La hipertensión arterial: tres formas de matar en silencio

Escrito por Cristian Adrián Márquez Ramírez y Christian Cortés Rojo

Hablar de la hipertensión arterial es en realidad describir el estado de salud de cerca de la mitad de las personas mayores de 25 años en el mundo, quienen están afectados por esta enfermedad que no distingue entre sexo o clases sociales. La “presión alta” o mejor llamada por el ámbito científico Hipertensión Arterial (HA) es una enfermedad crónica ocasionada por múltiples y complejos factores, en esta enfermedad se incrementa la presión o tensión que la sangre ejerce sobre la pared de los vasos sanguíneos cuando es bombeada por el corazón, ocasionando un menor flujo de sangre a diferentes órganos.

Una persona debe ser considerada con HA cuando su presión arterial se encuentra elevada de manera persistente con valores de presión arterial sistólica (cuando el corazón se contrae) y diastólica (cuando el corazón se vacía de sangre) mayores a 140 y 90 mm Hg, respectivamente.

La organización mundial de la salud (OMS) estima que anualmente mueren nueve millones de personas a causa de esta enfermedad y es considerada la primera causa de muerte a nivel mundial.

La mayoría de los países del mundo tienen un alto índice de prevalencia de HA y México no es la excepción, con 32.5 millones de personas con HT en 2016. Desafortunadamente solo 60% (19.5 millones) de las personas conocen su condición, de los que se saben hipertensos solo la mitad toma algún medicamento para controlarla y solo el 50% de éstos logra el objetivo.

 

Como se puede apreciar, una gran cantidad de personas quedan propensas al desarrollo de complicaciones ocasionadas por mantener la presión alta, que de manera silenciosa puede ocasionarles otros trastornos asociados o la muerte.

 

La hipertensión arterial: Un asesino silencioso

A pesar de todos estos datos alarmantes, para las autoridades sanitarias es muy difícil hacer conciencia del problema en el que se encuentran las personas afectadas, quizás por lo discreta que es la enfermedad. Además, el problema se dificulta aún más porque muchos de los afectados presentan más factores de riesgo para la salud cardiovascular, como la obesidad, el consumo de tabaco, el aumento de lípidos en la sangre, la diabetes mellitus y la dieta malsana (consumo de grandes cantidades de sodio), entre otros.

La ciencia ha considerado a la HA como una enfermedad que asesina de forma sigilosa debido a que la mayoría de las veces no presenta síntomas y sus consecuencias son devastadoras tanto a nivel social como económico. Nada menos los sistemas de salud destinan una gran cantidad de dinero para enfermedades consecuentes de la HA, como son la insuficiencia renal, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, pero además estas complicaciones imposibilitan a las personas en edades productivas.

 

A la fecha la mejor alternativa es prevenir la HA o controlar la presión arterial “todos los días y todo el día”, pues al no hacerlo se compromete de forma negativa a varios órganos del cuerpo como el corazón, los    

riñones, el cerebro, entre otros.

El impacto real de esta enfermedad se da cuando no se controla la presión arterial y su incremento daña de manera irreversible a algún órgano, un caso claro es el daño al corazón, porque cuanto más alta es la presión arterial más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear la sangre hasta todos los rincones de nuestro cuerpo. A menudo las personas con HA no presentan ningún síntoma y dejan de tomar el medicamento prescrito, solo en pocas ocasiones se presentan síntomas y un ejemplo de estos es dolor de cabeza, pero como sabemos el dolor de cabeza puede ser provocado por una infinidad de situaciones en la vida, por lo que pasa casi desapercibido.

En esta enfermedad, la auto-asistencia es una gran alternativa para los sistemas de salud, ¿cuántos de nosotros nos hemos medido la presión arterial? Incluso por comodidad hemos comprado un aparato para medirla nosotros mismos, pero, ¿lo estamos haciendo bien?, para hacerlo es necesario tomar en cuenta varios aspectos, que te mostramos en el cuadro 1.

