Es poco probable encontrar cosas tan contradictorias como los colibríes. Algo que siempre fascina es la delicadeza con la que se les pueden ver ir de flor en flor. Sin embargo, no es raro encontrarlos participando en feroces peleas. Cuando era niño, en un paseo por un bosque de grandes encinos y pinos que quedaba a las afueras de mi pueblo, recuerdo haber visto a dos pequeñas aves de color verde brillante enfrentándose en un intenso combate, y al acercarme, supe que se trataba de dos colibríes. Investigando un poco, encontré que estas aves habían inspirado a muchas culturas a lo largo de los años, dando origen a historias y leyendas. Una de las leyendas más conocidas es la de Huitzilopochtli, el dios de la guerra de los aztecas, cuyo nombre significa ‘colibrí zurdo’. Algunos investigadores creen que este dios lleva ese nombre porque lo relacionaban con la conducta que tienen los colibríes para proteger su territorio, ya que además de su delicadeza, defienden fuertemente su espacio.
Los colibríes tienen diferentes nombres dependiendo la región, por ejemplo, zumbadores, chupaflores, chuparrosas, zunzún, zafiros o picaflores.
¿Qué caracteriza a un colibrí?
Existen diferentes aspectos que caracterizan al grupo de los colibríes, por ejemplo, su alto metabolismo y el tener que alimentarse del néctar de las flores constantemente. Para ello, visitan un gran número de flores y, en este andar, pasan los pequeños granos de polen de una flor a otra, por esta razón, se dice que la reproducción y permanencia de muchas especies de plantas en los ecosistemas, dependen de estas aves. Son aproximadamente 330 especies de colibríes las que se encargan de polinizar plantas.
Otra característica que distingue a los colibríes son los colores de su plumaje, el cual cambia de tonalidad dependiendo de la luz a la que están expuestos y al ángulo en el que se observa, fenómeno conocido como iridiscencia. Los colibríes también poseen patas muy pequeñas, esta característica los reconoce como miembros del grupo de los apodiformes, que significa que son aves sin pies (a, ‘sin’ y podos, ‘pies’), ya que, aunque sí tienen patas, muchas veces las plumas las cubre.
¿Qué comen los colibríes?
Los colibríes tienen una dieta muy especializada, pues se alimentan en gran medida del néctar; este grupo de aves posee picos y lenguas largas, lo que los ayuda a extraer el néctar de las flores. La dependencia por el néctar hace que los colibríes tengan formas de forrajear altamente eficientes y, por lo tanto, tienen que ser muy buenos ubicando flores para poder cubrir su cuota energética. En este sentido, el néctar les proporciona una fuente de energía rápida que satisface estas necesidades, pero que a la vez tienen que conseguir en volúmenes elevados. Esta dieta tan especializada es rica en azúcares, principalmente sacarosa y en menor cantidad fructosa y glucosa, azúcares que los colibríes son muy buenos asimilándolos de forma rápida. Una desventaja para ellos con esta dieta tan especializada, es que los excesos de alimento no pueden transformarse en reservas como sucede con otros alimentos.
La frecuente visita de esas pequeñas aves a las flores que veía cuando era niño, refleja la necesidad de constantemente conseguir el néctar para cubrir sus altas necesidades energéticas. Pero el néctar no es lo único que consumen los colibríes, ya que también pueden llegar a alimentarse de pequeños insectos y de polen, lo que sugiere que son una fuente alternativa de energía en los periodos cuando no hay muchas flores que le provean del néctar necesario. También pueden ser fuentes complementarias de nutrientes, como proteínas, que no son provistos por su dieta regular.
Fotografía: Mario Abraham Vázquez Buitrón
Los colibríes son feroces guerreros
La dependencia por el alimento obliga a los colibríes a ser feroces guerreros y a proteger los recursos de los que dependen. Aunque existen muchas flores, pocas de ellas reúnen las características que ellos prefieren, como la forma de campana, alargadas o de tubo. También prefieren flores con colores naranja, rojo o amarillo, y que además tengan abundante cantidad de néctar. Estas características las diferencia de las flores que visitan otros grupos de polinizadores como los murciélagos o abejas.
Se han distinguido dos tipos de colibríes dependiendo de cómo hacen la explotación de las flores. Por un lado, están los colibríes territoriales. Los territorios son sitios con abundantes plantas con flores disponibles que los colibríes pueden llegar a defender fuertemente. La selección del lugar en donde establecen sus territorios puede verse influenciada por factores como la competencia y su exposición a depredadores u otros elementos que pueden poner en riesgo su vida. Sin embargo, la característica que puede llegar a tener mayor importancia para seleccionar un territorio, es la calidad de las flores que hay en el lugar.
