Sin que lo notemos, el huevo está presente en la dieta diaria, al levantarnos en el desayuno ya sean revueltos, estrellados, rancheros o como ingrediente en alimentos como el pan, salsas, pastas, etc., comer huevo se ha convertido en el pan de cada día.
Se conoce que el huevo es un alimento funcional rico en proteínas, vitaminas D y B12 y nutrimentos esenciales para la salud humana. A pesar del alimento completo que es el huevo, existen muchas especulaciones respecto a la obtención del huevo y el trato de las gallinas ponedoras que asechan su consumo, lo cual hace dudar acerca de si es realmente bueno o malo comer huevo.
En la actualidad se ha puesto de moda consumir productos orgánicos o “amigables” con el ambiente, y el huevo no se queda atrás; existen ya algunas variedades de huevo, orgánico, de gallina libre, de campo, etc., esto provoca que existan aún más mitos sobre si el alimento que estamos consumiendo es realmente lo que dice ser, aquí se esclarecerán algunos de esos mitos y la realidad de consumir un alimento ambientalmente amigable.
Los números
El consumo de huevo en el país tiene un alto impacto, tanto que México ocupa el 1er lugar en todo el mundo como consumidor de huevo, esto es equivalente a que 1 persona se estaría comiendo en promedio 21.9 kg de huevo en un año; y para que México pueda abastecer todo este consumo, presenta una producción de huevo de 3.06 millones de toneladas al año.
La gallina de los huevos de oro
El alza en la demanda del consumo de huevo, también provocó que los productores comenzarán a producir más huevos en mucho menor tiempo, de aquí que se comenzara a hablar del bienestar de las gallinas y su capacidad para poder producir huevos más rápidamente; entonces comienzan los mitos:
- Mito: Las gallinas usan hormonas para poner huevos más rápidamente.
Las hormonas en las gallinas ponedoras no son necesarias, esto porque su ciclo natural es poner 1 huevo cada 20 a 26 horas, además la especie de gallinas ponedoras no necesitan crecer rápido o estar gordas para poner más huevos.
- Mito: Las gallinas ponedoras que viven en jaulas producen menos huevos que las gallinas libres.
REALIDAD: Las gallinas en jaula cuentan con el espacio necesario para llevar a cabo su labor, que es poner huevos, mientras que las gallinas libres producen a la misma velocidad, sin embargo, viven con menos estrés y en su ambiente natural.
- Mito: Hay gallinas especiales para producir huevos pequeños, jumbo o con doble yema.
REALIDAD: Todas las gallinas son capaces de producir huevos jumbo o con doble yema, esto varía dependiendo de la edad del ave, entre más joven es, produce huevos de mayor tamaño, lo mismos sucede para los huevos de doble o hasta triple yema; el record mundial ha sido un huevo con 9 yemas.
Existen más mitos a cerca de las gallinas, su bienestar y del tipo de producto que estamos comiendo, es por eso que se han puesto de moda tantas clases de huevo. Hoy en día podemos conseguir en el mercado huevos enriquecidos, fortificados y hasta huevo líquido, la pregunta es: ¿qué tienen estos huevos que no tengan los que nos veníamos comiendo?
Huevos: ¿Orgánicos, camperos o de gallina libre?
En alguna ocasión hemos visto en las etiquetas de los productos lácteos, carne o huevo la leyenda “natural” o “ecológico” que a veces vienen acompañadas de animales felices y pastando en campos verdes; pues estos productos son conocidos como productos orgánicos, que, por ser relativamente nuevos, aún siguen teniendo poca aceptación por los consumidores por lo que a su alrededor sigue habiendo muchos mitos.
- Mito: Los huevos orgánicos son más nutritivos que los de producción industrial.
REALIDAD: nutricionalmente los dos tipos de huevo son iguales, la diferencia está en el tipo de alimentación y la ausencia de plaguicidas y metales en las gallinas de huevos orgánicos, además el trato de las gallinas de huevos orgánicos es al aire libre y cuidando siempre el medio ambiente.
- Mito: Los huevos camperos son más pequeños.
REALIDAD: los huevos camperos es lo más que se asemeja a la producción tradicional, las gallinas andan libres en el campo, teniendo acceso libre a los corrales y no se alarga su día con luz artificial como se hace industrialmente, sin embargo, esto no hace que el tamaño del huevo sea menor, el tamaño del huevo siempre depende de la edad de la gallina que los pone.
- Mito: Son más caros los huevos de gallina libre que los de producción industrial.
REALIDAD: Efectivamente son más caros los huevos de gallina libre o “free range” (como lo podemos encontrar en algunas etiquetas), sin embargo, el que sean gallinas libres, no debemos confundirlas con camperas o gallinas de huevos orgánicos; las gallinas libres siguen viviendo en naves industriales con un recreo al campo, volviendo a la nave, pero sin estar enjauladas.
Si bien estos últimos tipos de producción de huevos se han puesto muy de moda en la actualidad, tienen un trasfondo que se puede notar a simple vista, la mejora en la calidad de vida de los animales y del medio ambiente. Todo tipo de industria tiene repercusiones negativas al medio ambiente, y la del huevo no se queda atrás; somos el mayor país consumidor de huevo fresco y la mayor parte de ese consumo viene de los huevos producidos de tipo industrial, donde naves de 13 metros de ancho por 100 metros de largo albergan alrededor de 30,000 gallinas ponedoras.
No estaría mal que la próxima vez que estemos desayunando un par de huevos fritos, tibios o revueltos, lo hagamos con responsabilidad y compromiso con el medio ambiente, cooperando con el desarrollo de los recursos que tenemos ahora y aspirando a tener una alimentación sostenible, además de conservar en armonía a las especies porque quien sacrifica un huevo no tiene gallina, o se come el huevo o se queda con la gallina.
Saber más
Unión Nacional de Avicultores, 2015 http://www.una.org.mx
CNNexpansión, vol. 1174, http://www.cnnexpansion.com
Ma. Concepción Vega Cruz es estudiante del Programa de Maestría en Ciencias en Ingeniería Ambiental de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). D.C. Liliana Márquez Benavides es profesora investigadora del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IIAF-UMSNH).