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U.M.S.N.H. Año 12/Marzo-Abril/ No. 68
los cubrebocas desechables. Prácticamente desde Por otro lado, vistos con menor frecuencia en
el comienzo de la pandemia, especialistas de la sa- la población general, pero sí por la población del
lud y entidades como la Organización Mundial de la sector salud, están los cubrebocas KN95 elabora-
Salud (OMS), nos han recomendado el uso de cu- dos con un material llamado polipropileno, el cual
brebocas, esto ante la alta transmisibilidad de las es un polímero que tiene una variedad de aplicacio-
diferentes variantes del coronavirus. La función de nes en la vida cotidiana, como la elaboración de te-
los cubrebocas es la de contener esas gotitas respi- jidos, en los empaques y las películas transparentes
ratorias que las personas dispersan al respirar, es- de comida, en algunos elementos automotrices,
tornudar o toser, y según su tipo y su uso, ofrecen etc. Aunado a esto, debemos recordar que uno de
protección contra el coronavirus SARS-COV2. los principales problemas medioambientales de
nuestro tiempo, es el derivado por la contamina-
Clasificación de cubrebocas ción de residuos de polímeros de síntesis química,
La clasificación de los cubrebocas se puede es decir, los plásticos. Toneladas y toneladas de
dar según el material con el que son fabricados. En plásticos son vertidas en ríos, lagos, océanos y en
este artículo nos centraremos en un par de tipos los rellenos sanitarios.
de cubrebocas que pueden representar un mayor
problema de contaminación, ya sea por la canti- ¿Dónde quedan los cubrebocas después de su
dad desechada, o por el tipo de material. Los más uso?
comunes de conseguir y los que veíamos y segui- A primera mano es fácil de responder, los des-
mos viendo más en uso son los llamados cubrebo- echamos y esperamos a que el camión de basura lo
cas quirúrgicos, los típicos azules de los médicos y traslade a los basureros municipales. No obstante,
enfermeras, los cuales son elaborados con un ma- es evidente que toneladas de cubrebocas termina-
terial sintético y algunos cuentan con cubierta de rán invadiendo los rellenos sanitarios y océanos de
polipropileno. todo el mundo, induciendo una vez más a cambios
en los ecosistemas orientados a su destrucción. En
un caso hipotético, y solo señalando
a la población de México, de alrede-
dor de ciento treinta millones de ha-
bitantes, con que solo un cincuenta
por ciento de la población hiciera
uso de cubrebocas quirúrgico, cam-
biándolo a diario y por los dos años
que llevamos de pandemia, repre-
sentaría cerca de novecientos cin-
cuenta mil toneladas de desechos
por cubrebocas (considerando un
peso aproximado de 20 g por cubre-
bocas).
No obstante, en el presente
artículo, no queremos decir que el
uso de cubrebocas fue una estrate-
gia errónea para disminuir los con-
tagios, o que ya no debemos hacer
uso de ellos en la actualidad, si no
preguntarnos ¿Qué debemos in-
novar para contrarrestar este tipo
de contaminación? Lo primero que
debemos pensar es en la disposi-
ción correcta de los cubrebocas
desechados, es decir, que después
de su uso, de manera responsable,
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