Estos territorios generalmente son sitios con abundantes flores, lo cual les permite obtener mayores cantidades de néctar de manera fácil, a la vez que una mayor concentración de azúcar. La existencia de un suministro continúo de néctar para cubrir los requerimientos energéticos de los colibríes, crea la necesidad de encontrar territorios de buena calidad, lo cual significa que ellos reducirán la energía gastada para conseguir alimento. Estos territorios de mejor calidad pueden llegar a ser la envidia de otros individuos y, por lo tanto, se establecerán en ellos para defenderlos de intrusos.
Otra manera en la que los colibríes pueden hacer uso de las flores para alimentarse es creando rutas, de esta forma no protegen territorios, pero realizan rutas de vuelo para buscar flores, las cuales con frecuencia pueden formar parte de territorios de otras especies de colibríes. Una de las ventajas de no tener un territorio es que los individuos no invierten tiempo ni energía en defenderlo. Los colibríes ruteros comúnmente tienen picos más largos que los territoriales, lo cual se relaciona con que pueden alimentarse de flores de una mayor variedad de plantas. Por otra parte, los estudios indican que el número de colibríes que realizan rutas es mucho menor que el número de colibríes que tienen territorios.
¿Por qué los colibríes son tan delicados?
Debido a que los colibríes presentan preferencias por algunas características tanto de la flor como del néctar, estos no pueden estar en todos los lugares. Ellos necesitan a veces ciertas especies de plantas para poder sobrevivir, y si no están limitados en las especies de plantas de las que pueden alimentarse, muchas veces prefieren las plantas que pueden darles más recompensa en términos de la energía invertida por la energía ganada. El que sea un grupo de aves tan especializado, lo hace sensible a la modificación de su hábitat, ya sea de forma natural o bien cuando la realiza el ser humano para diversos fines como agricultura, ganadería, e incluso para construir hogares.
La mayoría de las veces, este tipo de modificaciones cambia las características del hábitat donde ciertas especies de plantas crecían. Si estos cambios en las condiciones son muy fuertes, las especies de plantas pueden no volver a crecer en el sitio y, por lo tanto, desaparecer localmente. Esto puede llegar a causar que muchas especies de colibríes disminuyan en sus números o sean erradicados de ciertas zonas, ya que la pérdida de especies de plantas resulta, además de una merma de los recursos alimenticios, en una disminución de refugios y de materiales para la reproducción. En las zonas que son particularmente modificadas para asentamientos humanos, los colibríes pueden también ser más susceptibles a depredadores, como los gatos que tenemos como mascotas y algunos roedores. La depredación y la falta de alimento, resultado de la modificación del hábitat, son consideradas las principales razones por la cual se estima que ni la mitad de los colibríes alcanzan su primer año de vida.
Entonces, si alguna vez vemos un colibrí, aunque estén en una pelea o yendo de flor en flor, contemplemos su belleza y pensemos qué podemos hacer para cuidar a estas hermosas aves.
Para Saber Más:
Arizmendi, M. C. y Berlanga, H. (2014). Colibríes de México y Norteamérica, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México. http://coroarizmendi.com.mx/uploads/9/6/7/4/96742330/arizmendi_y_berlanga_2014.pdf
Márquez-Luna, U., Lara, C., Corcuera, P. y Valverde, P. (2018). Efecto del tamaño corporal y distancia evolutiva en las interacciones agonísticas de colibríes (Trochilidae). Revista mexicana de biodiversidad, 89(1), 149-162. http://revista.ib.unam.mx/index.php/bio/article/view/1876
Márquez-Luna, U., Lara, C. y Ortiz-Pulido, R. (2017). La calidad del néctar afecta la conducta territorial y de forrajeo en hembras del colibrí lucifer (Calothorax lucifer): un experimento. Ornitología Neotropical, 28, 67-75.
https://journals.sfu.ca/ornneo/index.php/ornneo/article/view/185/ON%2028%20%282017%29%2067-75.pdf
Mario Abraham Vázquez Buitrón. Estudiante del Programa Institucional de Maestría en Ciencias Biológicas, miembro del Laboratorio de Vida Silvestre de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Alejandro Salinas Melgoza. Doctor en Ciencias, Laboratorio de Vida Silvestre de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.