Mascota y relación humana: beneficios
De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), una mascota es persona, animal o cosa que sirve de talismán, que trae buena suerte y/o animal de compañía. La interacción de estos últimos con los humanos, data de los años 900 antes de nuestra era, desde que se hicieron las primeras domesticaciones de los animales salvajes, con la finalidad de ayudar y salvaguardar a sus dueños en diversas actividades. Desde entonces, tienen una función importante en la sociedad humana, y sin duda, el animal que más destaca en las actividades de muchos humanos es el perro (Canis lupus familiaris).
Las teorías que describen el acercamiento entre estas dos especies, perro y humano, afirman que la domesticación del perro nace de una coexistencia inicial entre el hombre primitivo y los lobos, ya que por un lado, los lobos aprovechaban los restos de comida de los cazadores, y por otro, los humanos se beneficiaban de la protección y defensa frente a otros depredadores. Así nació esta relación de beneficio mutuo, lo cual condujo a la domesticación y convivencia del perro con el humano hasta llegar a la era actual, donde cumplen diversas funciones que se han adaptado a la necesidad humana: cuidar rebaños, ayudar en la cacería, guardianes en nuestras viviendas, realizar tareas de rescate y otras actividades policiales, e incluso, como guía de personas invidentes (lazarillo). Muchos sabemos de los diversos actos heroicos de estos animales, un ejemplo de ello sucedió tras algunos desastres naturales en Haití, Guatemala, Ecuador y México, donde resaltó el trinomio canino Frida, Eco y Evil, quienes auxiliaron a elementos del ejército y marina en la búsqueda y rescate.
Por otra parte, como animales de compañía son excelentes acompañantes en rutinas físicas de caminatas y ejercicios en general, que además de ayudar a tener una vida sana y libre de estrés, es una forma de controlar su naturaleza activa, evitando comportamientos que a menudo se confunden con berrinches de niño. A cambio, lo mejor que se puede hacer por ellos, es ser dueños responsables, brindándoles un techo, comida, cuidados veterinarios, espacio para liberar energía, y debido a que conservan el instinto gregario, requieren una figura de liderazgo que de cierta manera los controle.
De mascota a terapeuta
Científicos de la Universidad de Antioquia, en Colombia, señalaron que las mascotas tienen una influencia positiva en la salud y bienestar de los seres humanos en aspectos como el psicológico, fisiológico, terapéutico y psicosocial. La función como facilitadores en la terapia asistida motivacional y física de numerosas enfermedades, ha permitido que los efectos benéficos de la tenencia de animales sean empleados en el ámbito terapéutico. Adicionalmente, la compañía de mascotas se ha reconocido como un factor protector contra enfermedades de tipo cardiovasculares y como reductor del estrés en sus propietarios: son un soporte psicológico, reducen la sensación de soledad y permiten la interacción de sus propietarios con el medio social que los circunda.
Estas relaciones humano-animal implican algunos riesgos zoonóticos que es necesario minimizar, en especial en personas inmunocomprometidas; es aquí donde el médico veterinario debe cumplir una importante función en la asesoría para la tenencia responsable de las mascotas. Así mismo, es esencial que el propietario conozca cuáles son las obligaciones legales de la tenencia de una mascota.
¿La humanización de los perros es maltrato animal?
Para abordar el tema de bienestar animal, hagamos referencia al proverbio «todo en exceso hace daño», es decir, en el intento de dar una buena vida a un perro, se llega a cometer el error de humanizarlos, sin tener en cuenta que al intentar que ellos aprendan o adquieran hábitos humanos, es una violación a las libertades y al concepto de bienestar animal definida por el Organismo Internacional de Sanidad Animal (OIE). De hecho, el conocido y experto en cánidos Cesar Millán, en una publicación titulada «Tratar a un perro como un ser humano también es maltrato animal», menciona que el exceso de cariño se ha transformado actualmente en maltrato animal, al cambiar la función de una mascota, privándolas de ser libremente perros o gatos, haciéndolas que pierdan su identidad, que se sientan frustrados, ansiosos e inseguros.
La OIE define el concepto de bienestar animal como «el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere», es un concepto que incluye tres elementos: el correcto funcionamiento del organismo, el estado emocional del animal y la posibilidad de expresar algunas conductas normales propias de la especie. Es por ello que este concepto está ampliamente ligado a las conocidas mundialmente como las cinco libertades para describir el derecho al bienestar que tienen los animales que se encuentran bajo el control del ser humano.
Partiendo de estas cinco libertades, queda por entendido que un animal se encuentra en bienestar cuando está sano, cómodo, bien alimentado, sin sufrir dolor alguno y puede manifestar comportamiento innato. Dentro de las libertades o necesidades de bienestar animal mencionadas anteriormente, hay tres que son importantes para los fines de este escrito:
Libre de incomodidades físicas o térmicas.
Libre para expresar las pautas propias de comportamiento.
Libre de miedos y angustias.
Que generalmente se evaden cuando se humaniza a los animales, principalmente a los perros. Uno de los ejemplos más claros es cuando los llaman «perrhijo, canhijo, bebé, etc.»
¿Qué es un perrhijo?
Debido a que la palabra es nueva y resultado de un modismo actual, no tiene una definición avalada por la RAE; no obstante, a grandes rasgos como es evidente, nace de la fusión de palabras que describen a dos especies con funciones diferentes: perro e hijo, y con las cuales definen la compañía de un perro y la idea de no querer concebir hijos. Los motivos que desencadenaron esta tendencia son aún desconocidos, pero puede ser debido a que es más económico humanizar a un perro tratándolo como hijo, a tener uno propio de la misma especie.
