TEMORES, RUMORES Y REALIDADES: ¿QUÉ TAN PELIGROSA ES LA MORDEDURA DE UNA ARAÑA?

Escrito por Javier Ponce Saavedra

A cualquier persona a la que preguntemos acerca de su conocimiento sobre los arácnidos, seguramente nos hablará de algunas arañas y las relacionará con veneno y peligro o daño a la salud, generalizando esta relación. Lo anterior no es completamente cierto, pero es el reflejo de la imagen que de estos arácnidos tiene la mayoría de las personas; sin embargo hay varias cosas que conviene saber acerca de estos interesantes animales y su potencial peligro para el humano, con la finalidad de tener mayor información sobre lo que realmente pueden representar en términos de afectación para la salud humana.

Las arañas (Figura 1) son artrópodos pertenecientes a la clase Arachnida, la cual incluye también otros animales famosos como los alacranes o los ácaros, además de otros no tan conocidos como los Amblypygi, llamados “tendarapos”, “tenanches”, “corazones” o “arañas reales” (Figura 2), dependiendo de la región del país de que se trate, o los Solífugos que en varias zonas de nuestro Estado se conocen como “madres de alacrán” (Figura 3). Las arañas se pueden identificar con facilidad por las siguientes características: a) Están formados por un cefalotórax (cabeza y tórax unidos) en donde se portan ocho patas y, b) El cefalotórax se une por medio de una constricción o “cintura” a un abdomen, el cual en la parte posterior porta unas estructuras semejantes a pequeños tubos y que se llaman “hileras” o “espineretas” las cuales conectan a glándulas especializadas para producir seda.

¿Son todas las arañas venenosas?

En general se sabe que las arañas son animales depredadores activos, lo que significa que deben cazar para poder alimentarse. En la gran mayoría de las arañas, en el cefalotórax en su parte más anterior hay un par de “colmillos” (los quelíceros), que están asociados a glándulas productoras de veneno (excepto la familia Uloboridae que no tiene glándulas de veneno). Los componentes del veneno son responsables de inmovilizar a las presas y también de iniciar el proceso de digestión al producirse un efecto de “licuado” de los tejidos de la presa antes de ser ingerida, lo que se logra gracias a un conjunto de enzimas que forman parte del complejo bioquímico que forma el veneno.

Los compuestos responsables de inmovilizar o matar a las presas, les llamamos “toxinas” y también pueden desatar reacciones alérgicas o envenenamiento en los seres humanos cuando accidentalmente la araña inocula su veneno en una acción defensiva al sentirse agredida. Por supuesto que las arañas no han “diseñado” un veneno para atacar a los seres humanos, su toxicidad a mamíferos es producto de muchos años de evolución que han llevado a que se seleccione cierta composición química en los venenos de las arañas que les permite ser buenas cazadoras; pero también buenas para defenderse de sus depredadores, muchos de ellos vertebrados y por supuesto entre ellos algunos mamíferos. Este mecanismo de selección lleva a que en algunas arañas encontremos toxinas con efecto importante sobre mamíferos y por tanto también para nosotros, los humanos como mamíferos que somos.

¿Cuáles son las toxinas de las arañas?

Los especialistas en bioquímica utilizan nombres para los diferentes componentes de los venenos de araña, para la mayoría de nosotros difíciles de leer y de aprender, por lo que los manejaré de manera general en función del efecto que causan en los seres humanos como: Toxinas de efecto neurotóxico, para aquellas que causan daño al Sistema Nervioso Central; toxinas de efecto dermonecrótico, para las que provocan que los tejidos se descompongan y mueran formando zonas de tejido muerto llamadas “necróticas”; y toxinas con efecto hemolítico, que son aquellas que provocan destrucción de las células de la sangre, particularmente de los glóbulos rojos.

¿Todas las arañas tienen este tipo de toxinas peligrosas para los humanos?

Se conocen actualmente más de 40,000 especies de arañas en el mundo y sólo unas pocas realmente representan un problema para la salud de las personas, aunque muchas pueden provocar problemas en la piel o alguna reacción alérgica a su mordedura. En general se pueden mencionar en América dos grupos de especies que son de importancia médica, es decir que causan problemas que pueden comprometer la vida de las personas y éstas son: El grupo de las arañas “pardas”, “rinconeras” o “violinistas” (Figura 4), que pertenecen al género Loxosceles de la familia Sicariidae y que se sabe tiene especies de importancia en Estados Unidos, México, Centroamérica, islas del Caribe y Sudamérica. Las toxinas de este tipo de arañas son fundamentalmente de efectos necróticos y provocan serias heridas que van destruyendo el tejido en el área de la mordedura y también en otras zonas del cuerpo ya que tiene lo que se conoce como efecto sistémico. Esto significa que las toxinas pueden tener efecto en sitios diferentes a donde ocurre la mordedura al desplazarse en el torrente sanguíneo, lo que puede incluso provocar problemas intravasculares, en riñones u otros órganos hasta llegar a ocasionar la muerte. De este género se conocen más de 50 especies de las cuales al menos 40 están en México. Son arañas que viven en campo bajo piedras, cortezas u objetos que se encuentran tirados. En casas se encuentran en los rincones (de ahí su nombre), grietas o entre cosas que se encuentren acumuladas por largo tiempo. Son tímidas y generalmente se mueven poco.

