Cuando pensamos en el suelo lo imaginamos solamente como un medio de cultivo para plantas y árboles, lejos de entender que también es un sistema completo con abundantes tipos de vida que conviven en armonía. En el suelo existen además de millones de microorganismos, importantes poblaciones de insectos y arácnidos quienes lo utilizan como refugio y de él obtienen los recursos necesarios para sobrevivir.
Es importante aclarar que los arácnidos son un grupo de animales que se encuentran fuertemente relacionados con el suelo; hay especies de arañas, ácaros e incluso alacranes que dependen directamente de él. Algunos viven sobre el suelo mientras que otros están dentro del suelo porque allí hacen sus refugios, evitando las condiciones climáticas extremas y a sus depredadores, pasando la mayor parte de su vida en el interior. Este es el caso de los alacranes de madriguera.
Los alacranes o escorpiones son de hábitos nocturnos y durante el día se ocultan bajo piedras, troncos, grietas o cualquier objeto que les ofrezca protección. Algunas especies cavan sus propias madrigueras en el suelo, algunas relativamente superficiales y otras con profundidades de 1 metro ó más. Algunas especies se encuentran en sus refugios la mayor parte del tiempo, de donde sólo salen para alimentarse y reproducirse; otras no abandonan su madriguera para alimentarse sino que permanecen en la entrada esperando pase cerca un insecto, otro arácnido u otro animal de tamaño adecuado para atraparlo y comerlo.
Los escorpiones que viven en madrigueras se conocen como fosoriales y muestran adaptaciones especiales para esta forma de vida, como la tendencia a ser de color uniforme, aumento en tamaño de algunas estructuras como los pedipalpos (brazos con pinzas característicos de los alacranes), la cola o la vesícula que porta el aguijón e incremento de pelos sensoriales.
¿Cómo son las madrigueras de los alacranes?
Los alacranes construyen madrigueras fáciles de identificar en el campo, presentan uno o dos túmulos (montón de tierra acumulada) en la entrada, seguidos de un túnel que dependiendo de la especie puede ser simple o se puede prolongar hacia los lados y hacia abajo formando una espiral. En el caso de los alacranes del género Hadrurus, alacranes grandes y robustos conocidos como “mata caballos” (Figura 1), presentes en el Norte y Sur de México, en su madriguera hay un ensanchamiento aproximadamente a 30 cm de profundidad que conforma una “cámara intermedia”, en la que los animales pueden alimentarse si lograron una presa, reposar después de alimentarse, refugiarse ante un eventual depredador e incluso darse vuelta para desplazarse rápidamente hacia la parte baja de su galería o túnel. En la parte final de la madriguera se localiza una “cámara terminal” (Figura 2), que es la porción más amplia de la madriguera y donde el alacrán también se alimenta y permanece cuando muda, es decir cuando cambia su cubierta corporal para poder crecer. En el caso de las hembras con crías, es allí donde las cuidan, hasta que puedan abandonar la madriguera y buscar dónde fabricar una propia (Figura 3).
¿Cómo excavan la madriguera?
No todos los alacranes son capaces de excavar en el suelo, entonces; ¿qué hace diferentes a los que sí pueden?
Para poder excavar, los alacranes presentan modificaciones en los pedipalpos, que son más grandes, fuertes y robustos (Figura 4); los quelíceros (sus estructuras bucales equivalentes a las mandíbulas de los insectos o los colmillos de las arañas) son más fuertes y las patas anteriores cortas y robustas. Estas modificaciones disminuyen su gasto de energía en la excavación y ofrecen mayor rendimiento energético.
Algunas de las especies excavadoras utilizan sus quelíceros y pinzas para reblandecer el suelo y remover los sedimentos, los cuales sacan de la madriguera ayudados con los dos primeros pares de patas. En ocasiones emplean la cola para mover piedras grandes (en relación con el tamaño del alacrán) de la entrada de la madriguera que están construyendo; es decir emplean la mayor parte del cuerpo para reducir el tiempo en la construcción del refugio y por tanto reducen el riesgo de depredación o desecación.
¿Para qué hacen madrigueras?
Muchos alacranes excavadores viven en climas muy calientes y secos, con temperaturas extremas y la excavación les ofrece un escape temporal al calor intenso durante el día y la desecación por efecto del aire en la superficie. En el interior de la madriguera el alacrán tiene condiciones mucho menos difíciles que en el exterior, protegido de las altas temperaturas, en un refugio en el que difícilmente será atacado por un depredador y condiciones microclimáticas apropiadas para su desarrollo. Sabemos que en climas muy cálidos y secos, a aproximadamente 30 cm de profundidad se reduce de manera importante la temperatura y se mantiene más o menos constante durante el día, enfriándose más lentamente durante la noche y con humedad relativa suficiente para que el animal no sufra desecación.
¿Las madrigueras están siempre abiertas?
Las madrigueras pueden encontrarse tapadas en su entrada cuando el animal va a mudar. Se abastece de alimento y bloquea la entrada (Figura 5) para protegerse durante el cambio de su cubierta corporal. Cuando se trata de una hembra que va a tener crías, bloquea la madriguera para resguardarse y proteger a su camada, hasta que sus crías están listas para aprender a valerse por sí mismas y posteriormente dispersarse (Figura 6).
¿Cuánto duran en la madriguera?
Muchos de estos alacranes permanecen en la misma madriguera toda su vida; la van agrandando después de cada muda para desplazarse hacia arriba y hacia abajo con mayor facilidad. El tiempo necesario para que un alacrán con estos hábitos pueda ser adulto y el ciclo se repita, es largo. En el caso del alacrán “mata caballo” de Guerrero (Hadrurus gertschi), estimamos que requiere de casi 6 años para cumplir su período de crecimiento y madurar sexualmente. Por sus hábitos y ciclo de vida largo, las poblaciones de estos alacranes, como las de todos los animales del suelo, son seriamente afectadas por los cambios que se provocan en el suelo por actividades humanas; modificaciones en la cobertura vegetal y desestabilización del medio, provocando pérdida de organismos que aunque no los vemos, son elementos importantes en los sistemas ecológicos que habitan y ejemplos de procesos evolutivos que aún no comprendemos cabalmente.
Para saber más:
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/116/html/sec_7.html
http://noticiasdelaciencia.com/not/10846/la-asombrosa-faceta-de-los-escorpiones-como-arquitectos/
http://www.escorpionpedia.com/
Ana F. Quijano Ravell es estudiante del Programa Institucional de Doctorado en Ciencias Biológicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y Dr. Javier Ponce Saavedra es investigador de Laboratorio de Entomología “Biol. Sócrates Cisneros Paz”. de la Facultad de Biología. UMSNH