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Año 12 /Julio-Agosto/ No. 70 U.M.S.N.H.
ciones muy particulares. Primero, los científicos
emplearon dos tipos de plantas, las cuales perte-
necían a la especie Solanum lycopersicum (nombre
común: jitomate), así como de tabaco (Nicotiana
tabacum), mismas que se colocaron en dos condi-
ciones diferentes y realizaron tres tratamientos.
Una condición fue hacer crecer a las plantas en
una caja acústica que diseñaron especialmente
para este experimento, la cual aislaba cualquier
otro sonido. Por lo tanto, los investigadores esta-
ban seguros de que esos sonidos que se podrían
emitir tendrían que ser de las plantas. La segunda
condición fue cultivar sus plantas en un inverna-
dero, donde la situación no era tan silenciosa, por
lo que tuvieron que diseñar un aparato electróni-
co que les permitiera distinguir entre los sonidos
de las plantas y los otros sonidos que había en el
invernadero. Así, dentro de la caja acústica, colo-
caron también micrófonos a 10 cm de distancia
que permitieron grabar los sonidos que emitían
las plantas. Posteriormente, hicieron otros expe-
rimentos donde colocaban los micrófonos a varios
metros de distancia, entre 3 y 5 metros. Mientras
tanto, los tratamientos que usaron fueron los si-
guientes. Colocaron un primer grupo de plantas
«control» (sin estrés), un segundo grupo que
fueron literalmente cortadas en el tallo, por su-
puesto, antes de la grabación, y un tercer grupo
de plantas que no regaron y dejaron que se estre-
saran por la necesidad de agua (esta condición se
conoce como estrés hídrico).
En conclusión, los resultados de este trabajo
de investigación fueron los siguientes: 1) Diferen-
tes especies de plantas emiten sonidos a través
del aire a varios metros de distancia; 2) Las plantas
pueden emitir distintos sonidos (diferente rango
de frecuencia) dependiendo del estrés al que es-
tén sometidas, por ejemplo, por cortes en el tallo o
por estrés hídrico; 3) Los sonidos emitidos pueden
ser diferentes dependiendo de la especie vege-
tal; y 4) Los sonidos de las plantas pueden ser es-
cuchados en ambientes semi-naturales, como lo
es un invernadero. Adicionalmente, los investiga-
dores mencionan en su reporte que también reali-
zaron grabaciones de otras cinco especies plantas,
así como de algunas de ellas sometidas al estrés
por la infección por un virus fitopatógeno, llamado
virus del mosaico del tabaco, con resultados muy
interesantes.
Coordinación de la Investigación Científica
¿Los humanos podemos escuchar a las plantas?
La respuesta más corta sería no. Aunque
nuestro rango de audio puede ser muy amplio,
desde 20 Hz hasta los 20000 Hz, no es posible es-
cucharlas por distintos motivos. Una razón sería
que el «volumen» al cual gritan las plantas es muy
bajo, además de que las condiciones que usaron
los científicos fueron muy específicas y bajo con-
diciones controladas, sin (o casi) ruidos externos.
Imagínate, los investigadores realizaron más de
500 horas de grabación y tuvieron que «entrenar»
a su equipo electrónico para que pudiera distinguir
el sonido de las plantas de otros ruidos. Así que
por más que te esfuerces en tratar de escuchar a
las plantas de un jardín público o las que tienes en
tu casa, no será posible sin un equipo especiali-
zado. Pero no estaría nada mal el reto de que di-
señes tu propio sistema de grabación de sonidos
de plantas ¿No crees? ¡Imagínate poder grabar au-
dios de plantas en peligro de extinción! O aquellas
que estén siendo comidas por algún insecto. ¿Qué
crees que dirían? Quizás en un futuro podrías sal-
var estas especies vegetales o diseñar mejores in-
secticidas para la agricultura y que no contaminen
el ambiente.
Lo cierto es que aún estamos lejos de poder
entender el lenguaje de las plantas, tal como lo
mencionan los científicos israelíes, ya que nues-
tros instrumentos son todavía rudimentarios y
apenas estamos tratando de comprender cómo
se comunican las plantas con otros seres vivos. Lo
que sí puedes hacer por ahora, es admirar las plan-
tas, algunas tienen hojas muy bonitas, así como
los compuestos químicos (aroma) que emiten sus
flores que en muchos casos son agradables.
Finalmente, si te interesa tener el artículo
del que habla este trabajo, puedes escribirme a mi
email (gustavo.santoyo@umich.mx) y te lo puedo
enviar con mucho gusto. Mi nombre es Gustavo
Santoyo Pizano y soy Profesor-Investigador del
Instituto de Investigaciones Químico Biológicas
en la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo.
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