Los gatos domésticos son una de nuestras mascotas favoritas. Son animales bellos, juguetones y cariñosos, por lo cual hemos generado una intensa relación afectiva con ellos, llegando a ignorar sus efectos negativos como depredadores de otras especies. Los domesticamos en la zona del Medio Oriente hace unos nueve mil años con el fin de que nos ayudaran a eliminar a los roedores y otros animales molestos que se metían a nuestras casas y graneros, de este modo el proceso de domesticación no disminuyó sus capacidades como cazadores. Los pocos cuidados que requieren, y su eficiencia controlando plagas, hizo que los lleváramos con nosotros por todo el mundo, convirtiéndolos en una especie invasora.
¿Nuestras mascotas desde la edad de piedra?
No está claro cuándo, pero hay evidencias de que ya eran nuestras mascotas en la edad de piedra. En esa época los gatos se acercaron a nosotros como sombras entrando en nuestras casas y graneros, caminando silenciosos sobre nuestras cosas, husmeando y huyendo rápidamente cuando los descubríamos. Llegaron buscando comida. Justo iniciaba la agricultura y comenzábamos a cultivar trigo y otras semillas, guardando la cosecha para sobrevivir el invierno y las sequías.
Esos granos atrajeron a ratones, ratas e insectos, y siguiendo a estos ladrones llegaron los gatos. De este modo logramos con ellos una relación donde ambos ganamos, ellos tenían comida fácil que cazar y un lugar donde dormir, y nosotros controlamos a los roedores y otras alimañas que habían invadido nuestros hogares. Así inició su domesticación.
La domesticación de los gatos
La domesticación es un proceso donde modificamos a especies de animales o plantas para que tengan características que nos interesan. En el caso del gato, este proceso se llevó a cabo en Egipto y el Medio Oriente. Lo que nos interesaba era volver a los gatos más amistosos y menos agresivos con nosotros, sin que perdieran sus habilidades de cazador, por lo que es el animal doméstico al que le hemos alterado menos su morfología y conducta. El ancestro silvestre del gato doméstico es el gato silvestre africano, Felis silvestris lybica, que es una especie de gato de comportamiento solitario que vive en África y Medio Oriente, y que sobrevive cazando animales silvestres durante la noche.
Su adaptación para la cacería
De forma similar a su ancestro silvestre, y a otras especies de felinos, los gatos domésticos están físicamente adaptados para atrapar una gran diversidad de presas. La evolución ha equipado a los felinos para ser los mejores cazadores sobre la tierra. Sus características incluyen patas acolchonadas para caminar en silencio, garras filosas y retráctiles que les permiten sujetar a sus presas y trepar incluso muros verticales, y un cuerpo extremadamente flexible que les permiten hacer sorprendentes movimientos rápidos. Sus músculos les permiten correr a 48 km/h y cambiar de dirección en plena carrera o en medio de un salto.
Son tan ágiles que hemos llegado a creer que siempre caen de pie. Cuando enfrentan una caída pueden poner sus patas rápidamente hacia abajo y extender los pliegues de su piel que funcionan como un paracaídas. De este modo un gato puede caer desde una gran altura y sobrevivir sin daños -¡incluso desde la azotea de un edificio de 25 pisos!-
Sumado a esto, son tan hábiles para enfrentar el peligro y sobrevivir situaciones inusuales que decimos que tienen nueve vidas.
Su visión nocturna está muy desarrollada, teniendo una sensibilidad siete veces mayor que la de los humanos para detectar la luz. El costo de esto, es que cuando hay mucha luz, los gatos no pueden ver con mucha claridad. En esos casos pueden cerrar su pupila (que es vertical) hasta convertirla en un delgada línea.
Más que ver con muchos detalles, parece que los gatos son muy buenos para detectar cosas que se mueven, y evaluar su velocidad y trayectoria. Otra adaptación para la cacería es la posición de sus ojos en su cara. Ambos ojos miran hacia el frente, de modo que los gatos tienen visión tridimensional que les permite medir la profundidad de campo y determinar la distancia hacia objetos que están frente a ellos. A sus capacidades visuales hay que añadir un agudo olfato y un muy buen oído, que les permite escuchar sonidos más agudos que los que nosotros podemos detectar. Además pueden mover sus orejas de forma independiente y dirigirlas hasta encontrar la fuente de un sonido. En oscuridad total pueden determinar la posición de su presa solo por los sonidos que produce.
