La pitaya: Un fruto colorido, sabroso y nutritivo

Escrito por Raúl Valle Marquina y Alejandro García Flores

Fotografía: Raúl Valle Marquina

La familia de las cactáceas incluye más de 2000 especies endémicas de América. Se encuentran desde el norte de Canadá hasta la Patagonia en el extremo sur del continente. México es un centro de origen y diversificación al registrar el mayor número de géneros y especies (entre 550 y 900), la mayoría endémicas del país. Son una de las familias de plantas que se encuentran muy presentes en el imaginario colectivo. Forman parte de los paisajes de nuestro país, especialmente de los áridos y semiáridos que ocupan cerca del 50 % del territorio nacional, aunque también se encuentran en ecosistemas como las selvas tropicales secas. Aparecen en el escudo de nuestra bandera: el águila postrada en un nopal y forman parte del folclor con el que los extranjeros asocian al «típico mexicano» recargado en un cactus columnar. Desde la época prehispánica y hasta la actualidad, han aportado múltiples productos para las poblaciones humanas, por ejemplo, materias primas para la construcción, cercas vivas, combustible, textiles, herramientas, medicinas, plantas ornamentales, forraje, colorantes o taninos.

 

Entre los frutos de los cactus, las pitayas

Para la población campesina, las cactáceas han sido un importante recurso alimentario. Además de los tallos y flores, los frutos de diferentes especies son comestibles tales como las tunas, xoconostles, jiotillas, alicoches, pochas, chichipes, huamuchis, teteches o chilitos de biznaga.

La mayoría de especies del género Stenocereus producen frutos comestibles que comúnmente son llamados pitayas. En el país existen 22 especies nativas que podemos encontrar desde la península de Baja California, por la costa del Pacífico hasta Chiapas, y en el golfo, desde Tamaulipas hasta Veracruz. Las pitayas generalmente suelen confundirse con los frutos de otras cactáceas, como las del género Hylocereus, conocidos como pitahayas o fruta del dragón, pero a simple vista es fácil distinguirlas.

Las especies con mayor relevancia desde una perspectiva económica y de producción son Stenocereus griseus, Stenocereus fricii, Stenocereus queretaroensis, Stenocereus quevedonis, Stenocereus pruinosus, Stenocereus thurberi y Stenocereus stellatus. La pitaya de agosto, también conocida como xoconostle o simplemente pitaya (Stenocereus stellatus), es la especie de la cual hablaremos a continuación.

La pitaya una fruta muy mexicana

El pitayo de agosto (Stenocereus stellatus) es un cactus columnar endémico de la parte central de México. Se encuentra en la región de la cuenca del Balsas, en el valle de Tehuacán y la mixteca oaxaqueña dentro de los estados de Guerrero, Morelos, Puebla y Oaxaca. El fruto de esta especie ha sido degustado desde épocas remotas, lo cual se ha constatado por los restos humanos encontrados en cuevas del valle de Tehuacán que datan de 5500 años de antigüedad. Es un fruto de pulpa deliciosa, fresca, dulce y jugosa, con una amplia variación de color que es imposible que no llame la atención, ya que podemos encontrar verdes, anaranjadas, amarillas, blancas, purpuras o rojas.

Su producción está asociada a la época de lluvias, situación contraria a lo que sucede con otras especies de pitayas que fructifican durante la época de sequía. Representa un recurso alimenticio para diferentes especies animales como aves, insectos, murciélagos o venados que habitan en lugares donde se desarrollan poblaciones de esta planta. Además, les proporciona agua por su alto contenido de la misma.

 

Bien debe de alimentarse quien no quiere oxidarse

La pitaya de agosto no solo es deliciosa sino también nutritiva. Investigaciones sobre los componentes nutricionales de esta especie la consideran como un potencial alimento nutracéutico porque puede proporcionar beneficios para la salud, principalmente por su capacidad antioxidante, además, son frutos ricos en fibra, proteína y cantidades considerables de vitamina B, C y E.

 

Pitzotlán, el pueblo de la pitaya

El Laboratorio de Ecología perteneciente al Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad Autónoma de Morelos, como parte de su línea de investigación sobre el aprovechamiento campesino de los recursos naturales, ha realizado investigaciones en diferentes comunidades de Morelos, como en Pitzotlán del Municipio de Tepalcingo.

