Considero, sin lugar a dudas, que la palaba humedal le dice poco al ciudadano común. La mayoría de la sociedad en nuestro país no está familiarizada en temas sobre funcionamiento de los ecosistemas, aunado a que es relativamente reciente que los estudiosos han vuelto su mirada en ellos.
¿Qué es un humedal?
Partiremos del hecho que menciona Mónica Herzig (considerada una autoridad mundial en el estudio de los Humedales), “los humedales están entre dos mundos que se tocan…pero que no son iguales”. ¿Qué nos quiere decir? Los humedales están en la transición de un sistema terrestre y un acuático.
Durante la historia de diversas culturas alrededor del mundo, han utilizado y manejado estos sistemas, sin embargo apenas 43 años atrás, en 1971 se establece la Convención Ramsar, en Irán, los lineamientos para declarar a los humedales de importancia internacional. Ramsar es el primero de los modernos tratados intergubernamentales mundiales sobre conservación y uso racional de los recursos naturales. Estableció dentro de sus objetivos principales su protección como hábitats de importancia, especialmente para las aves. Sin embargo, con los años, la Convención ha ampliado su alcance a fin de abarcar todos los aspectos de la conservación y el uso racional, reconociendo que son ecosistemas extremadamente importantes para la conservación de la diversidad biológica en general y el bienestar de las comunidades humanas.
Durante esta convención se estableció una definición general: "áreas de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, con agua estancada o corriente, dulce, salobre o salada, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros".
Sin embargo, se ha discutido mucho la definición anterior, tratando de llegar a consensos sobre una definición universal de humedal. ¿Por qué estas largas y álgidas discusiones? Debido a las diferencias en la historia natural de los paisajes, del origen geológico y en general de los procesos naturales que moldean a los sistemas acuáticos actuales, lo que hace difícil englobarlo todo en uno solo, por lo que se ha optado que en cada país se establezcan los criterios. No obstante, en cualquiera de los casos, todas giran alrededor de tres características: a) el suelo o sustrato debe ser fundamentalmente un suelo saturado de agua de manera temporal o permanente; b) debe presentar una lámina o capa de agua poco profunda o agua subterránea próxima a la superficie del terreno, ya sea permanente o temporal; y c) al menos periódicamente, el terreno debe mantener predominantemente una vegetación acuática.
Estamos hablando básicamente de sitios conocidos como zonas pantanosas, la zona de transición agua-vegetación que observamos en algunos lagos, zonas bajas de los ríos e incluso arrecifes. Por su ubicación geográfica y partiendo del hecho de la influencia del agua marina se pueden dividir en humedales continentales (lagos, ríos, manantiales) y costeros (manglares, esteros, lagunas, arrecifes).
¿Qué funciones e importancia tienen?
Si traemos a la mente una zona inundada y llena de vegetación, resulta peculiar su olor nada agradable, razón por la que fueron ignorados y desdeñados. Y es que una forma rápida de señalar su importancia es compararlo con el funcionamiento de nuestros riñones. Efectivamente la función de los riñones es “depurar” o “limpiar” los desechos de nuestro cuerpo. Los humedales llevan a cabo una serie de procesos fisicoquímicos que tienen exactamente la misma función. En ellos, la vegetación acuática constituye una trampa de desechos y sólidos suspendidos, es decir, la acumulación de materia orgánica. Otra función es la remoción de nutrientes (exceso) que son asimilados por las plantas que en ellos viven.
Además de plantas vasculares, se encuentra una gran diversidad de microorganismos que constituyen una verdadera fábrica química, causa del olor característico del que hablamos arriba, pero cuyo producto final es un agua de mejor calidad. A estos sitios los podemos también comparar como sistemas de tratamiento de agua, ya que además proveen de otros servicios ambientales: control de inundaciones, almacenamiento de agua, mantenimiento del hábitat, control de erosión. Podemos identificar los bienes que derivan del manejo de estos sistemas: contienen especies de valor cinegético, poblaciones de peces, abrevaderos, agua para uso doméstico y agrícola, reservorio genético, corredores ecológicos, esparcimiento.
¿México cuenta con estos “riñones” de la naturaleza?
La respuesta es sí. México se adhiere a la Convención Ramsar a partir del 4 de noviembre de 1986, se declara como primer sitio a la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos, en el Estado de Yucatán. Desde 1986 y a partir del 5 de marzo de 2003, la CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) es la autoridad administrativa Ramsar en México.
¿Cuantos hay en México y en particular, en Michoacán?
De acuerdo a CONANP, México ha contribuido a la meta de Ramsar para 2013 con 142 sitios y cerca de 9 millones de hectáreas. Es importante resaltar que cerca del 30% se concentran en el sureste de México, la gran mayoría en la zona costera. ¿Qué tenemos en Michoacán? Se han decretado nueve, de los cuales cinco son continentales: el Lago de Chapala que se comparte con el estado de Jalisco, Humedales del Lago de Pátzcuaro, Laguna de Zacapu, Alberca de los Espinos y La Mintzita. Los cuatro restantes son costeros: Playa tortugera de Mexiquillo, Playa Maruata, Colola y Laguna costera el Caimán.
A partir del conocimiento del funcionamiento de los humedales, diversos investigadores en México se han dado a la tarea de construir humedales artificiales en zonas rurales. Esto con la finalidad de que sirvan como sistemas de tratamiento de agua residuales y con la ventaja que utilizan diferentes especies de vegetación acuática nativa. Ejemplo de esta aplicación la tenemos en Michoacán, donde se han construido en las riberas del lago de Pátzcuaro en el poblado de Cucucucho y en Capacho para el lago de Cuitzeo.
Además de servir como sistemas de depuración de aguas, se valoran como zonas importantes para el refugio de aves migratorias y de reproducción para peces. Podemos seguir señalando otras ventajas y servicios de estos “riñones de la naturaleza”, pero por cuestión de espacio debemos de concluir. Únicamente resta enfatizar la necesidad de seguir divulgando los avances en el conocimiento de nuestros ecosistemas, como los humedales, que fueron ignorados por siglos. Ahora que se ha vuelto la mirada de la ciencia en ellos, debemos aprovechar el conocimiento generado, para en el día a día tomar conciencia y acciones que permitan la continuidad de las funciones y servicios que nos proveen los “riñones de la naturaleza”.
Dra. Martina Medina Nava, profesora-investigadora del Laboratorio de Biología Acuática de la Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.