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Año 13 /Mayo - Junio/ No. 75 U.M.S.N.H.
bió el diseño europeo-occidental por elementos ocupado nunca, ni hay pistas sobre el paradero
de la cultura japonesa como la madera y el bambú. de los dueños. Solo una escena llama su atención.
Minoru Aose diseña una gran obra para la fa- En la segunda planta hay una silla solitaria, pero
milia Yoshino, con gran creatividad e imaginación, no cualquier silla. Esta parece una reproducción
casi como si estuviera, efectivamente, «constru- exacta de una construida por el famoso dibujante
yendo la casa donde él mismo viviría», al grado de y arquitecto Bruno Taut y se encuentra colocada
ser considerada como una de las grandes obras en de manera que recibe de la chimenea de luz, la luz
la «Selección de doscientas casas de la era Heisei», del norte.
el periodo imperial iniciado con el ascenso de Aki- Comienza así un viaje de descubrimiento de
hito como el 125º emperador de Japón. lo que pudo haber sucedido con la familia Yoshino
Lo que la hace destacar es la ubicación, los y el abandono de la obra de sus sueños. Este via-
materiales y en especial el juego de la luz. La casa je es un recorrido por la arquitectura japonesa y
da al bosque y a las montañas, pero la disposición su influencia en muchos artistas occidentales que
de ventanas y chimeneas de luz logra efectos in- vieron en ella un ejemplo de integración estética
usitados que a Aose le recuerdan los bosques y las con el ambiente y la sustentabilidad por el uso de
cañadas donde él mismo vivió de niño, como un materiales tradicionales.
nómada hijo de una familia que se dedicaba a tra- Esta es una obra de misterio, un thriller muy
bajar en la construcción de presas en el periodo de bien escrito, tanto que apasiona por lo fino de la
consolidación de la economía japonesa en los años construcción de la historia, pero, aún más, por sus
60. referencias a la arquitectura y el arte en general
La vida de nuestro arquitecto da un vuelco del país de oriente. Muy recomendable para to-
cuando otros clientes potenciales le piden cono- dos.
cer la ya prestigiada «Residencia Y». No obstante,
son los mismos clientes
quienes luego le seña-
laron que allí parecía no
vivir nadie. Aose se sien-
te frustrado porque no
sabe qué es lo que pasa,
pues la familia estaba fe-
liz con la obra lograda y
entendía que la habitaría
de inmediato, pero ya
no responden a sus lla-
mados para pedir el con-
sentimiento de que otros
clientes visiten la casa, lo
que le hace suponer que
los dueños finalmente
despreciaron su crea-
ción.
Frustrado, visita
personalmente la casa
para descubrir que no
existe rastro de haberse
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