Las tres formas que la HA ocasiona la muerte

Como lo mencionamos en el título, la HA tiene tres formas principales de terminar con sus víctimas:

Provocar daño al corazón cuya causa abarca el 45% de las muertes totales por cardiopatía en el mundo y el daño es provocado porque la HA debilita las arterias y deteriora su elasticidad, es decir las deja más rígidas (arteriosclerosis), lo que provoca que el corazón tenga que realizar más esfuerzo para mantener la misma irrigación de sangre a los vasos. Como resultado, el corazón adopta mecanismos para compensar estos cambios (hipertrofia muscular). Además, las arterias se vuelven susceptibles a presentar bloqueos en la circulación provocando isquemia (disminución del riego sanguíneo) y disminuyendo el aporte de oxígeno y nutrientes al corazón. Todo esto provoca un “engrosamiento” anormal del corazón llegando a provocar infartos cardiacos y la muerte.

Ocasiona la muerte por daño a los riñones –daño renal-, órganos encargados de filtrar y desechar sustancias toxicas presentes en la sangre, regular la cantidad de agua y electrolitos, producir hormonas y mantener la presión arterial en niveles normales. Los riñones son altamente susceptibles a daño por disminuciones pequeñas en el aporte de oxígeno hacia sus células. A consecuencia de la HA crónica, se reduce el flujo de sangre capilar renal y por efecto se reduce el aporte de oxígeno al riñón, provocando hipoxia renal. La disminución persistente de oxígeno en el riñón provoca fibrosis renal (aumento exagerado de colágeno extracelular) y daño irreversible de la función renal. En tal caso será necesario el remplazo de la función renal mediante procedimientos bastante costosos como la diálisis, hemodiálisis o trasplante renal, un estado que deteriora la calidad de vida y acaba con la economía de las personas (y gobiernos).

La tercera forma en la que “el asesino silencioso” toma por sorpresa a sus víctimas, es cuando la presión arterial elevada crónica provoca finalmente una disminución en el flujo sanguíneo hacia el cerebro o rompe una arteria cerebral provocando un evento cerebrovascular, en el que cierta región del cerebro es dañada. El cerebro requiere un ininterrumpido aporte de oxígeno y nutrientes en sus células y un cese de éste puede causar la muerte o una importante incapacidad física, que redunda en un tratamiento a largo plazo y que además repercute irremediablemente en lo económico.

 

El diagnóstico, el control y tu estilo de vida ¡puede salvarte de la HA!

Sin embargo, no todo está perdido, el punto clave es mantener la presión arterial normal, así que tomemos el diagnóstico de la HA como una última alerta de que debemos de cambiar nuestro estilo de vida, pues el cambio positivo de hábitos alimenticios y conductuales o en su caso la administración de fármacos antihipertensivos disminuirá considerablemente el riesgo de padecer estas consecuencias fatales.

Se sabe que por cada 6 mm Hg que disminuya la presión arterial, se reduce un 40% el riesgo de mortalidad y que un tratamiento adecuado disminuye entre un 20 - 25% los infartos agudos al miocardio, reduce en un 50% la probabilidad de presentar insuficiencia renal y 35 - 40% de sufrir accidentes cerebrovasculares.

 

 

Saber más: 

ENSANUT (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino). (2016). Informe final de resultados. 149 p.

http://www.promocion.salud.gob.mx/dgps/descargas1/doctos_2016/ensanut_mc_2016-310oct.pdf 

Gómez-León, A.M., Morales-López, S. y Álvarez-Díaz, C.J. (2016). Técnica para una correcta toma de presión arterial en el paciente ambulatorio. Revista de la facultad de medicina de la UNAM, 59(3):49-55.

http://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2016/un163j.pdf

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2005). Evite los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares. No sea una víctima, protéjase. 43 p.

http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/43402/1/9243546724_spa.pd 

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2013). Información general sobre la hipertensión en el mundo. Día mundial de la Salud. 40 p.

 

El M. en C. Cristian Adrián Márquez Ramírez es estudiante del Programa Institucional de Doctorado en Ciencias Biológicas.

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D. en C. Christian Cortés Rojo es Profesor e investigador, ambos del Instituto de Investigaciones Químico Biológicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/87679/1/WHO_DCO_WHD_2013.2_spa.pdf?ua=1