Los gatos son una especie invasora exótica
Debido a que raramente fallan cuando cazan, siempre que tenemos problemas con ratones o ratas la solución más sencilla es conseguir un gato. Por esta razón desde tiempos ancestrales los marinos los llevaban en sus barcos para que exterminaran a los roedores, y de forma común al llegar a puerto, los gatos escapaban de las embarcaciones y se perdían tierra adentro. De este modo los gatos se extendie-ron rápidamente por todo el planeta, asociándose principalmente a nuestros pueblos y ciudades. Ahí donde llegaron, los gatos eran adoptados como mascotas por los pobladores locales, o se volvían silvestres otra vez, invadiendo nuevos ecosistemas y convirtiéndose en una especie invasora exótica.
Históricamente hay varios ejemplos de cómo los gatos, con su desarrollado instinto de cazadores, han llevado a varias especies de animales a la extinción. Por lo que se encuentran en la lista de las cien especies invasoras exóticas de mayor impacto sobre la biodiversidad. En nuestro país son responsables de la extinción de por lo menos dos especies de aves (el petrel de Guadalupe y la paloma de So-corro, la que está extinta en vida silvestre), y varias especies de roedores y lagartijas que sólo vivían en alguna de las islas del Golfo de California.
En el mundo por lo menos han extinguido a 30 especies de aves en islas. En los continentes pareciera que los gatos no han tenido un efecto tan dramático sobre la fauna. Sin embargo en Australia, ¡los gatos han ayudado a exterminar 28 especies de marsupiales!.
Se ha discutido mucho si los gatos domésticos que viven en una casa, al ser alimentados y no tener hambre, son o no son un problema real para la fauna silvestre. Hay quienes dicen que si lo son, mien-tras que otros dicen que no cazan, y defienden su derecho de salir a pasear libres por el mundo. Estudios recientes han terminado con esta controversia, ya que muestran que 1 de cada 3 gatos domésticos bien alimentados caza dos a tres animales por semana. De este modo un gato cazador mata entre 100 y 150 animales al año. Pudiera parecer que estos números no son alarmantes, pero si hace-mos cálculos y consideramos que en Estados Unidos hay un estimado de 84 millones de gatos y que de estos 28 millones salen a cazar, terminamos con un estimado conservador de tres mil millones de animales silvestres cazados por gatos domésticos al año en un solo país. Las densidades de gatos también son muy altas en Inglaterra, y muchos otros países del mundo, y sabemos que casi se han duplicado en los últimos veinte años.
¿Pero por qué hay tantos gatos?
Esto se debe a su gran potencial reproductivo. Una hembra puede tener de dos hasta cinco períodos reproductivos al año, con un promedio de cuatro crías por camada. De este modo, una pareja de gatos y su progenie pueden generar hasta 400,000 gatos en tan sólo 7 años.
En México no sabemos cuántos gatos domésticos hay. De censos que hemos hecho en la ciudad de Morelia como parte de un estudio sobre la ecología del gato doméstico, sabemos que 15% de las casas de la ciudad tienen gatos como mascota (tres gatos en promedio).
Considerando que Morelia tiene un aproximado de 150,000 casas, podemos estimar que hay cerca de 67,500 gatos en la ciudad, ¡eso sin contar a gatos callejeros! ¡Esto representa más de dos millones de animales cazados al año por gatos tan solo en una ciudad de nuestro país!
Nuestro estudio también nos ha permitido conocer qué es lo que cazan los gatos morelianos. Estos matan a 43 especies de vertebrados, principalmente pájaros, roedores, lagartijas, serpientes, conejos silvestres y murciélagos.
Muchos de los dueños de gatos piensan que sus mascotas no cazan y no se van lejos de su casa. Ya sabíamos que si cazan, pero no sabíamos cuánto se movían. Para conocer esto, pusimos collares con geoposicionadores (GPSs) a gatos domésticos y descubrimos que la mayor parte del tiempo, los gatos se mueven poco y se quedan a una o dos manzanas de distancia de su casa. Pero una o dos veces por semana, los gatos pueden recorrer distancias enormes. De los gatos que hemos estudiado, hemos encontrado que pueden recorrer hasta 20 km en una noche, cruzando incluso la ciudad completa, saliendo al campo, e introduciéndose a zonas boscosas, para regresar a la mañana siguiente a su casa.
