Los cactus son plantas de la familia Cactaceae, que agrupa aproximadamente 150 géneros y más de 1700 especies. Tienen modificaciones fisiológicas y morfológicas que las diferencian claramente de otras plantas, por ejemplo, su capacidad para almacenar agua en sus estructuras suculentas y los tejidos especializados gruesos y carnosos característicos que les permiten disminuir su transpiración, por lo que habitan generalmente en zonas áridas y semiáridas.
Los cactus son nativos del continente americano y se encuentran localizados desde la Patagonia, el extremo sur de América, hasta el Este de Canadá. El país con mayor diversidad de cactus es México con 669 especies y 244 subespecies agrupadas en 63 géneros. Estas plantas tienen diversas funciones ecológicas como retención de suelo para evitar la erosión y fuente de forraje, sobre todo en épocas de sequía en las zonas áridas y semiáridas de nuestro país. A pesar de que los cactus son plantas capaces de subsistir en las peores condiciones, son extremadamente vulnerables a los cambios, ya que su ecosistema es uno de los más afectados por la mano del hombre.
La ironía del desierto
Debido a las condiciones de estos territorios, toda especie endémica tomó precauciones que la ayudaron a sobrevivir. Lo que hace que cada elemento del desierto se encuentre entrelazado de manera sustancial para mantener el delicado equilibrio que se desarrolló por miles de años. Los cactus deben mantener todo el ecosistema ya que son islas de fertilidad que ofrecen refugio y alimento a pequeños mamíferos como roedores y murciélagos, pero también a un gran número de aves, reptiles e invertebrados. Estas relaciones son atadas por hilos invisibles fuertemente ligados unos a los otros, pero frágiles hacia perturbaciones externas. Si algún hilo se rompe por la disminución o desaparición de algún cactus, el frágil equilibrio se ve roto y la supervivencia de los organismos que dependen de ellos estaría amenazada.
Actualmente, no se conocen con precisión muchas de las relaciones que se desarrollan alrededor de cada una de las especies de cactáceas, ni el efecto que podría tener la ruptura de alguno de estos hilos en los ecosistemas desérticos. Sin embargo, se sabe muy bien que su ruptura no será beneficiosa para el ecosistema ni para el ser humano.
La ironía que radica en los ecosistemas áridos y semiáridos, es que son los más resistentes y de mayor crecimiento en el planeta, pero también los más frágiles debido a la total interdependencia que tienen sus organismos.
Mapa que representa la distribución de cactáceas en México (Autoría propia).
Las hostilidades hacia las cactáceas
A pesar de que en México las cactáceas son parte de la cultura y gastronomía, estas no tienen la atención que requieren. Este grupo de plantas se encuentra vulnerables hacia las alteraciones que sufre su ecosistema debido a su endemismo. Esto quiere decir que las poblaciones de ciertos grupos de cactus solo habitan cierta área y no se encuentran de manera natural en otros sitios, por consiguiente, si su ecosistema se daña, las cactáceas que habitan allí simplemente se extinguirán de la Tierra. Esta característica y la alta especificidad ambiental que presentan las poblaciones de cactáceas, es lo que ha causado que más de un 30 % de especies se encuentren en alguna de las cuatro categorías de riesgo de extinción. Además, el crecimiento lento que caracteriza a las cactáceas las hace especialmente vulnerables a los disturbios poblacionales, ocasionados naturalmente o por el ser humano.
La principal hostilidad que sufren las cactáceas es por parte de las actividades humanas. Por mucho tiempo el desierto fue considerado una zona de difícil acceso y era casi impensable el establecimiento de grandes poblaciones humanas, debido a la escasez de agua, las temperaturas extremas (altas y bajas) y los periodos cortos de lluvias torrenciales. Sin embargo, en los últimos años, ese concepto parece haber cambiado, pues los desiertos fueron conquistados y domesticados a base de tecnología. Así, los desiertos milenarios pasaron a ser terrenos para la ganadería, minería o agricultura. Incluso, en los desiertos se ha establecido un número creciente de proyectos inmobiliarios o industriales durante los últimos años. Este cambio de uso de suelo se paga con la disminución del número de especies, la pérdida de la biodiversidad y la degradación de suelos.
Figura 2. El desarrollo urbano afecta la biodiversidad de cactáceas y degrada los suelos (Autoría propia).
