Inulina y su potencial funcional contra la colitis

Escrito por Noé Rosas Monroy y Ana Gabriela Campos Arroyo

El síndrome de colon o intestino irritable

Quizás habrás oído de este síndrome o posiblemente lo padeces. No es más que la enfermedad que comúnmente es denominada colitis. En México se ha documentado con un incremento histórico desde 1987, y actualmente se estima que entre el 16 y 30 % de la población la padece, con una afección principal en mujeres menores de 45 años de edad.

Los síntomas, que se pueden presentar desde la infancia y la adolescencia, son dolor abdominal, acompañado de alteraciones en la frecuencia o forma de las evacuaciones y distención o inflamación.

Aunque hay diversos tratamientos médicos para su control, ahora sabemos que la alimentación tiene un papel importante en el desarrollo de la colitis, pero también en su prevención, por lo que se necesitan de alternativas naturales como la inulina, un componente presente en algunos alimentos que actúa como fibra, y que coadyuven en el tratamiento de la colitis para la disminución de algunos de sus síntomas.

Para entender esta problemática, primero hablaremos de la colitis y de la microbiota intestinal, y resaltaremos la importancia de los alimentos funcionales —entre ellos la inulina—, en la dieta de personas con colitis.

 

Pero, ¿qué es la colitis?

Es una enfermedad crónica del tracto gastrointestinal, comúnmente conocida como colitis ulcerosa crónica inespecífica, o simplemente colitis, y conjuntamente con la enfermedad de Crohn, constituyen las dos enfermedades inflamatorias intestinales más comunes. A nivel mundial, la colitis es la forma más común de enfermedad inflamatoria intestinal, y en México, 1 de cada 5 personas la padece, siendo el 70 % mujeres.

Aunque aún es incierto el origen de las causas de esta enfermedad, se le ha atribuido a diferentes factores, tanto de tipo ambiental como genético, a infecciones bacterianas, virales, trastornos psicosomáticos, mecanismos autoinmunes y hasta fenómenos alérgicos, entre otros. En años recientes, factores como el estrés, la depresión o las fuertes tensiones con las que las personas viven día a día, se han relacionado con la colitis, ya que provocan que el intestino se inflame y causen una serie de síntomas que son incómodos, e incluso, pueden llegar a incapacitar a las personas.

Por otro lado, los principales síntomas son malestar estomacal, flatulencia, diarreas, estreñimientos alternados y presencia de grandes cantidades de moco en evacuaciones.

 

La microbiota y su relación con la colitis

En el intestino humano, en especial en el intestino grueso o colon, se encuentra un ecosistema de especies diferentes de microorganismos, los cuales pueden ser benéficos o no, por lo que un ecosistema alterado puede provocar determinadas enfermedades. La microbiota tiene la función de absorber nutrientes esenciales, así como vitaminas y fortalecer el sistema inmunitario, dando un efecto regulador sobre la función de barrera de la mucosa intestinal, lo que representa un mecanismo defensivo importante contra enfermedades.

Ahora bien, los microorganismos presentes en el intestino se adquieren al nacer y durante el primer año de vida. Sin embargo, también se ingieren continuamente, principalmente, a través de alimentos y bebidas, observándose que los microorganismos presentes en cada persona varían.

En el colon, el tiempo de tránsito es lento, lo que brinda a los microorganismos la oportunidad de proliferar fermentando los sustratos disponibles derivados de la dieta o de las secreciones endógenas. Así mismo, la flora intestinal, también forma la materia fecal dentro del intestino y genera gases como el hidrógeno y metano mediante la fermentación, al consumir hidratos de carbono no absorbibles como las fibras. Diferentes investigaciones señalan que una alimentación con alimentos funcionales, tiene efectos beneficiosos sobre la colitis.

 

¿Qué son los alimentos funcionales?

Este tipo de alimentos contienen componentes biológicamente activos que ejercen efectos beneficiosos y nutricionales básicos, en una o varias funciones del organismo, que se traducen en una mejora de la salud o en una disminución del riesgo de sufrir enfermedades. Además, contienen componentes como los fitoesteroles, fibra dietética, antioxidantes, ácidos grasos insaturados, entre otros, que pueden modular la microbiota intestinal.

Existen diferentes tipos de alimentos funcionales como los probióticos y los prebióticos. Los probióticos son microorganismos vivos que cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud. Las cepas probióticas comúnmente usadas, pertenecen a los géneros Lactobacillus, Bifidobacterium, E. coli Nissle 1917 y Saccharomyces boulardii. No obstante, es importante tener en cuenta que no todos los probióticos poseen las mismas propiedades beneficiosas.

