El control biológico o biocontrol es una alternativa de manejo a los plaguicidas que ayuda a controlar las plagas y que no involucra el uso de químicos que pueden exterminar todos los insectos que están presentes en los cultivos o áreas naturales.
El biocontrol, a diferencia de los plaguicidas que se acumulan en el suelo y en el agua, no tienen efectos secundarios sobre la salud humana. Para llevar a cabo el biocontrol se realiza un protocolo de investigación que puede durar varios años. En primer lugar, se eligen especies que sean voraces depredadores capaces de reducir las abundancias de ciertos insectos. Después se hacen pruebas de inocuidad, es decir, se buscan especies que se alimenten de un reducido número de especies y que no vayan a acabar con toda la biodiversidad en el lugar donde se introduzcan. Posteriormente se realizan experimentos en jaulas en el ambiente donde se utilizarán, y si la especie sobrevive se puede empezar a utilizar en condiciones naturales.
Una vez que se decide que la especie es la idónea, se reproduce en cautiverio y se liberan en el lugar donde existen los problemas con las plagas y se dejan actuar. Por ejemplo, para controlar las plagas de pulgones en cultivos de maíz o alfalfa, se puede utilizar catarinas ya que éstas se alimentan entre otras cosas de pulgones. Aunque en México, y en el mundo, hay varias especies de catarinas, la especie que más se ha usado como biocontrol es la catarina asiática o arlequín (Harmonia axyridis).
La catarina arlequín recibe este nombre debido a la diversidad de colores que presenta en la naturaleza. Como se puede ver en la Figura 1, la catarina arlequín puede ser roja o anaranjada con puntos negros así como negra con puntos rojos o anaranjados. Esta catarina es originaria de China, Japón, Mongolia, Corea, Rusia, Taiwán, Vietnam y Siberia. Sin embargo, actualmente está presente en más de 60 países alrededor del mundo. En nuestro país, lo más común es encontrarlas en tonos anaranjados con muchos puntos negros y con una W en la cabeza cuando se le mira de frente (Figura 2).
Las catarinas arlequín fueron introducidas fuera de Asia como biocontrol porque son muy voraces, ¡una sola catarina puede consumir hasta 170 pulgones en un día! Pero después de que terminan con la plaga, las catarinas se mueven de lugar y muchas veces establecen poblaciones en lugares donde no fueron usadas como biocontrol, incluyendo las ciudades.
Lo malo de que la catarina arlequín se establezca fuera de las regiones donde es originaria es que están desplazando a las catarinas nativas ya que compiten con ellas y les transmiten parásitos además de comerse a sus huevos. Con esta información queda claro que el proceso de elección de la catarina arlequín como agente de control biológico no fue muy riguroso, puesto que se ha demostrado que no solamente se alimenta de pulgones, sino que consume huevos y larvas de otras especies, por lo que el principio de inocuidad con el que deben de cumplir los agentes de biocontrol no se cumplió.
La catarina arlequín se ha convertido de un organismo de biocontrol a una especie invasora, pero ¿por qué son malas las especies invasoras? Las especies invasoras son una de las mayores amenazas a la diversidad de plantas y animales del mundo, ya sea por alimentación directa como en el caso de la catarina o por competencia de recursos. Como las especies invasoras reducen la diversidad biológica, ponen en peligro los servicios ecosistémicos de los que depende nuestra vida y la de otros seres sobre el planeta.
Los servicios ecosistémicos son los beneficios que recibimos los seres vivos de la naturaleza – como agua y aire limpio, comida de las plantas, e incluso cosas menos tangibles, como el bienestar que se experimenta al estar rodeado de árboles. Estos servicios llegan a nosotros gracias a la diversidad de especies sobre la tierra y las interacciones entre éstas. Si estas especies o sus interacciones se pierden, se pierden o disminuyen los servicios ecosistémicos.
Cuando introducimos una especie que no es originaria de la región, puede convertirse en invasora y provocar desequilibrios en los ecosistemas. Es por eso que antes de decidir qué especie se va a utilizar como agente biocontrol, se necesita estudiar a detalle el ecosistema en el que se va a introducir y las interacciones que podrían verse afectadas.
Volviendo al caso de la catarina arlequín, por ejemplo, en América existen especies de catarinas nativas que pueden funcionar como biocontrol evitando los conflictos asociados a las especies exóticas. En general, lo mejor es seleccionar especies que sean de la misma región en donde hay el problema de plagas y que sean altamente específicas en su alimentación. Es decir, que su única fuente de alimento sea la especie plaga que se quiere exterminar. Además, los agentes usados como biocontrol deben ser eficientes a la hora de consumir la plaga; de esta forma al consumir la plaga y siendo ésta su única fuente de alimento, la población del agente invasor disminuye al disminuir la plaga. Así, las especies usadas como biocontrol tienen poca probabilidad de establecerse donde fueron introducidas.
El biocontrol es en efecto una buena alternativa a los plaguicidas y más amigable con el ambiente. Sin embargo, no puede tomarse a la ligera la selección de la especie a utilizar. Es por esto que la investigación sobre el tema es fundamental para seleccionar agentes específicos y eficientes que cumplan su función sin poner en riesgo la biodiversidad del planeta, así como la provisión de servicios ecosistémicos para todos.
Saber más
* http://www.ngenespanol.com/fotografia/lo-mas/11/10/21/pequenos-demonios-catarina-arlequin/
* http://www.chinita-arlequin.uchile.cl
* http://www.fcagr.unr.edu.ar/Extension/Agromensajes/26/1AM26.htm
La Dra. Morelia Camacho Cervantes y Dra. Ek del Val de Gortari son profesoras del IIES, UNAM, Campus Morelia