metabolitos secundarios y se encuentran ampliamente distribuidos en el reino vegetal, de tal manera que están presentes en frutas, verduras, plantas usadas en la medicina tradicional y en algunas bebidas como el vino, café y té. Estos pueden ser clasificados en terpenoides, alcaloides y polifenoles como los ácidos fenólicos y los flavonoides, entre otros más. Muchos de estos compuestos actúan en el organismo como excelentes agentes antioxidantes; asimismo, varios estudios han mostrado sus beneficios en la inflamación y el metabolismo, dos condiciones de la obesidad.
En particular, se ha mostrado que el flavonoide quercetina reduce la inflamación hipotalámica y mejora el estado de obesidad, a través de una reducción del peso corporal, de la dislipidemia y una mejor tolerancia a la glucosa. De igual forma, se ha estudiado la capacidad del flavonoide kaempferol (compuesto altamente presente en vegetales como el nopal, jengibre, ajo y toronja, principalmente) de regular el balance energético. Se ha observado también que este compuesto reduce el grado de inflamación hipotalámica y promueve mejoras metabólicas. Interpretando estos datos, podemos suponer que varios fitoquímicos bioactivos, principalmente de tipo flavonoide, tienen los mismos beneficios.
Fitoquímicos bioactivos como anti-inflamatorios hipotalámicos para la obesidad
La obesidad es un problema de salud pública que requiere de tratamientos efectivos de manera urgente; los desarrollados hasta ahora, han tenido poca efectividad a largo plazo o han presentado efectos secundarios indeseados. La obesidad se desarrolla a partir de una inflamación en el hipotálamo, la cual rompe el balance energético; por esta razón, es necesario desarrollar estrategias terapéuticas enfocadas en la reducción de dicha inflamación. En este sentido, los fitoquímicos bioactivos como los flavonoides, surgen como candidatos interesantes para tratar la obesidad, debido a su capacidad de reparar la inflamación en el hipotálamo y de mejorar el metabolismo.
Los compuestos de origen natural presentan un potencial terapéutico para controlar la obesidad y sus enfermedades asociadas como la diabetes, e incluso otras enfermedades causadas por una inflamación cerebral. Sin embargo, es importante mencionar que dichos compuestos son altamente inestables químicamente, por lo cual es importante seguir estudiando la forma correcta de prepararse, conservarse y consumirse para evitar su degradación y, por ende, conservar su actividad biológica. Cabe mencionar que, dada su amplia distribución en el reino vegetal, puede ser una estrategia terapéutica de bajo costo en comparación con los tratamientos actuales. Además, siendo compuestos naturales, se reduce el riesgo de efectos secundarios en los pacientes.
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Para Saber Más:
Alayón A.N., Rivadeneira A.P., Herrera C., Guzmán H., Arellano D. y Echeverri I. (2018). Impacto metabólico e inflamatorio de una comida rica en grasas saturadas y su relación con la obesidad abdominal. Biomédica, 38, 93-100.
https://revistabiomedica.org/index.php/biomedica/article/view/3911/3916
García-Díaz D.F., Reyes-Farías M. y Ovalle-Marín A. (2014). Compuestos bioactivos e inflamación ligada a obesidad. Rev. Chil. Endocrinol. Diabetes, 7(1), 21-24.
https://revistas.udea.edu.co/index.php/nutricion/article/view/19001/16228
Lacerda D.C., Urquiza-Martínez M.V., Manhaes-de-Castro R., Visco D.B., Derosier C., Mercado-Camargo R., Torner L., Toscano A.E. y Guzmán-Quevedo O. (2021). Metabolic and neurological consequences of the treatment with polyphenols: a systematic review in rodent models of noncommunicable diseases. Nutr Neurosci, 2, 1-17.
https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/1028415X.2021.1891614?scroll=top&needAccess=true
Pedro Alberto Romero Juárez. Estudiante del Programa de Maestría en Ciencias de la Salud, Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Omar Guzmán Quevedo. Profesor e Investigador del Instituto Tecnológico Superior de Tacámbaro-Tecnológico Nacional de México, Tacámbaro, Michoacán, México.
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