Las orquídeas son plantas que se utilizan en diversas tradiciones de algunas comunidades indígenas de México. Debido a que éstas crecen de manera silvestre, sus poblaciones son cada vez menores, por lo que es importante implementar programas para su manejo y conservar su uso cultural, religioso y ornamental.
En el estado de Michoacán, dos especies de orquídeas del género Laelia, conocidos como lirios, son utilizadas como elemento de tradiciones culturales o religiosas. Nos referimos al lirio o flor de Corpus (Laelia speciosa) y a la flor de lirio o flor de las ánimas (Laelia autumnalis), de las que presentamos su uso y la importancia en las tradiciones de dos pueblos michoacanos: Nuevo San Juan Parangaricutiro Michoacán y Zirahuén.
Laelia speciosa en la celebración de Corpus Christi
Cecilia Zamora Sánchez y Marlene Gómez Peralta
«Estas flores son un elemento importante para adornar el altar de la Virgen de la Inmaculada Concepción. Se utilizan flores de esta orquídea o “lirio” como le llaman en el lugar porque se dice que la Virgen apareció en el campo donde había muchas orquídeas de este tipo y también porque la floración de esta planta se relaciona con el resplandor del copón de las hostias. Para este adorno se elaboran ocho “palmas” (estructura de unicel en forma triangular que se adorna con las flores), aunque sólo dos llevan flores de esta especie, para cada una de estas “palmas” se utilizan de 1100 a 1200 flores de L. speciosa»
Las flores de L. speciosa (HBK) Schltr. (flor de mayo o flor de Corpus) son muy apreciadas por los pobladores de Nuevo San Juan Parangaricutiro, en Michoacán, ya que es utilizada en una de las celebraciones religiosas de la comunidad, el Corpus Christi, una tradición en la que se usan más de mil flores de la orquídea.
Debido a su importancia cultural, esta especie es extraída ilegalmente en grandes cantidades, es por eso que se encuentra en la NOM-059 bajo protección especial (SEMARNAT 2010) y en la CITES (2016) está registrada en el apéndice II (requiere de programas de conservación).
El uso de las flores de L. speciosa se ha transmitido de generación en generación a lo largo de los años, por lo cual el empleo de éstas en los adornos del altar a la Virgen de la Inmaculada Concepción durante el Corpus, se ha convertido en una verdadera tradición. De acuerdo con una de las encargadas de elaborar las “palmas” en el 2016, el arreglo consiste en ocho “palmas” (estructura de unicel en forma triangular que se adorna con las flores y otros materiales), cada “palma” la adorna una joven con la ayuda de su familia, a la cual se le asigna el nombre de “palmera”, la “palma” debe contener algo alusivo al Corpus Christi según su creatividad, donde el elemento principal es esta orquídea, cabe mencionar que en ese año solo dos de las ocho “palmas” estaban hechas con L. speciosa, debido a la disminución de la flor en el campo.
Para conseguir las orquídeas se van dos o tres días antes del Corpus a las barrancas o lugares donde se sabe que las hay, aunque para esto hay que tener permiso de los propietarios del terreno e incluso a veces se les tiene que pagar para poder colectar las flores; por otro lado, como se ha visto una disminución en el número de las orquídeas se tiene que recurrir a personas de otros lugares para comprar el “lirio” o usar flores artificiales.
Con base en el recuento realizado en las dos “palmas” que estaban hechas con orquídeas, se utilizan aproximadamente de 1 100 a 1 200 flores de orquídea para cada “palma” sin pseudobulbos, mencionan que lo hacen así para que el lirio crezca de nuevo en el campo, sólo utilizan algunas con hojas para dar forma a la “palma”; cada joven se encarga de conseguir las flores, bien sea en terrenos cercanos o comprándolas con personas de otras comunidades.
Sin duda alguna, esta tradición llama la atención no solo por la vistosidad de sus flores, sino también porque nos hace pensar en la intensidad con que se colecta L. speciosa; a su vez, las personas se están dando cuenta que año con año va disminuyendo el número de orquídeas, lo cual de cierta forma les preocupa no por el papel ecológico de la planta sino porque si la orquídea se acaba no podrán continuar con la tradición.
Aunque las personas de Nuevo San Juan Parangaricutiro no colectan la planta completa, al llevarse las flores ya no se puede realizar la polinización, afectando de esta manera las poblaciones de L. speciosa.