El otro grupo de arañas de importancia médica son las arañas del género Latrodectus de la familia Theridiidae, conocidas como arañas “capulina” o “viuda negra” (Figura 5). Hay dos especies muy importantes en Norteamérica, la típica araña completamente negra con una mancha ventral roja o anaranjada con forma de reloj de arena (con variantes de color en el abdomen que van desde una pequeña mancha rojiza hasta bandas rojas) y que corresponde a la especie L. mactans. La otra especie, L. geometricus (Figura 6), son arañas de color más pardo (cafesosas).  Estas arañas poseen en su veneno toxinas con efecto neurotóxico por lo que los síntomas de su mordedura, además de un fuerte dolor localizado en el área mordida, espalda y el abdomen, se aprecian en alteraciones importantes en el ritmo respiratorio, sudoración excesiva y afectaciones en ritmo cardiaco y control muscular. Éstas son manifestaciones del efecto del veneno sobre los neurotransmisores, los cuales son sustancias que permiten se comuniquen correctamente las señales químicas entre las células nerviosas.

Las “viudas” son arañas de las que se encuentran especies en prácticamente todo el mundo, siendo L. mactans una especie que se adecúa con facilidad a vivir en habitáculos humanos y construcciones, por lo que se dice que es una especie “antrópica” porque normalmente coexiste sin problemas con los humanos. Esto fácilmente lo comprobamos si recordamos dónde hemos visto arañas “capulinas” y seguramente las ubicamos en nuestras casas en sitios muy protegidos como los registros de luz o agua, debajo de los cilindros de gas, detrás de los calentadores de agua, etc. En campo son comunes bajo piedras. Al igual que Loxosceles, las arañas “capulinas” son tímidas y la mayor parte del tiempo la pasan en sus refugios.

Afortunadamente ya existen antivenenos específicos que contrarrestan efectivamente las  toxinas de estos dos grupos de arañas, por lo que un diagnóstico acertado y un tratamiento a tiempo evitarán que una mordedura pase más allá de efectos menores localizados en el área de la mordida.

Otras arañas que se sabe provocan problemas de importancia, son algunas especies del género Steatoda de la misma familia que las “viudas negras” y con efectos parecidos pero menos severos. En México tenemos especies de este género. Algunas especies del género Phoneutria de la familia Ctenidae se conocen como “arañas bananeras” y tienen toxicidad muy alta (hasta 20 veces más poderosas que una viuda negra), viven en Costa Rica, Perú, Argentina y Brasil. Las llamadas “arañas de túnel” que viven en Australia y de la cual existen casos comprobados de muertes debidas a su mordedura, son otro grupo importante pero están confinadas a ese continente. En México hay varias especies de arañas de la familia Agelenidae que hacen telas en forma de túnel (Figura 7), entre éstas se incluyen las agresivas especies del género Tegenaria, que se les ha creído peligrosas, pero que no son de importancia como sus similares australianas.

Se han hecho varios experimentos con muchas especies de arañas de las que se sospechan toxinas que pueden causar daño al humano, principalmente de tipo necrótico; sin embargo, no hay evidencias suficientes como para aumentar la lista de arañas de importancia médica en el mundo. Hay muchas otras especies con toxinas que pueden provocar dermatosis o dermonecrosis como el género Cheiracantium de la familia Miturgidae, o efectos neurotóxicos como los provocados por el género Lycosa de la familia Lycosidae, pero que no comprometen la vida de la persona mordida.

Considerando la información que hemos manejado, es claro que son muy pocas las especies de arañas que pueden ser un peligro para la vida humana y son muchos miles de especies las que no representan un riesgo para la salud y en cambio, son muy importantes reguladores de poblaciones de insectos y otros arácnidos en los sistemas ecológicos en que habitan, incluyendo nuestras casas.

Para saber más:

http://curiosidades.batanga.com/5428/como-identificar-una-arana-venenosa

http://es.wikipedia.org/wiki/Araneae

http://www.muyinteresante.com.mx/preguntas-y-respuestas/723254/arana-mas-venenosa-del-mundo/

Dr. Javier Ponce Saavedra

 

Es académico en la Universidad Michoacana desde 1980, actualmente Profesor-Investigador Titular “B” adscrito a la Facultad de Biología, Coordinador del Laboratorio de Investigación en Entomología “Biol. Sócrates Cisneros Paz” y profesor integrante del Núcleo Académico Básico de los Programas Institucionales de Maestría y Doctorado en Ciencias Biológicas. Es Aracnólogo, especialista en alacranes, ha descrito 12 especies de los estados de Michoacán, Guerrero, Jalisco, Colima y Oaxaca.