La segunda hostilidad que afecta a las cactáceas, es la colecta directa de especímenes para usos medicinales, ornamentales y nutricionales, o con el fin de venderlos por unos cuantos pesos. De hecho, el uso ornamental de las cactáceas ha dañado a los ecosistemas desérticos ya que la demanda de cactus ha crecido por la singular belleza de sus formas extrañas y delicadas, caracterizadas por sus enormes y efímeras flores de diversos colores. La belleza y exotismo que caracteriza a las cactáceas, paradójicamente las está llevando al filo de la extinción debido a que son adquiridas por coleccionistas.
Existe un turbio comercio de cactáceas, tanto a nivel nacional como internacional. Desafortunadamente, se dispone de poca información sobre el mercado debido a que las investigaciones y recolección de datos en esta área, se centran en el tráfico de las especies animales y de productos como pieles y marfiles. Este desconocimiento ha llevado a que la localización de ciertas especies de cactus sea resguardada con absoluto secreto, para evitar que sean extraídas de su medio y garantizar su protección. Así, el paisaje desértico que llega a nuestra mente cuando escuchamos la palabra desierto, a primera vista parece hostil y fuerte, pero en realidad alberga una frágil y preciada vida.
Comparación entre un ecosistema con cactáceas (izquierda) y ese mismo sin cactáceas (derecha).
(Autoría propia).
¿Un mundo sin cactáceas?
Muchos de los eslabones tróficos que existen alrededor de cada cactácea no son conocidos. Las cactáceas de gran tamaño ofrecen hábitats donde otros tipos de plantas pueden instalarse, para dar lugar a la formación de islas de fertilidad de las zonas secas. Las cactáceas con flores nocturnas, las cuales son de gran importancia para diferentes especies de murciélagos, muestran claramente las interconexiones que se afectarían. Cuando un individuo desaparece en el desierto, otro seguirá de cerca ese camino a la extinción. Si las cactáceas desaparecen de sus ambientes naturales, conllevaría a un empobrecimiento en la diversidad de las comunidades desérticas y semidesérticas y a una pérdida invaluable de especies útiles.
Para prevenir que ocurra un escenario donde ya no contemos con alguna de las especies de cactáceas, se debe empezar a combatir las diferentes problemáticas que las acosan. Para lo cual, se debe concientizar a la población sobre el valor ecológico, económico, alimenticio y cultural que estas tienen. También es importante el conocimiento sobre las diferentes especies y sus condiciones particulares para su óptimo desarrollo. Por último, es importante que se respeten las leyes nacionales e internacionales de protección de especies vulnerables o en peligro. En México, la norma ecológica NOM-059-SEMARNAT-2001, indica especies de flora y fauna silvestre en riesgo, sin embargo, está desactualizada.
Las cactáceas son una de las plantas más representativas de México, dado que se encuentran en nuestro escudo nacional y forman parte de la imagen del mexicano. Además de la belleza innegable que poseen las cactáceas, constituyen recursos importantes para una gran diversidad de animales y forman parte esencial de la estructura y dinámica de las comunidades de los ecosistemas desérticos.
Por lo anterior, es necesario tomar acciones para evitar el peor escenario posible: la pérdida de la mayoría de las cactáceas. Eso implicaría la desaparición de la biodiversidad de la región, la afectación de los ecosistemas y sus respectivos impactos económicos, ambientales y sociales. Si no hacemos o se realizan esfuerzos para la conservación de las cactáceas mexicanas, seremos testigos del posible adiós de nuestro planeta.
Para saber más:
BioDIVERSITAS. (2002). «Cactáceas». Número Especial. Boletín Bimestral de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, 6(40):1-23.
http://www.conabio.gob.mx/institucion/conabio_espanol/doctos/biodiver40.pdf
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. (2020). «Matorrales». Biodiversidad Mexicana. https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/Matorral
Diario Oficial de la Federación. (2016). «Norma Oficial Mexicana NOM-059-SSA1-2015, Buenas Prácticas de Fabricación de Medicamentos».
http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5424575&fecha=05/02/2016
Pais, A. (2016) «El millonario negocio del tráfico ilegal de los cactus más codiciados». BBC mundo.
Roberto Torres-Arreola. Estudiante del Programa de Maestría en Ciencias en Sustentabilidad de los Recursos Naturales y Energía del Cinvestav, Unidad Saltillo.
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Fabián Fernández-Luqueño. Coordinador Académico de los Programas de Maestría y Doctorado en Ciencias en Sustentabilidad de los Recursos Naturales y Energía e Investigador Cinvestav. Cinvestav, Unidad Saltillo.
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