Debido a que esta orquídea está sujeta a protección especial sería importante fomentar pláticas sobre la importancia que tienen las orquídeas en todos los aspectos, y así concientizar sobre las actividades que amenazan la abundancia de las mismas; también establecer programas de vigilancia de los bosques para evitar incendios y destrucción de sus hábitats naturales; generar estrategias para que su uso sea sostenible, como el cultivo in vitro, y así disminuir la presión que se ejerce sobre las especies silvestres; finalmente, realizar estudios poblacionales, sobre todo en los lugares donde se sabe que hay extracción de orquídeas para saber el riesgo regional de estas especies.
Cecilia Zamora Sánchez, es estudiante de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
M.C. Marlene Gómez Peralta es profesora, del Herbario de la Facultad de Biología (EBUM), Jardín Botánico Nicolaita, Melchor Ocampo, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Laelia autumnalis en la celebración del día de muertos en Zirahuén
Zulma Navarro-García y Marlene Gómez-Peralta
«En Zirahuén, Michoacán, la orquídea Laelia autumnalis conocida como “flor de lirio” o “lirio”, año con año es un elemento importante en la celebración del día de muertos. Además de la recolección de flores que hacen los pobladores de Zirahuén, para adornar las ofrendas; personas de poblaciones cercanas la recolectan con fines de comercialización. Como resultado de estas actividades, las poblaciones de esta especie se han visto afectadas, pues de acuerdo con los habitantes, en algunos sitios son escasas y en otros, ya no se encuentran; lo anterior se refleja en una menor presencia de esta flor en las ofrendas del día de muertos, de un año a otro»
Laelia autumnalis (Llave & Lex.) Lindl., es una orquídea que recibe diferentes nombres en México: “flor de las ánimas”, “flor de todos los santos”, “flor de encino”, “flor de la calavera”, “calaverita”, “lirio de San Francisco”, “gallitos”. El epíteto autumnalis significa en latín, otoñal, debido a que florece en otoño.
Es una planta que crece sobre árboles (epífita), principalmente de encinos, o sobre rocas (litófita), presenta hojas arqueadas color verde oscuro, a menudo teñidas de morado. Presenta flores de septiembre a noviembre, ocasionalmente en diciembre, que están en racimos erectos (inflorescencia) que pueden medir hasta un metro de largo y llevar de cuatro a trece flores grandes, con fragancia poco duradera y llamativas de color lila a magenta oscuro que abren en sucesión (una tras otra) y permanecen de 10 a 15 días. Es endémica del cinturón Volcánico Transversal, típica de las montañas del centro del Estado de México, Morelos, Guerrero, Puebla y la Ciudad de México. Se presenta en altitudes que van de 1 400 a 2 700 metros, tanto en ambientes húmedos como en secos con precipitaciones de 700 a 1 300.mm., en bosques mixtos de pinos y encinos.
Desde hace años, es tradicional usar las flores de L. autumnalis en la celebración del día de muertos, sobre todo en Michoacán. Los purépechas tienen la creencia de que, por ser una flor de campo, los pétalos almacenan agua que servirá para saciar la sed de los muertos. Dos de sus nombres comunes “calaverita” y “flor de la calavera” aluden al aspecto de una calavera en el centro de la flor y el color morado de sus flores, sugiere luto.
El acercamiento a la tradición del día de muertos en Zirahuén
Es una tradición que año con año y por varias generaciones celebra a los difuntos el 1 y 2 de noviembre y que inicia días antes con la “renueva” de la tumba (limpieza y deshierbe). El primer día ofrendan y visitan en el panteón a los “angelitos” niños o personas que no se casaron; el segundo día a los adultos. La ofrenda solo se hace a los que fallecieron durante el año. La familia invita a la gente para ayudar a preparar la ofrenda una noche antes y para cocinar la comida que se pondrá en la ofrenda. Los elementos de la ofrenda son:
- Un “caballito” o “palma” (una estructura de madera) que se forra con papel crepé blanco a la que se le colocan las flores de “lirio” o de “cempasúchil”. Se adorna con una vela en cada costado, con dulces de azúcar artesanales de diferentes figuras y pan de muerto típico del lugar (Figura 1).
- Mantel blanco bordado a mano que cubra toda la tumba, el cual de preferencia es elaborado por las mujeres de la familia (esposa, hijas o hermanas del difunto).
