En este artículo se relatan, a grandes rasgos, cada uno de los pasos que se siguen para documentar el registro de las plantas de un determinado lugar hasta la elaboración de una Flora, llamada así por los biólogos a la obra que contiene la información relativa a los organismos vegetales de una región.
Acompáñanos en este viaje para aprender cómo se conoce una planta
Realizar un viaje en territorio mexicano, si nos gusta contemplar el paisaje, es una experiencia llena de sorpresas, pues observamos serranías de formas espectaculares, cañadas, mesetas, valles, avanzamos por riberas de ríos y márgenes de lagos; sin embargo, lo que puede llamar más nuestra atención son las plantas que se asientan en cada pedazo del territorio. También puede llamar nuestra atención cuando el paisaje cambia a terrenos agrícolas, frutícolas o simplemente a áreas taladas e intensamente perturbadas que rompen la armonía del entorno.
Si ponemos atención, nos percataremos que cambian los tipos de rocas, el clima y otras características en la ruta del viaje y, aún más, si hiciéramos paradas para observar las plantas que crecen en cada lugar, advertiríamos que no solo cambian las que dominan en la comunidad, sino que hay un mundo de vegetales viviendo en diversas condiciones: unas prefieren habitar en las ramas de los árboles, otras en las peñas, unas más en suelo firme y si existe un charco, un río o una laguna, hay plantas que viven solo dentro del agua. También observaríamos que existe una diversidad de formas de vida como la herbácea, arbustiva, arbórea, liana, entre otras.
Entonces, puede que nos preguntemos ¿Hay personas dedicadas a conocer la diversidad de plantas?, ¿Cuántas y cuáles especies viven en un territorio?, ¿Todos estos organismos tienen un nombre?, ¿Cuál es la forma de conocer la diversidad vegetal de una región?
Anaquel con especímenes del herbario del Instituto de
Ecología, A. C. Centro Regional del Bajío (IEB).
¿Cómo se inicia este trabajo?
En la historia de la humanidad han existido diversos intentos para conocer y clasificar el mundo vegetal. A nivel mundial es una tarea descomunal, si consideramos que se conocen cerca de 272 655 especies de plantas; por esta razón los botánicos, que son los científicos que se dedican a realizar esta tarea, han optado por hacer inventarios regionales de un país, de un estado, de una sierra, de un lago, etc.
El trabajo empieza con la exploración y la recolección de las plantas que crecen en el área seleccionada. La actividad consiste en cortar fragmentos de las plantas con flores o frutos (si son plantas que presentan estas estructuras) o con órganos reproductores (en caso de los helechos y sus afines). Se registran la fecha y los datos de la localidad: ubicación, coordenadas geográficas, altitud, lugar donde vive la planta; características de la planta como su tamaño y color de la flor. Las muestras se deshidratan y se emprende la segunda fase del método del trabajo florístico: asignarle un nombre a cada ejemplar. Los botánicos a ese paso lo etiquetan como “identificación”.
Diversas plantas tienen dos tipos de nombres, uno común, que es por el que la conoce la mayoría de la gente, y otro científico, pero aún existe un contingente de vegetales que no tienen asignado ni uno ni otro. Aunque ambos son importantes, al botánico le interesa el científico porque es con el que se conoce a la misma especie de planta en todo el mundo; además, es el nombre con el que se va a registrar toda investigación que se le realice a la especie.
Ejemplar y etiqueta de Oxalis morelosii Pérez-Calix (Oxalidaceae) preservado en el herbario del Instituto de Ecología, A. C., Centro Regional del Bajío (IEB). Fotografía de Brenda Y. Bedolla G
Otro paso: la identificación de las plantas
Identificar una planta es interesante y divertido. Se trata de hacer una búsqueda meticulosa en la literatura especializada en taxonomía vegetal (libros, revistas y portales electrónicos) de la clasificación y del nombre que le corresponde al organismo que tenemos bajo la lupa o microscopio. Este paso puede ser sencillo y rápido si la planta es de amplia distribución y bien conocida en la literatura; puede ser más lento si se distribuye en sitios exclusivos y su registro documental es antiguo o poco accesible; es más tardado cuando los documentos en los que se registra están en bibliotecas poco disponibles o cuando se trata de una planta a la que no se le ha asignado un nombre científico, en cuyo caso es necesario realizar un trabajo para registrarla en la literatura botánica.
El proceso continúa con el arreglo de los ejemplares en un herbario (colección científica de plantas deshidratadas), a partir del ingreso a una colección, el espécimen se convierte en el “documento que certifica la existencia de una especie en un determinado tiempo y lugar”. Los biólogos aprecian las colecciones científicas como fuente de diversas investigaciones y de enseñanza, bajo esta perspectiva, las colecciones preservan la documentación de la diversidad florística.
Una vez que se tienen identificadas las plantas y organizadas en una colección, se procede a preparar una obra que servirá como guía para los interesados en su conocimiento. Los biólogos aplican el término Flora para referirse a la obra que contiene información de los organismos vegetales de una región; esta puede publicarse como un libro único o en una serie de volúmenes o fascículos en el caso de ser impresa o, si es electrónica, en discos compactos o en plataformas web diseñadas para gestionar la información y la consulta práctica por un amplio sector de usuarios.