Pitzotlán es un pequeño poblado lleno de tradición resguardado entre los cerros de la Sierra de Huautla, al sur de Morelos. Esta región es un reservorio de biodiversidad del trópico seco mexicano porque conserva selva baja caducifolia, la cual se caracteriza por la presencia de árboles de baja altura y su marcada estacionalidad, donde la mayor parte pierde el follaje durante la época seca y reverdecen en los meses de lluvia.

Generalmente se tiene la idea de que el campesino mexicano solo se dedica a la agricultura, incluso desde la administración gubernamental los diferentes apoyos y subsidios se han concentrado en esta actividad. Sin embargo, dependiendo de las condiciones sociales, económicas y ecológicas en las diferentes regiones del país, la actividad agrícola es complementada con actividades ganaderas, forestales, e incluso pesqueras. Durante las últimas décadas y como respuesta a la disminución de programas de apoyo al campo, incremento de los costos de producción agrícola, precarización de los precios de sus productos, incremento de la movilidad entre el campo y la ciudad como efecto de la globalización, los campesinos mexicanos complementan su subsistencia con actividades asalariadas como jornaleros agrícolas, obreros, comerciantes, etc., para poder satisfacer sus necesidades básicas. Este conjunto de actividades se conoce como multiactividad o pluriactividad campesina.

Las características de los hogares de Pitzotlán evidencian que son familias campesinas con multiactividad. Se dedican a la agricultura temporal en la que cultivan maíz, frijol, calabaza, sorgo; a la ganadería de bovinos, equinos, porcinos y aves de corral; pero también a la recolección de leña, pesca de mojarra en la presa de la comunidad, cacería y aprovechamiento de plantas útiles de la selva baja caducifolia. Para la obtención de ingresos económicos trabajan como jornaleros agrícolas, obreros en fábricas locales, mecánicos, electricistas, albañiles o en servicios públicos municipales.

Sin embargo, una de las actividades que caracteriza a esta comunidad es la producción de pitaya (Stenocereus stellatus), la cual se recolecta de forma silvestre en el área ejidal de uso común o alrededor de la comunidad. Bajo cultivo, hogares de la comunidad manejan huertos familiares de esta cactácea. La cosecha se realiza entre los meses de julio y septiembre, representando una alternativa de ingresos económicos para los habitantes al venderse a nivel regional en comunidades vecinas o negocios como paleterías.

Los mexicanos somos un pueblo muy festivo y Pitzotlán no se queda atrás. Cada 22 de agosto se celebra la feria de la pitaya, una de las tradiciones más representativas de la localidad. En dicho festejo se realizan actividades como bailes tradicionales, brinco del chínelo, jaripeo y la venta de productos a base de pitaya como yogurt, agua fresca, tamales, licor, mermelada, nieves, pastel, gelatina o la fruta fresca.

 

¿Por qué consumir pitaya?

Promover el consumo de productos locales y regionales de temporada, como la pitaya, contribuye al desarrollo de la economía de los productores campesinos, de la región y obtienes productos más frescos. Además, contribuye a esquemas más sostenibles de consumo, al reducir los requerimientos energéticos, embalaje y contaminación, en el transporte y distribución en la cadena de comercialización.

 

 

Para Saber más:

Bárcenas P. y Jiménez V. (2010). «Pitayas y pitahayas (Stenocereus spp. e Hylocereus spp.) Recursos agrícolas en el Valle de Tehuacán, Puebla». Sociedades rurales, producción y medio ambiente, 10(19), 101-120. https://biblat.unam.mx/hevila/Sociedadesruralesproduccionymedioambiente/2010/vol10/no19/5.pdf

 

Casas A., Valiente A. y Caballero J. (1998). «La domesticación de Stenocereus stellatus (Pfeiffer) Riccobono (Cactaceae)». Boletín de la Sociedad Botánica de México, 62, 129-140.  https://www.researchgate.net/publication/283711548_La_domesticacion_de_Stenocereus_stellatus_Pfeiffer_Riccobono_Cactaceae

 

Sánchez-Cortés H., Bustamante-González B., Vargas-López S., Pérez-Ramírez N. y Morales-Jiménez J. (2018). «El cultivo de la pitaya de agosto (Stenocereus stellatus Pfeiffer) en la Montaña de Guerrero». Agroproductividad, 11(10), 189-193. https://revista-agroproductividad.org/index.php/agroproductividad/article/view/1267/1034

 

Raúl Valle Marquina. Estudiante de Maestría en Manejo de Recursos Naturales, Centro de Investigaciones Biológicas, Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Alejandro García Flores. Profesor-Investigador en el Laboratorio de Ecología del Centro de Investigaciones Biológicas, Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.