- Alimentos: calabaza y camote en dulce, chayote y elotes cocidos; fruta como: nísperos, ciruelas, limas, naranjas, plátano y guayabas. Todo colocado en tinas grandes para repartir a las personas que acompañaron y le rezaron al difunto ese día.
- Veladoras alrededor de la tumba.
Esta tradición data desde el tiempo de sus padres y abuelos, y la flor de esta orquídea es la más importante en esta celebración. También se utilizan flores de Tagetes erecta (“cempasúchil”) y anteriormente se utilizaban las de Tagetes lunulata (“cincollagas”), especie silvestre más cercana del cempasúchil.
El uso principal y más representativo de las flores de la orquídea es para adornar las “palmas o caballitos" que se acompañan con música de banda al entrar al panteón y se colocan en las ofrendas. Aunque también estas flores se ponen en altares que algunas personas ponen en sus casas y en ramitos en algunas tumbas.
Una vez que finaliza la visita en el panteón, la familia regala la “ofrenda” a las personas que rezaron por el muerto, así como a familiares y amigos cercanos. La “palma” al ser el elemento más representativo es regalada a los padrinos de bautizo de la persona que falleció y se entrega con música de banda con la que se realiza el recorrido desde el panteón hasta la casa de los padrinos.
El aprovechamiento del “lirio”
Para elaborar la “palma o caballito”, un día antes en la noche, las flores se van amarrando con hilo, se acomodan de dos en dos y se ponen en la parte de enfrente de esta estructura (Figura 2). Cuando no hay muchas flores, se combina con “cempasúchil”, pero prefieren que solo sea “lirio”. Una vez terminado, se deja afuera de la casa, para que las flores se mantengan frescas y no se maltraten.
En Zirahuén, aunque no conocen la verdadera razón del porqué hacen uso de estas orquídeas, reconocen que la planta crece en el campo, arriba en los árboles, principalmente en los encinos, aunque crece también en árboles frutales como en “manzanillos” (tejocotes) y perales; dicen que “la planta se pega o trepa en el árbol”, pero que también se encuentra sobre piedras, “donde no le pega mucho el sol”. Los recolectores mencionan que cada vez es más difícil conseguirlas y en los últimos años se ha observado que en esta festividad, la ornamentación con las flores de L. autumnalis ha disminuido notablemente.
Propuesta de conservación para la “flor de lirio”
Aunque esta especie, no se incluye en ninguna categoría de riesgo en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, se considera que al menos debería incluirse en el apéndice II de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) que enlista especies que no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible con su supervivencia.
Será importante que los pobladores de Zirahuén tomen acuerdos comunitarios para regular el aprovechamiento con fines comerciales y tradicionales de L. autumnalis. La recolección de inflorescencias, traerá como consecuencia a futuro cambios en la población de esta orquídea, al no dejar flores para que se realice la polinización, se produzcan semillas y se generen nuevos individuos de la especie.
Saber más:
Convención sobre el Comercio Internacional de Especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES). 2017. https://cites.org/esp/app/appendices.php.
Cox-Tama, L.D. y J.S. Cervantes-Uribe. 2016. Laelias: Flores mágicas y ceremoniales. Herbario CICY. Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C. http://www.cicy.mx/Documentos/CICY/Desde_Herbario/2016/2016-08-18-Cox-Tamay-Cervantes-Laelias-Flores-magicas-y-ceremoniales.pdf
García, P. y M. Peña. 1981. Uso de las orquídeas en México desde la época prehispánica hasta nuestros días. Orquídea 8(1):59-75. http://www.herbarioamo.org/index_archivos/Orquidea(Mex.)8(1).pdf
-Halbinger, F. y M. Soto. 1997. Laelias of Mexico. Revista del Herbario AMO Orquídea (MEX.) Vol. 15. pp. 83-86.
-SEMARNAT. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2010. Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Diario Oficial de la Federación (DOF), jueves 30 de diciembre de 2010.
Zamora-Sánchez, C. 2017. Importancia económica de las orquídeas silvestres en tres mercados de la Meseta purépecha en Michoacán, México. Tesis de Licenciatura. Facultad de Biología (UMSNH). 54 pp.
Zulma Navarro-García, es estudiante de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
M.C. Marlene Gómez Peralta es profesora, del Herbario de la Facultad de Biología (EBUM), Jardín Botánico Nicolaita, Melchor Ocampo, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.