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U.M.S.N.H. Año 14/ Mayo - Junio/ No. 81
La obesidad más allá del estigma social Como la historia de Lora, existen diversos
mitad de la noche, Lora se levantó para ir a casos en los que la obesidad representa el inicio
la cocina por un vaso de agua. Había tenido de otros padecimientos y enfermedades, como
A una pesadilla. Soñó que se encontraba ca- la diabetes, la hipertensión y enfermedades del co-
minando en el césped del patio de su casa, viendo razón.
de repente que cientos de hormigas comenzaron a
subir por sus pies y talones, llegando hasta sus ro- ¿Gordito, pero feliz? ¡Tal vez!
dillas, lesionando sus piernas. Despertó sobresalta- En nuestro léxico mexicano hemos llegado a
da, dando un grito de dolor en su cuarto. Lo inquie- normalizar este problema al destacar y viralizar la
tante de aquel sueño era que, aún despierta, seguía expresión: «Soy gordito, pero feliz». No obstante,
sintiendo esa sensación que intentó calmar con un hemos vivido engañados en torno a la felicidad y a
analgésico. los efectos que tiene en la salud, ya que, ahora que
A la mañana siguiente, como si nada hubiera lo mencionamos, recuerdo una expresión artística
pasado, continuó con su rutina diaria. En aparien- del colombiano Fernando Botero, quien en el 2001
cia, y a sus escasos 55 años, Lora era el vivo retrato pintó una obra titulada «Bailarina en la barra», obra
de una musa estilizada al cincel de Botero. Se gus- en la que se puede ver la fortaleza de la bailarina al
taba así misma y su belleza la asumía con gracia y sostener todo el peso de su cuerpo en un solo pie
altivez. Y es que, además, en su familia, ser un varón y en punta, observando en su rostro una expresión
voluminoso o una mujer voluptuosa es sinónimo de que, lejos de ser emotiva y feliz, podría representar
abundancia, dando rienda suelta a sus frecuentes parte del dolor físico y de su sistema nervioso, como
festines de comida en reuniones familiares de cada en ocasiones pasa en el cuerpo, similar a lo que Lora
fin de semana. estaba manifestando a flor de piel, y donde el tra-
Al paso de los meses, extrañamente, Lora co- tamiento sugerido sería bajar de peso, si es que
menzó a tener la sensación que la piel le ardía y quería dejar de sentir ese dolor por las noches.
dolía al mismo tiempo, y desde
aquella pesadilla no dejó de me-
dicarse con al menos uno o dos
analgésicos por semana, vién-
dose obligada, además, a cam-
biar su guardarropa por diseños
más holgados por el malestar
que sentía al ponerse cualquier
otro tipo de tela que no fuera de
algodón.
Por si fuera poco, se co-
menzó a sentir desalentada,
dejando de lado sus tardes de
lectura, sin ganas de hacer mu-
chas cosas y pesimista por los
cambios que había tenido en
su día a día. Noche tras noche,
por su mente pasaba la idea de
ir al médico; sin embargo, tenía
miedo por la respuesta que ella
recibiría y que no le agradaría
mucho, ya que, seguramente,
el médico le diría, como le han
dicho otros especialistas, que su
«achaque» es por el peso.
«La Lectora», 2000. Autor: Fernando Botero (1932-2023).
https://www.artnet.com/artists/fernando-botero/la-lectora-4SuOHGuKkGh5EgMhOABppw2
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