La naturaleza y la ciencia económica

Escrito por Janeth Ortiz Ruiz y Julián Robles Jacuinde

Desde el estudio de la ciencia económica, los recursos naturales han sido factores importantes para producir riqueza (entendida como lo que los seres humanos necesitamos producir para vivir). A partir del desarrollo de las actividades industriales, las actividades económicas han contribuido de manera importante al proceso de degradación del medio ambiente.

En este sentido, si bien desde el siglo XVIII corrientes del pensamiento económico ya aseveraban que la única fuente que de verdad produce algo, es la naturaleza. A partir de la década de los setenta, inició la preocupación por la disponibilidad futura de los recursos naturales.

 

La preocupación por recursos naturales y la generación de riqueza

En el marco del desarrollo como un término tecno-económico, en 1972 se lleva a cabo la convención de Estocolmo y se publican los límites del crecimiento, donde se evidencia la omisión en la que ha incurrido la teoría económica en cuanto a la disponibilidad de los recursos naturales como recursos finitos, poniendo en relieve la relación población-generación de riqueza, afirmando la extralimitación de la humanidad en el uso y agotamiento de los recursos naturales.

Es a partir de entonces, cuando se consideran los límites que el planeta tiene ante la producción de riqueza y el crecimiento económico “estamos obligados a tomar en consideración las limitadas dimensiones del planeta y los límites de la presencia y la actividad humana sobre el mismo”.

Una vez puesta sobre la mesa, la necesidad de considerar los límites planetarios cuando se habla de desarrollo (desde el punto de vista económico), en 1987 se publica nuestro futuro común o  Informe Brundtland, en el que el término desarrollo sustentable emerge y que dimensiona, no solamente mediante los factores económicos, sino también tomando en cuenta las cualidades ecológicas, económicas y sociales del desarrollo como elementos interrelacionados que forman un todo y en el que se declaran objetivos precisos al respecto del problema ambiental, señalando que el desarrollo sustentable requiere entender que la inacción ante problemas como la situación de los países pobres, el crecimiento de la población, el peligro de  la extinción de los sistemas naturales, la conservación de los ecosistemas y el uso de recursos no renovables traerá consecuencias para la propia humanidad y el planeta.

El empobrecimiento del medio ambiente

Las fallas que se necesitan corregir se originan tanto en la pobreza como en la manera sesgada con que, a menudo, hemos tratado de conseguir la prosperidad.

Muchas partes del mundo están enredadas en una maligna espiral descendente: los pueblos pobres se ven obligados a utilizar en exceso los recursos del medio ambiente para sobrevivir el día a día, y el empobrecimiento de su medio ambiente contribuye a acentuar su indigencia, y al hacer aún más difícil e incierta su supervivencia.

La riqueza alcanzada en algunas partes del mundo es, a menudo, precaria porque se ha conseguido por prácticas agrícolas, forestales e industriales que proporcionan ganancias y progreso sólo a corto plazo, y con un costo ambiental exorbitante. Partiendo de lo anterior es que se conceptualiza por vez primera el término de desarrollo sustentable como aquel que “satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”.

Desde el punto de vista de la teoría de sistemas (que busca explicar la interacción de todos quienes habitamos este planeta: animales, plantas y recursos naturales en cuanto al entorno físico), el problema de la separación del ser humano de la naturaleza tiene impactos importantes a mediano y largo plazo en todo el planeta, esto por las relaciones simbióticas y sinérgicas que existen en todo el planeta tierra, entre los seres vivos y el medio físico.

En este sentido, Richard Leakey y Roger Lewin en 1997, señalan a las comunidades ecológicas como sistemas complejos, esto por las consecuencias prácticas que se ven con claridad en el impacto que produce su perturbación. Hoy ya no puede negarse que una parte de las perturbaciones del pasado reciente se ha debido a la presencia humana.

