El arte marino de chupar piedras

Escrito por Eloísa Torres Hernández y Omar Domínguez Domínguez

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Cuando comencé a trabajar con peces marinos, venían a mi mente aquellos peces de diversas formas y colores, nadando en los arrecifes, o los grandes, majestuosos e imponentes tiburones, que se mueven a través de los océanos del mundo. Pero, poco a poco me fui dando cuenta que existían otros peces, unos pequeñitos que aún no salen en los documentales, pero que son muy interesantes. Acompáñenme a descubrir este fascinante grupo de peces, ¡los increíbles chupadores del mar! 

Buscando entre la diversidad de peces

Los peces son un componente importante de la fauna del planeta, existen más de 32 000 especies y juegan un papel clave en las actividades económicas alrededor de todo el mundo. Estos increíbles seres, habitan ambientes de agua dulce, salada o una combinación de ambos, como los estuarios, así como en una gran variedad de lugares y, en algunos casos, bajo condiciones ambientales extremas, que van desde aguas heladas en los polos hasta sitios a grandes profundidades como las ventilas hidrotermales. Debido a esta gran diversidad de hábitats y entornos donde se desarrollan los peces, han evolucionado en un sinfín de formas corporales, colores y comportamientos, e incluso, han desarrollado estructuras complejas que forman parte de las estrategias de alimentación, reproducción y adaptación al medio.

Por ejemplo, las pozas rocosas de las zonas intermareales son uno de estos hábitats extremos que dificultan la subsistencia de la vida. ¿Por qué? Bueno, dentro de la zona del litoral costero, las pozas rocosas de la zona intermareal se ubican justo entre el límite de la marea más alta y el límite de la marea más baja, que se caracterizan por tener una dinámica ambiental intensa y compleja. Esto es, durante la marea alta, existe oleaje fuerte y mucha turbulencia, dando como resultado un sitio con movimiento y condiciones ambientales similares a la zona marina adyacente; mientras que, en la marea baja, estos sitios quedan aislados del mar y expuestos a la intemperie, ocasionando cambios abruptos en las condiciones dentro de las pozas como temperatura, salinidad, pH y oxígeno disuelto.

Por estas condiciones extremas, los peces que viven en las pozas intermareales rocosas, han desarrollado numerosas estrategias de comportamiento, así como adaptaciones físicas, fisiológicas y ecológicas, lo que les ha permitido soportar y desarrollarse bajo las condiciones tan estresantes de estos ambientes.

Buscando chupapiedras en la zona intermareal rocosa de las Islas Galápagos, Ecuador. Fotografía: Martina Medina Nava

¿Te los imaginas, los has visitado?

De entre todos estos organismos, existen unos peces en particular que son verdaderamente sorprendentes, pues se han adaptado muy bien a estas condiciones extremas, permitiéndoles sobrevivir en dichas pozas con mucho éxito. Los peces que pertenecen a este grupo, son los que al principio mencioné, los chupapiedras, también llamados cucharitas o clingfish (en inglés).

 

¿Quiénes son los chupadores del mar?

Estos organismos se caracterizan por ser peces pequeños (entre 2 y 5 cm de largo), pertenecientes a la familia Gobiesocidae y deben su nombre a la modificación de sus aletas pélvicas a manera de un disco suctor o ventosa. Esta característica les permite sujetarse con firmeza a las piedras presentes en las pozas del intermareal rocoso y así resistir las fuertes corrientes y el oleaje, esta acción hace parecer que dichos peces están chupando las rocas. Se alimentan de algas adheridas a las rocas y de pequeños invertebrados. Pasan gran parte de su vida asociados a la piedra o grieta donde habitan, por lo que se consideran organismos con una movilidad baja.

Su coloración es muy similar al tipo de sustrato donde viven, lo que les permite confundirse con su ambiente y ser muy difíciles de observar, a este fenómeno se le llama cripticidad. Otra característica importante de los chupapiedras para poder sobrevivir a bajas concentraciones de oxígeno, es su capacidad de obtener oxígeno atmosférico, es decir, respiran aire por medio de otras partes del cuerpo como la piel o el intestino ¡Son sorprendentes!

Las 180 especies de este grupo se distribuyen en hábitats marinos y dulceacuícolas, en áreas templadas y tropicales alrededor del mundo.

 

¿Por qué estos peces son tan buenos chupando piedras?

La observación detallada de la ventosa de los chupapiedras se dificulta a simple vista, dicha ventosa cubre alrededor del 25 % de su abdomen. Gracias a diversas técnicas avanzadas de microscopía, se ha demostrado que dicha ventosa está cubierta por bultos o papilas, que a su vez están compuestas por microvellosidades (diminutos vellos). Estas microvellosidades les ayudan a generar fricción y penetrar las superficies rugosas de las piedras a las que se adhieren, lo que actúa como miles de micro-dedos que se agarran de manera firme a las micro-grietas de las rocas ¡Es prácticamente imposible moverlas!

