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U.M.S.N.H. Año 14/ Mayo - Junio/ No. 81
% de los niños y un 44 % de las niñas no asistían a borda el imaginario que, por mucho tiempo, se ha
la escuela. En las áreas rurales, alrededor de 1.5 construido con relación a los primeros años de vida
millones de niños y niñas no asisten a la escuela, del ser humano. Los niños son actores sociales,
mientras que, en áreas urbanas, la cifra es de 3.3 la realidad que ellos viven en estos contextos los
millones. Algunas prácticas culturales en contex- lleva a enfrentar condiciones de pobreza, trabajo,
tos rurales están marcadas por roles y estereotipos migración, marginación y exclusión, circunstancias
que se asignan a las mujeres desde niñas, debido a que determinan, en gran medida, su conformación
su condición de género, pues además de atender subjetiva y que, bajo estas condiciones de desigual-
las tareas propias de la escuela, realizan labores dad, asisten a la escuela y construyen su experien-
domésticas como barrer, lavar trastos, cuidar a sus
hermanos menores, sembrar o cuidar animales,
entre otras.
Voltear la mirada a las niñas y niños de las
escuelas primarias ubicadas en un contexto rural y
revisar investigaciones en torno a ellos, me permi-
tió reconocer que las infancias se han tratado en
el ámbito académico y de las políticas públicas
como un periodo definido por límites naturales
y cronológicos, muchas de las veces negando esta
etapa de vida, en tanto, condición que determina
el futuro del sujeto, señalando así que «infancia es
destino», como si las condiciones de pobreza, pre-
carización, desigualdad de contextos rurales de
los niños y las niñas tuviera que acompañarlos du-
rante toda la vida; además, desde esta mirada, la
constitución subjetiva de los niños y las niñas sim-
plemente se olvida. Por ello, acudimos a una mira-
da sociocultural de las infancias, donde se mira a
«los niños y niñas como actores sociales que parti-
cipan de diversas maneras en la vida social, aunque
de forma diferente a las personas adultas» (Pavez,
2012, p. 81).
El diálogo y la escucha con Ángeles, Lucero
Beatriz y Jade, me permitió interpretar y compren- cia escolar.
der la manera en que, desde niñas, adoptan y van Los niños y niñas que viven su infancia en
naturalizando su condición de género, a partir de contextos rurales, asumen tareas propias de adul-
ciertas prácticas sociales y culturales heredadas tos y hasta se convierten en padres y madres de
por sus padres, desde una cultura adultocétrica y sus hermanos. Otra de las tareas que desde muy
patriarcal que asigna roles y estereotipos por ser pequeños adoptan y naturalizan en su contexto es
mujeres, además de asistir a la escuela adoptando ir a moler el nixtamal, tapar los baches de la carrete-
y perpetuando dichas prácticas, despojándoles de ra, llevar a sus animales a pastear, vender fruta fue-
su condición de infante. ra de su comunidad o el trabajo doméstico. Las ac-
De manera ideal, la infancia se ha pensado tividades donde ellos emplean su tiempo, algunas
como una etapa del desarrollo en la que el niño veces son compensadas con un pago económico
aprende, juega, se divierte y asiste a la escuela; o solo dando alimentación a cambio de su ayuda.
sin embargo, en los contextos rurales, esta idea des- Esto los lleva a vivir una infancia marcada por el
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