Por su parte, los prebióticos son ingredientes alimentarios no digeribles que afectan beneficiosamente al huésped mediante la estimulación selectiva del crecimiento y/o la actividad de una o un número limitado de bacterias en el colon. Algunos de estos prebióticos cuando son incorporados en la dieta, alteran la microbiota intestinal, disminuyendo los recuentos de bacterias coliformes, bacteroides y cocos, aumentando hasta diez veces las bifidobacterias. Otros efectos promotores a la salud, atribuidos a los prebióticos, están relacionados con su capacidad de adherirse a la mucosa intestinal para modular la respuesta inmune del huésped. Los prebióticos han demostrado que, al inducir un incremento de las bacterias beneficiosas, contribuyen a la mejora de la salud del individuo; y aunque podemos hablar de diferentes alimentos funcionales o prebióticos, creemos que la inulina, tiene un alto potencial funcional sobre la colitis.

 

La inulina y sus efectos contra la colitis

La inulina es un tipo de prebiótico que corresponde a un hidrato de carbono de origen vegetal, considerado como fibra soluble, que resiste la digestión y es fermentada en el colon. Aumenta las heces fecales y el contenido de agua en ellas, mejorando así la digestión. Debido a la propiedad de fermentar, afecta distintas funciones involucradas en la protección y reparación de la mucosa del colon, lo que puede contribuir a reducir el riesgo de enfermedades intestinales como la colitis.

Se ha observado que la inulina tiene varios beneficios, por ejemplo, a través de la fermentación en la microbiota reduce los niveles de triglicéridos, colesterol y regula la glucosa en sangre; como fibra soluble previene y actúa de forma activa en el estreñimiento, da forma y suavidad al excremento, previene la aparición de divertículos intestinales y la aparición de hemorroides; además, trata y previene cuadros de infecciones diarreicas. También se ha observado que previene sangrado de tubo digestivo tanto alto como bajo, gastritis, ayuda en el tratamiento de cáncer de colon, en cuadros agudos de colitis, y favorece la absorción de vitaminas y minerales, tales como el calcio y magnesio en el intestino delgado o el colon.

Dado que la inulina estimula el crecimiento de las bacterias benéficas para el organismo, particularmente en el proceso de digestión, provoca que haya una mayor motilidad en el intestino, por lo que se considera un alimento funcional para el tratamiento de esta enfermedad.

Aunado a lo anterior, la fermentación de los carbohidratos que consumimos, produce ácidos grasos de cadena corta, especialmente butirato, que es la primera fuente de energía de las células de revestimiento del colon. Cuando los niveles de butirato se reducen o están ausentes, puede ocurrir inflamación, una de las características de la colitis. El consumo de inulina en dosis adecuada, disminuye los cuadros de esta enfermedad.

Pero, ¿qué alimentos o plantas son fuente de inulina?

En la industria internacional la achicoria (Cichorium intybus) y la alcachofa de Jerusalén o tupinambo (Helianthus tuberosus) son las principales fuentes de inulina, en México se cuenta con la especie Agave tequilana Weber var. Azul. Pero aún hay más, podemos obtenerla en una gran diversidad de plantas y cuando se produce, es un polvo blanco de finas partículas de sabor neutro, con fácil disolución en agua (aproximadamente 10 % a 25 °C) lo que la hace fácil su consumo, especialmente en los líquidos.

La recomendación de consumo de inulina es de 5 a 8 g al día, para disminuir algunos de los síntomas de la colitis. Si se consume de manera directa se recomienda ingerir 4 g al día durante dos semanas, disuelta en agua, leche o jugo verde.

A pesar de que hay alimentos con alto aporte de inulina, se ha observado que tendríamos que consumir una gran cantidad de estos para alcanzar la ingesta diaria recomendada. Actualmente contamos con suplementos alimenticios en polvo que contienen inulina, como los elaborados a partir de agave, pero recordemos que las fuentes naturales siempre serán más saludables.

 

Ávila-Fernández A. (2013). «Prebióticos: Alternativas mexicanas». Horizonte Sanitario, 12(1):4-6.

http://revistas.ujat.mx/index.php/horizonte/article/view/149/94

 

Quitral V., Torres M., Velásquez M. y Bobadilla M. (2018). «Efecto de inulina en la saciedad en humanos». Perspectivas en Nutrición Humana, 20(1): 79-89.

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-41082018000100079&lng=en&nrm=iso

Servicio Endocrinología y Nutrición (2017). «Dieta colitis ulcerosa 1800 kcal».

http://www.ienva.org/web/dietas/dietas-enfermedades-digestivas/dieta-colitis-ulcerosa-1800-kcal.pdf

 

Calizaya Y. y Huari C. 2017. Efecto del consumo de inulina de achicoria (Cichorium intybus) sobre los niveles de glucosa y malonaldehido (MDA) en suero de ratas inducidas a Diabetes Mellitus Tipo II con estreptozotocina [Tesis]. Lima: Universidad Peruana Unión: Facultad de Salud.

 

Noé Rosas Monroy, Licenciado en Enfermería de la Secretaria de Salud de Michoacán, Especialista en Enfermería Quirúrgica y pasante de la Maestría en Nutrición Humana de la Universidad de Morelia.

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Ana Gabriela Campos Arroyo, Doctora en Ciencias de la Educación, profesora de asignatura de la Facultad de Químico Farmacobiología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y docente de la Licenciatura en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Morelia.

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