Todo empieza en una clase que se desarrolla en cierta aula universitaria, en donde el profesor de Biología y sus estudiantes, abordan el tema de las antocianinas, un grupo de compuestos químicos presentes en frutos y vegetales, los cuales, además de ser responsables de colores vivos como el rojo o el azul, y de tener funciones ecológicas importantes, proporcionan beneficios a la salud humana. En la dinámica de la clase, el profesor expone el tema y responde a diferentes cuestionamientos de los alumnos, destacando los beneficios de las antocianinas como en la prevención de enfermedades cardiovasculares, en la inflamación de tejidos y órganos, en el desarrollo de algunos tipos de cáncer, en la diabetes mellitus tipo 2, en las infecciones bacterianas y fúngicas, entre otras.
Y… la clase inicia
En la clase, el profesor responde las dudas de los estudiantes y realiza diferentes aclaraciones, con el fin de promover el consumo de frutos y vegetales que contienen este tipo de compuestos químicos.
Las antocianinas -comentó el profesor en clase- forman parte de un grupo importante de pigmentos naturales que le dan color a numerosos frutos, vegetales y flores. Este grupo de compuestos son los causantes de colores preciosos como el azul intenso, el morado y el rojo. De hecho, la palabra antocianina deriva de las palabras griegas anthos y kyanos, que significan flor y azul oscuro, respectivamente.
-Disculpe profesor, ¿es importante para un fruto o una flor tener colores tan llamativos? -Preguntó un estudiante.
-Por supuesto, ya que se ha demostrado que estos pigmentos son atrayentes de animales, entre ellos los insectos, lo que permite la dispersión de semillas y la polinización. Sin embargo, en esta clase lo que más nos interesa de las antocianinas no son sus cualidades ecológicas, sino sus beneficios potenciales a la salud humana. Por ejemplo, sus aportes para el alivio del estrés oxidativo y prevención de enfermedades cardiovasculares.
-Un momento por favor profesor, estrés oxida ¿qué? -Comentó otro estudiante con cara de no entender nada.
-El estrés oxidativo es un proceso de deterioro de la célula que depende de la producción de sustancias tóxicas llamadas radicales libres, las cuales pueden provocar envejecimiento y muerte celular. En este sentido, en estudios de laboratorio y con animales, se ha demostrado que las antocianinas son potentes antioxidantes que protegen a las células de los radicales libres. Asimismo, su capacidad antioxidante les permite actuar en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
-¿Esas enfermedades tienen que ver con el corazón?- Preguntó un chico que levantaba su mano desde hacía algunos minutos.
- Así es- Asintió el profesor con la cabeza. Pero también están relacionadas con problemas funcionales en los vasos sanguíneos, las venas y las arterias. Como lo pueden ver en la siguiente representación gráfica. El profesor explicaba que los radicales libres, mostrados en color rojo en la gráfica, provocan estrés oxidativo en las células. Y señalaba enfáticamente que la capacidad antioxidante de las antocianinas (mostradas en color azul) neutraliza el estrés oxidativo.
Las antocianinas poseen actividad antiinflamatoria ya que se relaciona directamente con la propiedad antioxidante -prosiguió el maestro- definiendo la inflamación como un proceso biológico complejo que se da en respuesta a algún daño en los tejidos del cuerpo. Dicha inflamación es estimulada por sustancias químicas llamadas ciclooxigenasas y prostaglandinas, entre otras.
-Esas sustancias tienen nombres muy complicados- Aseveró el estudiante menos participativo.
-¿Les parece si los deletreamos?- Propuso el profesor, al tiempo que invitaba a sus alumnos a imitarlo exclamando: ¡ci-clo-oxi-ge-na-sas y pros-ta-glan-di-nas!, ¡muy bien!
Pues resulta que en estudios de laboratorio se encontró que las antocianinas de cerezas amargas, cerezas dulces, arándanos, zarzamoras, moras azules, frambuesas y fresas, inhibieron la acción de estas ciclooxigenasas, lo que mostró su posible actividad antiinflamatoria. De hecho, esto se confirmó posteriormente en estudios con animales, observándose resultados antiinflamatorios prometedores.
Pero, además las antocianinas son anticancerígenas, es decir que son una alternativa contra el cáncer ¿Saben qué es el cáncer? -preguntó el profesor- es el nombre que se le da a un conjunto de enfermedades que están relacionadas y que se caracteriza porque las células de los tejidos se dividen sin control, dando lugar a tumores.
-Híjole esta enfermedad si me da miedo -comentó otro estudiante con cara de susto.