Una de las especies de chupapiedras más estudiadas es la Gobiesox meandricus o chupapiedras del norte, que se distribuye en las zonas templadas del Pacífico norte de América, incluyendo el norte del Pacífico de Baja California. Se ha observado que la fuerza de adhesión de los chupapiedras del norte es de 80 a 230 veces su tamaño corporal, lo cual le da la capacidad de aferrarse a superficies «sucias», rugosas, viscosas y estrechas. Es uno de los mejores sistemas de adhesión que existen en especies acuáticas. Es increíble cómo un cuerpo tan pequeño puede generar tanta fuerza de agarre ¡Que increíble!

 

La ciencia y los peces chupapiedras

Aunque los estudios científicos sobre los peces chupapiedras son muy escasos, se han descubierto algunos datos importantes que nos ayudan a conocerlos mejor. Los estudios para conocer sus preferencias de hábitat muestran que prefieren sitios «sucios» para poder adherirse a las rocas, secretan gran cantidad de mucosa y la epidermis en su piel es gruesa, esto para reducir la pérdida de agua y así sobrevivir fuera de ella únicamente con estar húmedos. Algunas especies presentan una glándula venenosa, lo cual es poco usual en peces, mientras que otras especies de chupapiedras, muestran una asociación con erizos de mar.

Aún nos quedan más preguntas que respuestas para entender cómo los chupapiedra han logrado conquistar lugares tan adversos como las pozas del intermareal rocoso. No se tiene mucha idea de su comportamiento y las asociaciones con otras especies, además, se piensa que el número de especies que se conocen hoy en día podría aumentar, puesto que existen muchas formas sin estudiar y, por lo tanto, sin describir. Con las investigaciones científicas de estos peces, entenderíamos más cómo han evolucionado estas especies, e incluso, obtener información aplicable en la medicina y la industria, como la ventosa de los chupapiedra, que ha sido estudiada para mejorar las ventosas y los sistemas de adhesión que conocemos hoy en día.

En el continente americano se tienen registradas 80 especies de chupapiedras, de las cuales más de la mitad son endémicas de América, esto significa que no se encuentran en ningún otro sitio del mundo. Los endemismos pueden abarcar áreas de distintos tamaños, es decir, que los organismos pueden distribuirse únicamente en un hábitat, un río, una isla, una región o un océano.

Vista ventral en un chupapiedras del género Gobiesox, el organismo fue teñido con un colorante azul para poder visualizar las papilas del disco suctor. Fotografía: Eloísa Torres Hernández.

¿Cómo es que existen tantas especies diferentes y endémicas de peces chupapiedras?

Para tratar de contestar ese misterio, nos dimos a la tarea de estudiar la variación de dos especies de chupapiedras a todo lo largo de su distribución desde Baja California hasta Ecuador, incluyendo las Islas Oceánicas: Tomicodon petersii (chupapiedra dos manchas) y Gobiesox adustus (chupapiedra Panámica). En el laboratorio de Biología Acuática de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y en colaboración con investigadores de El Salvador, Panamá, Costa Rica, Colombia y Ecuador, se está evaluando la diversidad genética de las diferentes poblaciones de chupapiedras y se investiga cómo los eventos biológicos, geológicos u oceanográficos, han afectado la distribución y evolución de los chupapiedras en nuestro continente.

Como resultado de las investigaciones se tienen indicios de posibles nuevas especies de chupapiedras, tanto para México como para Costa Rica y Ecuador. Estos descubrimientos son de suma importancia para nuestro país debido a que se estaría aumentando el número de especies endémicas y, la información genética generada, nos ayuda a proponer planes de manejo y conservación de nuestra biodiversidad.

¿Te gustaría saber más sobre estas especies? ¿Descubrir cómo son capaces de vivir en ambientes tan cambiantes y desafiantes? No dudes en visitar nuestras exposiciones de las colecciones de peces o… ¿Por qué no ser un biólogo estudioso de este grupo?

Gobiesox daedaleus conocida como chupapiedra punteada. Su tamaño no sobrepasa los 10 cm de longitud, es de ambientes marinos, perotiene la capacidad de entrar a sitios con agua dulce. Se distribuye desde El Salvador hasta Colombia. Fotografía: Equipo de trabajo CPUM (México) y UCR (Costa Rica).

 

Para Saber Más: 

Robertson D.R. y Allen G.R. (2015). Peces costeros del pacífico oriental tropical: sistema de información en línea. Versión 2.0 Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Balboa, República de Panamá. https://biogeodb.stri.si.edu/sftep/es/pages

 

Fricke R., Eschmeyer W.N. y Van der Laan R. (editores). (2020). Species by family/subfamily.

http://researcharchive.calacademy.org/research/ichthyology/catalog/fishcatmain.asp

 

Salzar-Araujo P. y Ramírez-Valdez A. (2019). «Los peces de las pozas de marea». La biodiversidad en Michoacán. Estudio de Estado 2, vol. II. CONABIO. México, pp. 433-439. http://bioteca.biodiversidad.gob.mx/janium/Documentos/15106.pdf

 

Eloísa Torres-Hernández. Estudiante de doctorado del Programa en Ciencias del Mar y Limnología, Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Universidad Nacional Autónoma de México

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Dr. Omar Domínguez-Domínguez. Profesor Investigador del Laboratorio de Biología Acuática de la Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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