¡Cuidado, si los dejas libres!
La información que tenemos nos obliga a ser responsables cuando tenemos gatos como mascotas. Responsables con los gatos, con los animales silvestres que viven a nuestro alrededor y con nosotros mismos. Si los gatos cazan y son capaces de cruzar toda una ciudad, dejarlos libres implica diversos riesgos para ellos, la fauna silvestre y nosotros los humanos. Para ellos es el riesgo de que los atropellen, se envenenen, o algún animal o persona les haga daño durante sus largos paseos nocturnos. Para la fauna silvestre está el costo de la gran cantidad de animales que los gatos matan y que en algunos sitios de Estados Unidos, Europa y de las islas del Pacífico ya ha tenido efectos dramáticos disminuyendo las poblaciones de aves silvestres en hasta a un 40%.
Finalmente, para nosotros hay un riesgo de salud al dejar que nuestros gatos ronden libres, e ingieran basura, excrementos y/o carne de animales infectados, trayendo a nuestras casas parásitos y enfermedades. Por ejemplo, encontramos en los excrementos de gatos que salen a la calle, pedazos de pañales que los gatos se han comido en sus paseos nocturnos. Si dejas salir a tu gato a la calle, antes de dejar que te lama o te de un besito, es bueno recordar que pudo haber estado comiéndose un pañal o un pedazo de excremento de humano o de otro animal en la calle.
En el pasado los gatos fueron los guardianes de nuestra comida, y ahora nos toca a nosotros el turno de protegerlos a ellos de los peligros del mundo, y al mundo de los peligros de los gatos. Si tienes un gato en casa, él la mantendrá libre de ratones, ratas y tal vez hasta de cucarachas y otros insectos. Fuera de la casa, el gato se convierte en un asesino y es uno de los problemas más serios de conservación que enfrentamos a nivel mundial hoy en día. Además, es un posible vector de enfermedades.
Por lo tanto, el día de hoy tenemos una deuda histórica que pagar. Si apreciamos lo que los gatos nos han dado a través de la historia, si apreciamos los derechos que ellos y todos los animales tienen a ser respetados y protegidos, y a vivir, y si apreciamos nuestra salud, entonces tenemos que dejar que los gatos se queden en casa y no salgan a la calle nunca más.
Saber Mas
* Aguilar-Camín H. 2017. Acercamiento a los gatos. Revista Nexos.
http://www.nexos.com.mx/?p=32488
* El felino incomprendido, UNAMirada a la Ciencia, XII(132).
http://www.unamiradaalaciencia.unam.mx/stc_metro/consulta_stcm_pdf.cfm?vArchivoStcm=132
* How much do cats actually kill? The Oatmeal.
http://theoatmeal.com/comics/cats_actually_kill
* Loss R.S., Will T. y Marra P.P. 2013. The impact of free-ranging domestic cats on wildlife of the United States. Nature Communications, 4(1396):1-7.
https://abcbirds.org/wp-content/uploads/2015/09/Loss_et_al._2013-Impacts_Outdoor_Cats.pdf
D.C. Jorge. E. Schondube es Investigador Titular C, responsable del Laboratorio de Ecología Funcional del Instituto de Investigaciones en Estudios de Ecología de la UNAM Campus Morelia. Es un ecólogo funcional que estudia las respuestas de los animales a cambios en su ambiente. Su trabajo incluye aspectos de fisiología digestiva y renal, metabolismo, condición corporal y estrés. Utiliza información sobre mecanismos para explicar patrones ecológicos, integrando información a varios niveles para entender la ecología de aves y mamíferos en sitios con diferentes niveles de perturbación humana y sus posibles respuestas al cambio global.
Mónica Orduña Villaseñor. Estudié biología en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, me gusta mucho la naturaleza y los animales, porqué siempre aprendo algo nuevo. Al terminar la carrera quería trabajar con felinos, pero la vida me ha dado la oportunidad de trabajar con carnívoros, cámaras-trampa y presas de gatos. Mi trabajo se ha enfocado en ecología urbana con gatos domésticos y ahora con perros.
Actualmente trabajo con gatos y perros domésticos en ambientes urbanos, rurales y de bosque en Morelia. Monitoreamos sus movimientos, el comportamiento de caza y enfermedades zoonóticas, asociadas a las zonas muestreadas, queremos ver el impacto que tienen estas especies muy carismáticas para el ser humano.