La obesidad, una enfermedad frecuente
Es bien sabido que la nutrición es fundamental para lograr un óptimo desarrollo cerebral. Cuando existe desnutrición en los primeros años de vida, se afecta el crecimiento del cerebro y el desarrollo intelectual. Actualmente, además de los trastornos por subalimentación se suman los trastornos por sobrealimentación, como la obesidad, un importante problema de salud pública, presente en las escuelas de todos los niveles y que parece ir en constante crecimiento.
La obesidad en sí es una enfermedad que inhabilita por las complicaciones que produce. A nivel mundial, cada año fallecen por lo menos 2.8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos tipos de cáncer son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.
Si bien la obesidad se consideraba una enfermedad frecuente en la población adulta, actualmente afecta también a los jóvenes y a los niños.
En México, de acuerdo a los resultados Nacionales de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2012), la obesidad es un problema de salud pública que va en aumento con respecto a la etapa de la vida.
Obesidad en México
Las cifras de obesidad en las escuelas difieren de acuerdo al país y a la edad de estudio, sin embargo los datos reportados para niños en enseñanza básica son muy similares a los mostrados para México en edad escolar.
Emocionalmente tiene secuelas negativas al generar una autoestima deficiente y conducir al aislamiento social. Y en los adolescentes está comprobado que aumenta la depresión, la angustia y la ansiedad.
Las personas con obesidad muestran menor rendimiento intelectual
Es bien conocido que la obesidad se relaciona con un número importante de alteraciones y complicaciones como son la hipertensión, la diabetes, problemas de respiración al dormir, niveles elevados de lípidos en sangre y los trastornos del dolor. Sin embargo, estudios recientes parecen indicar que la obesidad y algunas de estas complicaciones pueden reducir el rendimiento intelectual. Uno de estos hallazgos sucedió en Alemania, donde las personas con obesidad mostraron una pérdida de la atención visual, memoria verbal, flexibilidad mental, atención selectiva, memoria espacial y habilidades de planeación. Tareas que en su conjunto fueron señales de detrimento en la función cerebral. En contraste con esto, las personas sin obesidad presentaron mayor agilidad mental y memoria.
De manera aún más interesante no se ha evidenciado alguna interacción entre la obesidad y la edad con ninguna de las variables de la memoria. Lo que sugiere una relación independiente entre la obesidad y la reducción de la memoria, efecto que no se limita a los adultos mayores, pues incluso los adolescentes con obesidad muestran dificultades en su aprendizaje y deterioro intelectual.
¿Cómo se explica la relación entre la obesidad y el intelecto?
Los estudios más recientes se han desarrollado en modelos animales, con el propósito de identificar el mecanismo involucrado en el deterioro de la memoria y el aprendizaje que se observa por efecto de la obesidad. De esta manera, se ha mostrado que la dieta alta en grasa, característica de las personas con obesidad, no cambia la función y estructura cerebral de los animales obesos en una etapa temprana semejante a la adolescencia.
Sin embargo, cuando la exposición excesiva a alimentos grasos ocurre durante la etapa fetal, es decir mientras la madre está embarazada y con obesidad, es mayor la posibilidad de un defecto funcional y estructural en el cerebro. Defecto que ocurre de manera temprana como consecuencia de un ambiente intrauterino desfavorable. Además, éste se revela en la etapa adulta, a través de niveles anormales de dopamina, un neurotransmisor o molécula necesaria para transmitir las señales y mensajes de una neurona a otra en el cerebro.
¿Se puede prevenir el deterioro intelectual que produce la obesidad?
Al igual que las enfermedades que resultan asociadas a la obesidad, como la diabetes y la hipertensión, la prevención del deterioro intelectual inicia evitando sus factores de riesgo, entre los que se ubicarían al sobrepeso, los hábitos que conducen a éste, tales como el exceso en la alimentación y la falta de actividad física.
Aunque los mecanismos aún no están del todo dilucidados, los estudios actuales sugieren que la ausencia de obesidad mejora el desempeño intelectual.
Cuando la obesidad ya está presente, seguramente también la acompañan diversas alteraciones en el metabolismo, tales como intolerancia a la glucosa, haciendo a la persona más vulnerable de manifestar diabetes y disminución de sus funciones intelectuales. Sin embargo, se ha demostrado también, que mejorar la dieta en estos casos previene ambas alteraciones. Por lo que es recomendable incluir alimentos antiinflamatorios, para mejorar el equilibrio de dopamina en el cerebro. Y por lo tanto, mejorar la función intelectual. Entre estos alimentos, se encuentran los que proveen al organismo de ácidos grasos poliinsaturados, tales como el pescado y las nueces.
Para Saber Más:
www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es/
Kiunke, W., Brandl, C., Georgiadou, E., et al. 2013. Performance in neurocognitive tasks in obese patients. Does somatic commorbidity matters?. Front.Psychiatry. 4:1-7.
Nilsson, A., Tovar, J., Johansson, M., et al. 2013. A diet based on multiple functional concepts improves cognitive performance in healthy subjects. Nutrition & Metabolism. 10:49.
Wu, T., Deng, S., Li, W., et al. 2013. Maternal Obesity Caused by Overnutrition Exposure Leads to Reversal Learning Deficits and Striatal Disturbance in Rats. PLoS ONE 8(11): e78876. doi:10.1371/journal.pone.0078876
El Dr. Ricardo Campos Campos es Profesor de tiempo completo de la Facultad de Ingeniería y la Dra. Martha Gabriela Campos Mondragón es Candidato del SNI y Profesora de tiempo completo de la Facultad de Nutrición. Ambos adscritos a la Universidad Veracruzana, Región Veracruz.
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