Tú cáncer yo libra

Escrito por Javier Ríos Valencia y María de Jesús Ortiz González

Pocas enfermedades provocan más temores al ser humano hoy día, que el cáncer, ya que a pesar de los avances en el diagnóstico y tratamiento (ver Saber Más 28:18-23), aún persiste la idea de muerte en torno a este padecimiento, cada vez más frecuente y que ocupa una de las primeras causas de fallecimientos en casi todo el mundo. 

Y, ¿qué es el cáncer?

El cáncer (neoplasia maligna) puede entenderse como un grupo de alteraciones que comienza a nivel celular y luego se transforma en un padecimiento que, si se deja evolucionar naturalmente, alterará las estructuras de todo el cuerpo. Willis en 1950 definió la palabra neoplasia como “una masa de tejido cuyo crecimiento excede la velocidad del tejido normal y persiste a pesar de que los estímulos que lo desencadenaron hayan desaparecido”.

En la célula como unidad básica morfo-funcional, se llevan a cabo todas las funciones que caracterizan a las formas vivientes en la naturaleza (nutrición, crecimiento, reproducción y metabolismo, entre otras) y algunas más complejas que la vuelven autosustentable; la enfermedad es la manifestación del desequilibrio entre la célula y el medio que la rodea. Las funciones celulares ocurren en estructuras llamadas orgánulos, tales como la mitocondria, encargada de producir la energía y el núcleo, que contiene el material genético y regula actividades celulares como la síntesis proteica, la reproducción y la muerte celular programada o apoptosis.

En condiciones de salud, las células se dividen con la frecuencia necesaria dependiendo del tipo, localización y funciones que realiza el tejido u órgano al que pertenecen, y puede ir desde días hasta años; por ejemplo, el epitelio de la piel se renueva aproximadamente cada 10 días, pero puede cambiar su patrón ante lesiones como las quemaduras; en cambio algunas neuronas tardan hasta 10 años en finalizar una división.

 

¿Cómo se produce el cáncer?

La clave para entender el cáncer está en la reproducción celular, porque más que una enfermedad aislada, es el conjunto de alteraciones profundas que comienzan en la coordinación inadecuada de la división celular, donde aparecen como protagonistas indispensables algunas sustancias denominadas factores de crecimiento (GF) que autorizan el proceso, así como sus antagonistas, los Inhibidores del crecimiento (GI), que hacen la función opuesta y complementaria a los GF para autorregular cada tejido y órgano del cuerpo. Estos factores se producen en la matriz extracelular (MEC) que a nivel macroscópico constituye el estroma. Una vez que el GF se une a su receptor, la célula echa andar mecanismos para confirmar que es necesaria su división y llevarla a cabo, todo a través de un sistema conocido como ‘ciclo celular’.

El ciclo celular es un calendario que rige la división de la célula por un complejo de pasos. Se divide en interfase y ‘fase M’ (mitosis o meiosis) si está dividiéndose como respuesta al estímulo de un factor de crecimiento. En la fase M, si es mitosis (de las células de todo el cuerpo) se hace una copia completa del ADN y si es meiosis (de células sexuales: óvulo y espermatozoide) sólo la mitad del material genético se hereda a las células hijas, por lo que durante la fecundación se aporta el ADN de ambos progenitores.

Otro proceso de máxima relevancia en las funciones celulares que se afecta sustancialmente en la transformación de las células normales a neoplásicas, es la diferenciación celular, entendida como el compromiso que una célula adquiere durante su génesis, para ser parte de un linaje específico y llevar a cabo las actividades destinadas al mismo.

Las lesiones ambientales determinan alteraciones adquiridas en el genoma llamadas mutaciones pues son irreversibles, heredables y constituyen las bases de las múltiples desregulaciones o alteraciones en el control de la división celular observadas en el cáncer y en otras patologías. El proceso de malignización de una célula normal requiere de cinco a diez mutaciones donde cada mutación representa una desregulación, que finalmente culminará en la división celular sin control.

El cáncer en general, se caracteriza porque sus células escapan al reconocimiento del sistema inmune, presenta profundas alteraciones del crecimiento, sus funciones celulares se encuentran abolidas y mantiene una estructura histológica aberrante o muy distinta del tejido original, además tiene trastornos en la apoptosis y capacidad de hacer metástasis (crecimientos a distancia del mismo tumor) así como para crear nuevos vasos sanguíneos para su nutrición y eliminación de desechos tumorales.

Casi todas las variedades de cáncer comparten estas características, pero los tumores malignos incrementan su malignidad con el tiempo, ya que aprenden a vivir bajo el yugo de las quimioterapias, resisten las cirugías cuando se les extirpa y toleran altas dosis de radiación conforme los tratamientos avanzan. En este sentido, los pacientes que han sobrevivido a un tumor maligno primario raramente logran hacerle frente a un segundo de manera satisfactoria, debido a la progresión tumoral o proceso donde se seleccionan aquellas células de un tumor capaces de sobrevivir a los ambientes más inhóspitos propiciados por los tratamientos antes mencionados.

