En México, el número de muertes por traumatismos aumenta cada día, por lo que representa un gran problema de salud pública nacional. El crecimiento de la población y su distribución indican un aumento de la población geriátrica, la de los adultos mayores, donde se ha observado que el estado de su salud en nuestro país es afectado por diversos factores como económicos, desigualdad entre géneros, la deficiencia en el acceso a los servicios de salud, la incidencia de enfermedades crónicas y degenerativas, entre otras.
Esto aumenta la probabilidad de que los adultos mayores soliciten atención neuroquirúrgica en los hospitales y algunos estudios indican que la desnutrición es uno de los principales problemas de salud, que se presentan en los adultos mayores hospitalizados o que se encuentran dentro de un asilo.
La desnutrición en adultos mayores incrementa las complicaciones, los días de estancia hospitalaria y los costos invertidos en los sistemas de salud, por lo que es importante que se generen estrategias de solución a corto, mediano y largo plazo.
«Una de ellas es la oportuna evaluación del estado nutricio, la prevención de enfermedades y el control de éstas por medio de una adecuada nutrición»
Para entender esta problemática, primero hablaremos de la geriatría, de qué se ocupa y la importancia de la nutrición en pacientes con lesiones cerebrales o neurotrauma.
¿Qué es la geriatría?
La geriatría se ocupa de los aspectos clínicos, terapéuticos, preventivos y sociales relacionados con la salud y enfermedad de los ancianos. “Según los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se define como adulto mayor o anciano toda persona mayor de 60 años, subdivididos en las siguientes categorías: tercera edad de 60-74 años, cuarta edad de 75-89 años, longevos de 90-99 años y centenarios de más de 100 años”.
Por su parte, el envejecimiento se puede describir como un proceso dinámico, progresivo e irreversible, en el que intervienen múltiples factores relacionados, que determinan cambios en las necesidades nutricionales del anciano y que pueden afectar su estado de salud como son los cambios en la composición corporal, sensoriales, en el sistema gastrointestinal, alteraciones bucales, alteraciones de esófago, depresión, demencia, dependencia, pobreza, soledad, abandono, entre otros.
La mayoría de los adultos mayores presentan una serie de enfermedades que exigen una cuidadosa valoración para realizar un correcto diagnóstico y dar un adecuado tratamiento, ya que los cambios fisiológicos relacionados al envejecimiento influyen en la elección, dosis y frecuencia de la administración de muchos fármacos.
Se ha observado que hasta un 90% de los adultos mayores de 65 años ingieren uno o más medicamentos, lo que indica una polifarmacia. Muchos de los efectos adversos registrados por el uso de varios medicamentos han puesto en peligro la vida de éstos.
Importancia del estado nutricional del adulto mayor en el área de neurotrauma
Antes definiremos que el área de neurotrauma tiene como objetivo la atención y el estudio integral de los pacientes con lesiones traumáticas o que afectan el aparato locomotor, como por ejemplo, el traumatismo craneoencefálico, el trauma craneofacial y el trauma de columna vertebral, abarcando también el estudio de aquellas congénitas o adquiridas.
Los pacientes geriátricos son frecuentes en el área de neurotrauma y la mayoría de ellos se encuentran en un estado nutricio inadecuado debido al bajo peso que presentan de acuerdo con el índice de masa corporal presentando un riesgo de malnutrición.
Así pues, el estado nutricional es importante para la recuperación de otros padecimientos médicos, ya que un estado de nutrición deficiente suele preceder a distintas enfermedades, por lo que es de suma importancia detectar de forma oportuna a los pacientes en riesgo de malnutrición o malnutridos para contrarrestar las repercusiones en el estado de salud.
¿Cómo se evalúa el estado nutricio en el adulto mayor?
La evaluación del estado nutricional de los pacientes geriátricos es más compleja que la de los jóvenes, pues los parámetros antropométricos varían mucho, por cambios en la estatura, la distribución del tejido celular subcutáneo, la turgencia y elasticidad de la piel, el porcentaje de líquidos corporales y los parámetros bioquímicos, que la dificultan.
En el caso de los pacientes hospitalizados la evaluación del estado nutricio se debe considerar como el primer eslabón del tratamiento nutricional y su objetivo es identificar a pacientes que requieran este manejo, ya que un estado de nutrición deficiente suele preceder a distintas enfermedades.
Desnutrición en el adulto mayor
Es preocupante la prevalencia de desnutrición moderada y bajo peso en el adulto mayor, debido a que es una población muy susceptible y los riesgos de complicaciones son elevados.