Es así como actualmente el modelo familiar de padres e hijos, ya no se compone de individuos de la misma especie, y lo que parecía inimaginable hace algún tiempo, pasa a ser un nuevo esquema de familia hoy en día. Es básicamente un modelo en el que «los padres» o una persona soltera, tiende a la adopción de una mascota que pasa a ser la atención central de la familia (antropomorfismo), tratándola de la misma manera en la que los padres naturalmente biológicos, tratan a sus «verdaderos hijos», con la excepción de que no hay embarazos y se ahorran la molestia que implica cuidar a un recién nacido.
Esta tendencia está fuertemente desarrollada no solo en el país, sino que ha alcanzado una escala mundial. Aunque las causas son desconocidas o poco estudiadas, esta relación se debe principalmente a la influencia de las redes sociales como imposición de moda, a la vez que están ligadas a personalidades introvertidas o personas con problemas de relación social. La causa no es estrictamente por una de las razones anteriores, ya que pueden existir otros factores, pero sin importar cuál sea, este nuevo modelo de integración familiar es claro que no es adecuado ni sano para ambas partes.
Tampoco nos quedemos con la idea de que se menosprecia el cariño y el apego que se le puede brindar a un perro, un gato o cualquier otra mascota, ya que cualquier persona puede ser muy apegado a su compañero de juego, trabajo, etc. Sin duda, las mascotas, pero principalmente los perros, son excelentes y fieles acompañantes que nos hacen pasar momentos felices, y es seguro que ellos también lo son con sus dueños cuando se les brinda una buena alimentación, cuidados adecuados para mantenerlos saludables, un buen lugar y trato para que vivan libres de miedo, incluso, que sean libres de mostrar su verdadero comportamiento animal.
¿Cómo afecta el modelo de perrhijo al bienestar de las mascotas?
Ahora bien, ya que conocemos los términos de perrhijo y el nuevo modelo familiar, así como el bienestar y las cinco libertades, es tiempo de esclarecer la razón por la cual muchos profesionales del área no comparten la idea de integrar el concepto de perro e hijo. La razón es porque consideran que tanto mascotas como dueños poseen necesidades de relación e integración social muy diferentes. Es por ello que humanizarlos es una agresión, al exigirles conductas ajenas a su especie; no tiene caso alguno integrar a perros y gatos a ideas y modos de vida que no comprenden, y que hasta cierto punto, resultan estresantes para ellos.
Uno de los ejemplos más claros del apego excesivo sucede cuando hay una separación del perro y el dueño, es decir, cuando no está el dueño y la mascota tiende a sufrir ansiedad por separación, dando como resultado acciones como la destrucción de objetos, orinar y defecar dentro de la casa, o ladrar más de lo común. El error es pensar que este comportamiento se debe a un acto de venganza por haberlo dejado solo, por lo que se compensa con cariños más allá de lo normal, dándoles mayor cantidad de comida y libertades excesivas, que solo empeora la situación predisponiendo al condicionamiento operante, en la que el individuo aprende a mantener o eliminar conductas en función de las consecuencias que estas representan para el perro o la mascota. Por ello, es de suma importancia el establecimiento de límites para evitar situaciones similares a las descritas, como un viejo y conocido dicho menciona «no te metas en camisa de once varas».
Las fiestas de mascotas
De los actos que más sobresalen en las redes sociales como Facebook e Instagram, son las fiestas de cumpleaños de sus perrhijos, actividad propia de nosotros que tiene como finalidad convivir con amigos y fortalecer lazos emocionales. No obstante, inmiscuir a los perros en dicha actividad no es sano y no hay razón lógica para ello, aunque puede ser entendible que muchos lo hacen con el deseo de brindarles una buena vida, pero resulta egoísta pensar que una relación incongruente de perrhijo, sea la mejor manera de vivir. Finalmente, sean perros, gatos o cualquier animal de compañía, tienen necesidades y formas muy diferentes de relación con su entorno, por lo tanto, merecen desarrollar sus necesidades instintivas, y por su naturaleza necesitan a un líder, reglas, disciplina, ejercicio, y por último, afecto. Ser un dueño responsable, implica cumplir sin exageración las necesidades de la mascota, ya que esta no aspira a las mismas comodidades humanas para alcanzar el bienestar.
Con la finalidad de concientizar el hecho de que humanizar a las mascotas es también una forma de maltrato animal, respondamos a las siguientes preguntas:
¿Un perro o gato necesita ir de compras?
¿Una mascota se preocupa por su fiesta de cumpleaños?
¿Es necesario llevar a la mascota a una guardería mientras estás en el trabajo?
¿Tendrá miedo una mascota de sufrir «bulling» si no está vestida a la moda?
¿Una mascota entenderá que es un «influencer» en las redes sociales?
Las respuestas son obvias, son libres de ser como la naturaleza los ha moldeado, es ella la que les dotó de tener o no pelaje para resistir el frío y otras condiciones climáticas, muchas veces son los dueños los que se proyectan en el perro y le crean necesidades que no tiene.
Para Saber Más:
OIE (2016). Bienestar animal. 4 Conferencia mundial de la OIE sobre bienestar animal. http://www.oie.int/es/bienestar-animal/temas-principales/
Duran-Mena, C. (2018). «Los “perrhijos”, realidad en auge y expansión». Forbes México.
https://www.forbes.com.mx/los-perrhijos-realidad-en-auge-y-expansion/
Dunner, S. y Cañón, J. (2014). «Origen y Diversidad de la especie Canina». Revista Veterinaria Profesional de Animales de Compañía, 130:18-26.
https://www.ucm.es/data/cont/docs/345-2018-07-10-Origen_y_diversidad_de_la_especie_canina.pdf
Rangel García Jiménez, estudiante del Programa institucional de Maestría en Ciencias Biológicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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José Herrera Camacho, Profesor Investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
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