Los botánicos preparan los tratamientos taxonómicos de las floras en los niveles de familia, género y especie; incluyen sus descripciones morfológicas y claves para la identificación de las plantas en esas categorías.
Para cada especie presentan su nombre científico (el nombre válido según normas precisas, el autor de ese nombre y el documento en el que se publicó) y sus nombres comunes, si los tienen, continúan con una descripción morfológica, datos de su distribución geográfica y ecológica, los meses en que florece y fructifica, citan los ejemplares (que son los que atestiguan que la especie vive en la localidad de donde se registra) depositados en los herbarios, y estampan una ilustración o fotografía de la planta para exhibir sus características más sobresalientes, estas imágenes son una herramienta indispensable pues son un importante material de apoyo en el reconocimiento taxonómico.
Conocer la diversidad de organismos que habitan en una región, además de fascinador, es transcendental para la humanidad, porque esta biodiversidad le ha servido de base para su desarrollo cultural. En este sentido, la relevancia de una Flora radica, entre muchos otros aspectos, en que está formada por metadatos botánicos; es decir, tiene datos que se relacionan con otros. Es una fuente que notifica la distribución actual e histórica conocida de una especie, cuándo y en dónde se colectó por primera vez, si durante un evento particular (como el descubrimiento de América, las Guerras Mundiales, las actividades agrícolas) se exploraba, se coleccionaba y qué colectores botánicos permanecieron activos recolectando especímenes, así como la diversidad de vegetales recaudados. Se pueden tener datos de los ejemplares preservados, como son la fecha más antigua y más reciente en la que una especie fue colectada, el autor de cada especie registrada en la Flora, el nombre y datos de la publicación, entre otra información.
Compilar una Flora requiere de un enorme trabajo de investigación en campo, en los herbarios y en la literatura taxonómica impresa y digital. De hecho, la información que se usa para preparar una Flora proviene de los artículos científicos en los que se registraron originalmente las especies para la ciencia, de otros documentos como monografías o revisiones taxonómicas, y de la información contenida en los especímenes depositados en los herbarios.
La Flora entonces es “un documento que se debería de actualizar constantemente, que debe pasar por una revisión por parte de los especialistas en cada grupo taxonómico, y que contiene una compilación confiable de información acerca de las plantas”.
México es un país megadiverso por poseer una gran cantidad y diversidad de especies de animales y plantas (aproximadamente 70% del total mundial). Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se conocen en el mundo 272 655 especies de plantas, en México habitan entre 22 000 y 31 000 de ellas; casi un 20% tiene atributos medicinales y un alto porcentaje es exclusivo de México. Además, algunas especies aún no se han descubierto, otras seguramente se han extinguido sin que sepamos de ellas y otras desaparecerán sin que las registremos, por lo que tampoco quedará evidencia de su uso potencial.
Aunque, biológicamente hablando, la flora de México es una de las más complejas y variadas del planeta, gracias a las exploraciones botánicas, a la consolidación de los herbarios, y a las publicaciones derivadas de investigación taxonómica, se han podido generar floras regionales para el país. Algunas de ellas se consideran terminadas, pero la mayoría continúa en proceso: Flora de Sonora, Flora de Veracruz, Flora Fanerogámica del Valle de México, Flora de Baja California, Flora Novo-Galiciana, Flora de Jalisco, Flora de Guerrero, Flora del Bajío y de regiones adyacentes, Flora del Valle de Tehuacán-Culiacán y Flora Mesoamericana.
Cruz-Paredes L. y Cruzado-Cardiel M. (2009). Conociendo las plantas de mi localidad. Manual de alumnos y profesores. Centro de Investigaciones Tropicales, Universidad Veracruzana.
http://reservaeleden.org/plantasloc/
Sánchéz-González A. y González Ledesma M. (2007). Técnicas de recolecta de plantas y herborización. En: A. Contreras-Ramos, C. Cuevas Cardona, I. Goycochea e I. Iturbe. La sistemática, base del conocimiento de la biodiversidad. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, pp. 123-133.
https://www.uaeh.edu.mx/investigacion/productos/6082/Capitulo12.pdf
Olvera G. M. (s.f.). Triptico: Colecta y preparación de un ejemplar herborizado. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Biología.
http://www.ib.unam.mx/m/docs/flatpages/botanica/herbario/servicios/triptico.pdf
Emmanuel Pérez-Calix, Investigador Titular del Instituto de Ecología, A.C. Centro Regional del Bajío, Red Diversidad Biológica del Occidente Mexicano, Pátzcuaro, Michoacán, México.
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Patricia Y. Mayoral Loera, Técnico Académico Titular del Instituto de Ecología, A.C. Centro regional del Bajío, Red Diversidad Biológica del Occidente Mexicano, Pátzcuaro, Michoacán, México.
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