Christian Amed González Espino, Presa El Molino, Ocampo, Guanajuato,2017

Nosotros y el planeta Tierra

Cuando entendemos la biota de la tierra en términos holísticos, es decir, viéndola funcionar como un todo interactivo que produce un mundo vivo, estable y con buena salud, acabamos por vernos a nosotros mismos como parte de ese todo, no como especie privilegiada que puede explotarla impunemente. El reconocimiento de que estamos arraigados en la vida y su bienestar exige que respetemos a las demás especies, no que las arrollemos en la ciega satisfacción de nuestros intereses.

Sino que es en este sentido que resulta conveniente señalar la evidente contingencia ambiental por la que atraviesa el mundo entero y que evidencia la desarticulación de los ámbitos que prevalecen en nuestros días: social, político, económico y ambiental, quedando en relieve la degradación de la tierra, entendida  como “la pérdida de utilidad o la reducción, pérdida o cambio de características u organismos que no pueden ser reemplazados”.

Este proceso de degradación puede ser por causas naturales o antropogénicas e indudablemente desde que el ser humano habita el planeta tierra, los procesos de degradación han sido exponencialmente mayores con respecto a los naturales.

Se incluyen además otros aspectos que para fines de estudio pueden abstraerse, aunque en la realidad compleja indudablemente van de la mano los aspectos tanto geográficos como históricos, administrativos, económicos, sociales, ecológicos y ambientales.

Y es en este sentido que de las diferentes discusiones al respecto del desarrollo, en particular el desarrollo sustentable es uno de los aspectos que de igual manera ha sido sujeto de varios juicios, desde la economicista que lo relaciona al crecimiento económico, hasta el ambientalista que lo visualiza como el respeto al entorno ecológico y su comunión con el ser humano.

 

Fotografía: Christian Amed González Espino,Los Azufres; Michoacán 2016

Progreso humano e impacto ambiental

Así al referirse al desarrollo sustentable hay quienes consideran que tal idea debe superarse en el sentido hegeliano de conservar lo que tiene de positivo, en una política de la humanidad y una política de civilización. Por lo que la noción de desarrollo, incluso en su forma dulcificada de sostenible, como lo señala Edgar Morin en 2007, al cuestionar la existencia del desarrollo sustentable, aun contiene un núcleo tecno económico, en el que se concibe que todo progreso humano emana del crecimiento material y de la riqueza, principio que se ha visto superado ante el estado de cosas actual, en el que el ser humano no puede dejar de lado el tema ambiental.

Desde las sociedades de tecnologías primitivas, el impacto ambiental ha sido manifiesto, desde entonces el impacto del ser humano se ha traducido en una de las más rápidas y graves catástrofes biológicas de la tierra y lo que caracteriza al ser humano es que la degradación del ambiente va acrecentándose de generación en generación.

En este sentido se pueden distinguir al menos dos tipos de problemas ambientales en torno a la producción económica: el uso de los recursos naturales, que se traduce en depredación (extinción) y los residuos que se generan a partir de la producción de riqueza (contaminación ambiental). 

 

Saber Más: 

Leakey, R. y Lewin, R. (1997), The sixth extinction, patterns of life and the future of humankind. Tusquets Editores, S.A., Barcelona.

Morin, E. (1996). El pensamiento ecologizado. Gazeta de Antropología, 12, París. http://red.pucp.edu.pe/ridei/wp-content/uploads/biblioteca/100115.pdf

Morin, E. y Hulot N. (2008). El año I de la era ecológica. Paidós, México.

Tomassino, H., Foladori, G. y Taks J. (2005), La crisis ambiental contemporánea. En: Foladori G. y Pierri N. (Coordinadores), ¿Sustentabilidad? Desacuerdos sobre el Desarrollo Sustentable. México: Universidad Autónoma de Zacatecas, pp. 9-26. https://diversidadlocal.files.wordpress.com/2012/09/desacuerdos-sobre-el-desarrollo-sustentable.pdf

Janeth Ortiz Ruiz, estudiante del Doctorado en Ciencias en Desarrollo Sustentable en la Facultad de Economía “Vasco de Quiroga”de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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Julián Robles Jacuinde, Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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