Desde el punto de vista celular y molecular, la ciencia describe un perfil neoplásico maligno caracterizado por el mantenimiento de las señales proliferativas del crecimiento, inhibición de las señales supresoras del crecimiento, evasión de la destrucción inmune, habilitación de inmortalidad replicativa, inflamación inducida por el tumor, invasión activa y metástasis, inducción de la angiogénesis, mutaciones e inestabilidad genómica, resistencia a la muerte celular programada (apoptosis) y desregulación en el balance energético celular.

 

¿Qué provoca el cáncer?

El proceso de transformación de una célula normal a cancerosa es largo y complejo, debido a que el organismo está dotado de cientos de controles para impedirlo. Esto implica dificultades en la identificación de las causas precisas y nos lleva a hablar de factores que lo propician, mismos que pueden dividirse en genéticos y ambientales.

Desde la perspectiva genética, hay familias con individuos portadores de alteraciones a nivel genético cuya predisposición al cáncer es muy elevada, por lo que los síndromes que estas lesiones generan son incluso llamados pre-neoplásicos.  

Respecto a los factores ambientales, el consenso científico mundial asigna una proporción de 60/40 de los primeros sobre los genéticos, y entre los más importantes están: 

  • Sustancias en productos de uso diario (jabones, lociones, cremas).
  • Alimentos de origen industrial o bien, adicionados de conservadores.
  • Inhalación de humo del tabaco.
  • La niebla tóxica presente en la mayoría de las grandes metrópolis.
  • Los rayos ultravioleta provenientes de la luz del sol.
  • Algunos medicamentos.
  • Exposición a los rayos X (Roetgen) y/o tratamientos de radioterapia.
  • Sustancias contenidas en los insecticidas, fertilizantes.
  • La infección por algunos microorganismos (Ej. virus del papiloma humano, Helicobacter pylori, etc.).
  • Enfermedades crónicas (Ej. silicosis, beriliosis).
  • Procesos inflamatorios crónicos (hepatitis crónica, quemaduras no resueltas, entre otras).

 

Cabe aclarar que algunos factores ambientales hacen sinergia, es decir, pueden potenciarse mutuamente acelerando aún más la transformación tumoral.

 

¿Cómo se manifiesta el cáncer?

Existen síntomas y signos que pueden considerarse alertas generales de cáncer: pérdida de peso, fatiga, problemas de la coagulación, dolor tardío y otros estados de co-morbilidad debido a las aberraciones genéticas que acumulan algunos tumores, y puede asociarse a osteoporosis, diabetes, gigantismo, etc. Además de lo anterior, el diagnóstico se orienta también por la sintomatología propia de las metástasis, tales como las crisis epilépticas en tumores cerebrales, derrames pulmonares, pigmentación amarillenta de la piel y mucosas por obstrucción de las vías biliares por dar algunos ejemplos.   

¿Se puede prevenir el cáncer?

Desafortunadamente aún no se puede cambiar la herencia genética de las personas, pero sí es posible modificar algunos factores desencadenantes del padecimiento, como es el disminuir la exposición a fuentes de radiación naturales y artificiales, a la exposición al humo del cigarrillo o al derivado de fábricas en zonas industriales, evitar las enfermedades prevenibles por vacuna y relacionadas con el cáncer (VPH y VHB), disminuir el consumo de productos industrializados preservados con sustancias con probado efecto nocivo (nitrosaminas) de origen animal.

La carcinogénesis es un proceso prolongado que implica la integración de muchos factores cuya característica esencial es la desregulación celular que prevalece como resultado de estas lesiones. La vida animal sucede entre los ciclos de muerte y renovación celular, donde una intricada red de control genómico coordina las respuestas celulares en base a los estímulos del medio externo, el dogma es simple: toda célula que amenaza al organismo debe morir.

La célula cancerosa es la más “autosustentable y egoísta” de la naturaleza, pues manipula su entorno y al sistema inmune para asegurar su existencia, se torna prácticamente “inmortal” al abolir la apoptosis y producir sus propios factores de crecimiento, recluta capilares para satisfacer sus necesidades y extenderse a órganos secundarios, y es capaz de aprender a vivir en ambientes con poco oxígeno y nutrientes, además de adaptarse y resistir los tratamientos antineoplásicos convencionales.

Las causas que provocan el cáncer son múltiples e imprecisas, lo que dificulta su prevención; no obstante, dado que se conoce la participación de factores de riesgo ambientales modificables, sobre una base genética que no se puede cambiar a placer, es claro que en tanto la ciencia da nuevas luces sobre esta última, es prudente atender las recomendaciones orientadas a retrasar su aparición para librarnos del cáncer.

Para Saber Más:

Hallmarks of Cancer: The Next Generation. Hanahan, Douglas et al.

Cell , Volume 144 , Issue 5 , 646 - 674

Robbins S, Cotran R, Kumar V, Abbas A, Aster J. Pathologic basis of disease. Philadelphia, PA: Saunders Elsevier; 2015.

Chandrasoma P, Taylor C. Concise pathology. New York: McGraw-Hill Companies; 2001.

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs310/es/ 

Javier Ríos Valencia es Médico egresado de la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez”de la UMSNH, actualmente es Médico Interno de Pregrado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

María de Jesús Ortíz González es Médico, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez” de la UMSNH.