Bus, bus, bus... Efecto antabús ¿Efecto anta... qué?

Escrito por Miriam Yuritzi Gaspar Ruíz

Tiempo atrás, se leía en el pizarrón blanco de mi salón de clases «efecto antabús», justo después de finalizar la clase del viernes. Siendo noche y fin de semana, algunos de mis compañeros normalmente acostumbraban ir a tomar al bar de la esquina. En una de las ocasiones, íbamos saliendo cuando de la nada escuche decir: «Me gustaría, pero estoy tomando medicamento, no quiero que me lleve el trolebús».

Recuerdo que me pareció gracioso, pero mi compañero se refería al efecto de una sustancia denominada disulfiram® mejor conocido como antabus®, que provoca una serie de efectos no deseables, que van desde mareos, dolor de cabeza, sudoración y en casos extremos, la muerte cuando se combina su ingesta con el consumo de alcohol. Curiosamente, el disulfiram o antabus es utilizado para tratar el alcoholismo crónico, pues se espera que, al experimentar dichos malestares, el paciente por consecuencia deje de beber. Sin embargo, existe una serie de medicamentos que ocasionan el mismo efecto y si no se tiene cuidado, se pueden obtener los mismos resultados; es decir, la muerte en caso extremo.

Pero, entonces ¿Cómo es que sucede? ¿Por qué es tan peligroso? ¿Sucede con todos los medicamentos? ¿Qué tiene que ver mi hígado en esto?

 

Metabolismo de drogas u otras sustancias

Toda sustancia que introducimos en nuestro organismo, llámese comida, bebida, medicamento o droga, no pasa tal cual a nuestro sistema, si no que necesita de una serie de pasos para que podamos utilizarla para mantenernos vivos. La vía de entrada más común es por la boca, donde, en el caso de la comida, se masticará y cortará en trozos pequeños y pasará al estómago donde se convertirá en partículas más pequeñas; luego, al intestino delgado, donde se absorberá y de ahí pasa a la sangre para su distribución en todo el cuerpo. En el caso de los medicamentos y drogas, por lo regular pasan al estómago y de ahí se fragmentarán en sustancias que se absorberán en el intestino delgado para posteriormente llegar a un sitio específico donde tendrán un efecto benéfico o nocivo, dependiendo de lo que se ingiera.

En la actualidad, es normal estar en contacto con distintas drogas socialmente aceptadas como el alcohol, café o la nicotina del cigarro. Sin embargo, sin importar como se llame, siguen siendo drogas, ya que alteran el funcionamiento del sistema nervioso central (SNC). El café en exceso ocasiona hiperactividad, paranoia, falta de sueño, entre otros efectos; por otro lado, el alcohol le dará un knock out a nuestro cerebro, llevándolo de la euforia, desinhibición, mareos, vómitos, sueño, pérdida de conciencia y en casos muy extremos la muerte. De distinta manera, pero ambas sustancias alteran nuestras funciones normales.

Comúnmente, los efectos de las drogas no son permanentes, porque sería estar de manera permanente como loco o totalmente perdido en el otro mundo ¡Sería terrible!; es cuando nuestro sabio cuerpo recurre a procesos y reacciones que transformarán la sustancia inicial en otra u otras para posteriormente eliminarlas y así volver a un estado normal. La transformación mejor llamada biotransformación, ocurre principalmente en el hígado y mediante el uso de enzimas dará como resultado una sustancia que podrá ser eliminada por el riñón. Para entenderlo mejor, supongamos que el hígado es una fábrica, las sustancias que ingerimos son la materia prima, las enzimas son las maquinarias para transformar dicha materia prima y los riñones son el sistema de desecho de la fábrica.

El fármaco (medicamento) o droga, como resultado de la biotransformación, resultará en tres partes: una porción que hará el efecto buscado, otra que no hará nada y otra más que producirá efectos tóxicos o nocivos para nuestra salud, llamadas metabolito activo, metabolito inactivo y metabolito tóxico, respectivamente. Tanto el metabolito activo como el tóxico, pueden pasar por distintos procesos para poder desactivarse y eliminarse. Pero, cuando algo impide este proceso, es cuando podemos ver un efecto indeseable.

Alcohol deshidrogenasa y medicamentos

El alcohol o etanol una vez ingerido en aquella fiesta, comida o en una simple charla de amigos, pasa al intestino donde es absorbido y, posteriormente, pasa a la circulación sanguínea y de ahí al resto del organismo. Inicialmente el etanol se transforma en el hígado en acetaldehído por acción de la enzima llamada alcohol deshidrogenasa, y luego se transforma en ácido acético por otra enzima, la aldehído deshidrogenasa. El acetaldehído es un compuesto demasiado tóxico para nuestro organismo y es el culpable de que sintamos náuseas, vómito, entre otros malestares, después de la ingesta excesiva de alcohol, también conocida como resaca o «cruda».

Entonces, de manera normal, nuestro cuerpo transforma el etanol en ácido acético para ser eliminado por el riñón mediante la orina, pero en el proceso se formará acetaldehído. Cada paso se hace con cierta velocidad, por lo que al haber una ingesta excesiva de alcohol, se acumulará el acetaldehído, esperando su turno para convertirse en ácido acético, ocasionando los malestares propios de la resaca.

Recordemos que, en una fábrica, cada máquina se puede utilizar para producir diferentes productos, por lo que se necesita de una buena planeación para que la producción de un producto no afecte la de otro y provoque el colapso de las líneas de producción dentro de la fábrica. De igual forma, la enzima acetaldehído deshidrogenasa puede transformar tanto al acetaldehído como al disulfiram o antabus en otras sustancias; por tanto, es lógico pensar que si ambas sustancias usan la misma «máquina» al mismo tiempo, es muy probable que se acumulen y el producto no se genere en la cantidad que se espera ya que ambas sustancias «compiten» entre ellas. Lo más lógico es que el acetaldehído se acumulará ocasionando todos los efectos ya mencionados (mareo, confusión, pérdida del conocimiento, etc.). Estos síntomas que normalmente aparecerían después de tomar cierta cantidad de alcohol, ahora se producirán inclusive con una o dos cervezas. Si seguimos la ingesta de alcohol, lo más probable es que en cuestión de minutos estemos severamente intoxicados y en casos muy extremos terminemos en coma y muerte.

 

Medicamentos que interaccionan con el alcohol

Así como puedes ocupar la misma máquina para producir varios productos, puede ocurrir que no la ocupes para su elaboración. Existen medicamentos que no se verán afectados ni causarán efecto si son consumidos junto con el alcohol, mientras que otros sí lo harán. Algunos de los medicamentos más comunes a evitar si deseas tomar hasta el amanecer son los antiparasitarios como el metronidazol, antibióticos como el cloranfenicol y medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso. También es importante remarcar que si bien, el paracetamol no interactúa con la enzima en cuestión, sí puede generar daño en el hígado si se consume junto con alcohol. Con esta información no se pretende decir que solo se deben evitar los medicamentos con efecto antabús y que está bien consumir alcohol cuando uno se encuentra en tratamiento con otros medicamentos. Hay que recordar que todas las sustancias se bio-transforman en el hígado, así que el consumo de alcohol siempre ocasionará un mayor trabajo para el hígado en alguien bajo algún tratamiento médico; sin embargo, sí es muy peligroso combinar alcohol y estos medicamentos con efecto antabús.

 

 

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Miriam Yuritzi Gaspar Ruiz. Estudiante del Programa de Maestría en Ciencias de la Salud, Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas «Dr. Ignacio Chávez», Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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