-Claro que sí- Ratificó el maestro. -Ya que las estadísticas de muerte por diferentes tipos de cáncer son escalofriantes.
Se ha demostrado que las antocianinas provenientes de diversas fuentes como arándanos, uvas, fresas, maíz morado, zanahoria morada y rábano rojo, entre otras, poseen actividad anticancerígena sobre células cancerosas de colon, epitelio intestinal, oral, próstata y mama –comentó el profesor-.
Lo más importante es que, muchos de estos estudios también se han realizado en animales, los cuales arrojan resultados muy alentadores, puesto que se ha observado que las antocianinas poseen efectos preventivos en diversos tipos de cáncer, principalmente en aquellos relacionados con el tracto gastrointestinal.
Las antocianinas también ayudan para el control de la diabetes mellitus tipo 2 –mencionó el profesor- esta enfermedad es un desorden metabólico que está asociado al poco o nulo funcionamiento de una hormona llamada insulina. Esta hormona es fundamental en la entrada de la glucosa a las células del cuerpo para que éstas generen energía.
-¿Energía como la que usa Gokú?- preguntó un estudiante bastante distraído-
-No, me refiero a energía química que sirve para hacer trabajo metabólico para el funcionamiento de la célula y se le llama ATP (Adenosín Trifosfato)- Puntualizó el maestro.
La insulina es producida por un tipo especial de células del páncreas llamadas células beta (β); sin embargo, si la hormona no funciona adecuadamente, nuestras células no producirán ATP. Debido a lo anterior, los pacientes diabéticos presentarán síntomas como debilidad, pérdida de peso, mucha sed, entre otros.
En este sentido, la actividad antioxidante de las antocianinas protege a las células β del estrés oxidativo inducido por la glucosa, como se ha observado en ratas diabéticas tratadas con antocianinas de moras azules, lo que indica que estos compuestos son efectivos en prevenir el desarrollo de oxidación in vivo, lo que, de otra manera, podría desencadenar en diabetes.
Disculpe profesor, -preguntó otro estudiante- Los científicos dicen que las plantas se defienden de sus enemigos naturales (herbívoros y patógenos) ¿eso es cierto?
-Claro que sí, - Respondió el profesor mientras volvía su mirada hacia el jardín.
-Las plantas utilizan diferentes estrategias de defensa, entre las cuales destacan la acción de los compuestos fenólicos antimicrobianos, un grupo químico al cual pertenecen las antocianinas. Lo importante de esta característica de las antocianinas es que se ha estudiado su actividad antimicrobiana contra bacterias patógenas de humanos.
-¿Bacterias como Escherichia aureus y Staphylococcus coli?- Aseveró un estudiante con cara de suficiencia.
-Así es, pero sus nombres científicos correctos son Escherichia coli y Staphylococcus aureus- Le corrigió el maestro y continuó con su explicación.
Así, diversos estudios muestran la capacidad antimicrobiana de extractos de antocianinas de zarzamoras, frambuesas y fresas al reducir la viabilidad de otras bacterias patógenas de humanos como Salmonella enterica y Helicobacter pylori, además de Candida albicans, un hongo que también es patógeno de humanos.
-¿Eso quiere decir que el consumo de frutas y verduras que poseen antocianinas es súper benéfico en la prevención de numerosas enfermedades verdad?- Comentó otro estudiante que tomaba nota rápidamente.
-Como ya lo hemos visto, así es, sobre todo el consumo de frutos y hortalizas rojos, ya sea frescos en ensaladas o sus productos como los jugos y el vino.
«Por lo tanto, una copa de antocianina ¡ah que buena medicina!,
- Finalizó la clase el profesor-»
Castañeda-Sánchez, A. y Guerrero-Beltrán J.A. 2015. Pigmentos en frutos y hortalizas rojas: antocianinas. Temas Selectos de Ingeniería de Alimentos, 9:25-33.
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Garzón; G.A. (2008). Las antocianinas como colorantes naturales y compuestos bioactivos: Revisión. Acta Biológica Colombiana, 13(3):27-36.
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He, J. y Giusti M.M. (2010). Anthocyanins: Natural colorants with health-promoting properties. Annu. Rev. Food Sci. Technol., 1:163-187. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22129334
La D. en C. Hortencia Gabriela Mena Violante es Profesora-Investigadora de la Maestría en Ciencias en Producción Agrícola Sustentable del CIIDIR Unidad Michoacán, del Instituto Politécnico Nacional Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
El D. en C. Pedro Damián Loeza-Lara es Profesor-Investigador de la Licenciatura en Genómica Alimentaria, en la Universidad de La Ciénega del Estado de Michoacán de Ocampo (UCEMICH)
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