“La desnutrición en ancianos está relacionada con múltiples consecuencias, que incluyen: alteración en la función muscular, disminución de la masa ósea, disfunción inmunitaria, anemia, repercusión en el estado cognitivo, pobre cicatrización, pobre recuperación posterior a una cirugía, incremento del riesgo de institucionalización, mayor estancia hospitalaria, fragilidad, mortalidad y reducción en la calidad de vida”
Evidencias del estado nutricional de pacientes geriátricos en el área de neurotrama
Los pacientes que ingresan en los servicios de traumatología pueden ver deteriorado su estado nutricional por múltiples causas: su propia patología aguda, el ayuno requerido para los múltiples procesos diagnósticos y terapéuticos a los que son sometidos, los cambios de la alimentación hospitalaria con respecto a la dieta a la que están acostumbrados, temperatura y presentación de la comida, entre otros. Asimismo, es primordial considerar el estado nutricional previo, en ocasiones precario, en los pacientes de edad avanzada que viven solos.
Se ha observado que la prevalencia de malnutrición es elevada en los pacientes con cirugía protésica de rodilla y cadera, ya que muestran al poco tiempo (1 mes) empeoramiento de su estado nutricional, así como una mayor incidencia de úlceras por presión.
La desnutrición calórica y proteica se asocia con una peor recuperación funcional de los pacientes ancianos con fractura de cadera, patología muy frecuente en pacientes mayores, debido al efecto de caídas casuales sobre un hueso ya debilitado por la osteoporosis senil, pérdida de masa, fuerza muscular y la disminución de panículo adiposo.
En un estudio realizado en el Hospital General de Irapuato, Guanajuato, México, en el 2016 se evaluaron a 50 pacientes del área de neurotrauma, el 24% de ellos tenía edades entre 65-69 años, el 40% entre 70-79%, el 26% entre 80-89 y el 10% entre 90-99 años. Con la valoración nutricional se observó una frecuencia de desnutrición moderada del 28%, el 26% de bajo peso, 16% de desnutrición severa, el 14% con peso normal y obesidad y el 2% de obesidad tipo I. Cuando se aplicó un método de evaluación nutricional para población anciana (MNA) se observó que el 72% presentó riesgo de malnutrición y el 28% de malnutrición.
En otro estudio llevado a cabo en el Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto” de San Luis Potosí, México, 78 pacientes fueron evaluado nutricionalmente, utilizando la escala MNA, encontrando que del total de los pacientes estudiados 29 (37.2%) tuvieron un estado nutricional satisfactorio, 38 (48.7%) presentaron riesgo de malnutrición y solo 11 (14.1%) se encontraron con desnutrición.
Las diferentes investigaciones destacan que es importante conocer el estado nutricional de un paciente que será sometido a cirugía, ya que éste es un factor de riesgo determinante para identificar a aquellos que se encuentren en un estado de malnutrición y que pueden agravarse en el periodo perioperatorio, por factores como ayuno prolongado, largas demoras para realizar la cirugía, dolor de moderado a intenso, hiporexia, (polifarmacia o ayuno prolongado) y náuseas y vómitos, generalmente secundario a polifarmacia.
La evaluación nutricional de estos pacientes para llevar una adecuada intervención nutricional que mejore el estado nutricio antes y después de la cirugía, puede disminuir las complicaciones inherentes a la hospitalización, los días de estancia hospitalaria, los costos que el paciente genere en el hospital y la pronta de recuperación.
SABER MÁS:
Hernández-Escalante, V., Raygoza-Echeverría J. y Castro-Sansores C.J. (2014). Desnutrición hospitalaria en pacientes geriátricos mexicanos y concordancia entre instrumentos diagnósticos. Rev. Biomed., 25:31-37. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6061012.pdf
Osuna-Padilla, I.A., Verdugo-Hernández S., Leal-Escobar G. y Osuna-Ramírez I. (2015). Estado nutricional en adultos mayores mexicanos: estudio comparativo entre grupos con distinta asistencia social. Rev. Española Nutr. Hum. y Diet., 19(1):12-20.
http://renhyd.org/index.php/renhyd/article/view/119/168
Solórzano-Pineda, O.M., Rivera-López F.A. y Rubio-Martínez B. (2012). Incidencia de desnutrición en pacientes quirúrgicos diabéticos y no diabéticos en el servicio de cirugía general. Nutr. Hosp., 27(5):1469-1471.
http://www.nutricionhospitalaria.com/pdf/5686.pdf
Rosa María Guerrero Gutiérrez es Pasante de Licenciada en Nutrición y maestrante en Nutrición Humana de la Universidad de Morelia (UDEM)
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Ana Gabriela Campos Arroyo es Profesora de asignatura de la Facultad de Químico Farmacobiología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y docente de la Licenciatura en Ciencias de la Nutrición de la UDEM, candidata a Doctora en Ciencias de la Educación.
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