DESIERTOS GÉLIDOS: LA VIDA EN LOS POLOS

Escrito por Cristina Mariana Prieto Barajas y Gustavo Santoyo Pizano

Nuestro planeta contiene vida micro y macroscópica, concentrándose la gran mayoría de ésta en las regiones tropicales y templadas, ya sea en los mares, las selvas o bosques. Sin embargo, nos sorprendería saber la diversidad de organismos que proliferan bajo las hostiles condiciones polares.

Hagamos esto, cierra tus ojos e imagina una extensa zona desértica más allá de lo que puedes ver, nada en el ambiente… pero este desierto es distinto, no hace calor, todo lo contrario, es muy frío. Una gruesa capa de nieve blanca recubre los ya de por sí hielos perpetuos, un hermoso paisaje, sin embargo, de temperaturas bajísimas, más que cualquier invierno que hayas vivido en México.

Las temperaturas son tan bajas que morirías congelado en minutos si no tuvieras protección alguna. Normalmente, las temperaturas en los climas polares están por debajo de 0°C. Estos gélidos desiertos se ubican en los polos, la baja intensidad solar ha convertido estas regiones en páramos fríos, donde la vida parece no florecer con facilidad. Pero ¿es esto cierto? ¡No!, en las regiones polares la vida persiste a pesar de las extremas condiciones ambientales. Ponte una chaqueta abrigadora y una bufanda porque estamos a punto de descender bajo cero…

Vida en el Polo Norte

En el polo norte se ubica el ártico, una banquisa (o capa de hielo) helada rodeada de un vasto y muy frío océano. Sin embargo, al analizar el paisaje podemos ver majestuosos animales: osos polares, ballenas, narvales, belugas, morsas y focas, entre otros mamíferos, así como extensos cardúmenes de peces, parvadas de pájaros, plantas e incluso sociedades humanas, como los esquimales inuit.

Los inuit han traspasado la barrera del frío, se han asentado en la región ártica. Estos pueblos nómadas pertenecen a distintos países: Canadá, Estados unidos (Alaska), Dinamarca y Rusia. Su alimentación está ligada a las migraciones animales, ya que son principalmente cazadores-pescadores, todos cubren sus cuerpos con pieles de animales cazados. El conocimiento de la caza, y la vida en el polo es resguardada por los ancianos de la comunidad, algo importante donde los días y noches duran hasta 6 meses.

Vida en el Polo Sur

En el polo sur encontramos el continente antártico este es el más frío y seco del planeta, un verdadero desierto polar, un ambiente totalmente extremo. Ninguna sociedad humana se ha establecido en el, aunque varios países tienen puestos de expedición en ese continente. Entre sus habitantes destacan las bacterias, algas, plantas, hongos y animales enormes como las ballenas, focas marinas, peces, petreles, gaviotas, cormoranes, la paloma antártica, siendo los animales más representativos los pingüinos.

Los polos se caracterizan por ser ambientes donde la vegetación prácticamente es nula, carecen de árboles y arbustos por los fuertes vientos polares, sus vastos océanos repletos de vida marina están sustentados por las tremendas masas de fitoplancton que representan la base de estas cadenas alimenticias.

Ahora tomemos un potente microscopio, con el seremos capaces de ver hasta el más diminuto organismo. ¡Es increíble! Un mundo lleno de formas y colores imperceptibles a simple vista, infinidad de bacterias, diatomeas, flagelados, ciliados, así como algunos invertebrados como los gusanos nemátodos y ositos de agua (tardígrados) que juntos forman una comunidad microbiana muy diversa.

Pero, ¿Cómo pueden todos estos seres sobrevivir en un ambiente tan hostil?

Para sobrevivir en estos gélidos páramos, los organismos presentan adaptaciones especiales, gruesas capas de grasa subcutánea, densos pelajes que recubren sus cuerpos y algunas estrategias más sofisticadas para protegerse.

En un ambiente tan frío el mayor problema es la congelación del agua dentro de cada célula, este evento es fatal para cualquier forma de vida, ya sea por el crecimiento de los cristales y con ello la ruptura de las paredes y compartimientos celulares, la deshidratación o la concentración de compuestos en el interior celular. Para contrarrestar este problema, algunos organismos presentan proteínas anticongelantes o AFPs (por sus siglas en inglés Antifreezing Proteins).

¿Pero, qué son las AFPs?

Son una clase de proteínas que evitan la congelación de los organismos, éstas presentan alta afinidad al hielo, mientras el hielo crece dentro de la célula, éste desplaza a otras proteínas. Por el contrario, las AFPs se unen a pequeños cristales de hielo impidiendo su crecimiento y por lo tanto evitando la congelación celular.

Las AFPs son producidas por insectos, peces, plantas y bacterias. Se ha visto que dentro de las más poderosas AFPs, destacan las de las polillas Choristoneura hebenstreitella que pueden sobrevivir hasta -30°C.

Y aunque representan una enorme ventaja para la supervivencia bajo cero, los mecanismos que permiten la vida en estas condiciones polares aún se encuentran bajo investigación.

Investigaciones científicas en los Polos

Los científicos han hecho de los polos su objeto de estudio. Los cambios climáticos quedaron registrados en las capas de hielo, los núcleos de hielo nos relatan cómo se ha modificado el clima de nuestro planeta y los efectos del cambio climático, además los polos se han convertido en una isla apartada donde la vida florece bajo las más extremas condiciones ambientales, e incluso trabajos donde se estudia el campo electromagnético de la Tierra.

Por miles de años, los hielos perpetuos y aparentemente eternos, han sido el hogar de pequeños microorganismos y animales gigantes, así como un mar de conocimiento sin explorar. Atrévete a adentrarte al estudio de la vida bajo condiciones congelantes. Ya que fuera de la Tierra, infinidad de planetas congelados están esperando exploradores terrestres que los descubran.

Saber más

La Antártida. Dirección Nacional del Antártico. Instituto Antártico Argentino.

http://www.dna.gob.ar/la-antartida

INACH. Instituto Antártico Chileno. http://www.inach.cl/inach

Cristina Mariana Prieto Barajas es estudiante del Doctorado en Ciencias Biológicas en el Instituto de Investigaciones Químico-Biológicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Gustavo Santoyo Pizano es profesor investigador del Instituto de Investigaciones Químico-Biológicas de la UMSNH.