El quiensabe (Hedeoma piperita): Un deleite de tradición Purépecha

Escrito por María Luisa Herrera-Arroyo y Bulmaro González-Ambrosio

Fotografía propia de autores.

Hedeoma piperita un recurso invaluable

El quiensabe (Hedeoma piperita) es una planta herbácea silvestre que pertenece a la familia Lamiaceae, ampliamente utilizada por los pueblos Purépechas, con usos principalmente medicinales, pero sin dejar fuera el hecho de que, como parte de la dieta diaria de las familias, es un recurso muy apreciado. Disfrutar un aromático té de quiensabe preparado al calor del fogón y acompañado con un trozo de pan de trigo, atesora los sabores y los saberes del pueblo Purépecha.

Pese a la gran tradición que tiene el quiensabe como recurso medicinal y alimenticio dentro de la cultura Purépecha, las poblaciones de esta planta se encuentran cada vez más restringidas y con un menor número de individuos. Las causas son variadas, pero todas están en relación al cambio de uso de suelo, así como a las formas e intensidades de colecta de la planta.

 

¿Qué sabemos del quiensabe?

Pese a la importancia cultural que esta herbácea posee, es poco lo que se ha documentado acerca de ella. Dentro de la tradición oral y algunas fuentes escritas, encontramos que el quiensabe es una planta con usos muy variados en la medicina tradicional, desde preparación de remedios para aliviar cólicos menstruales, dolores por frío, dolor de cabeza, diarrea, para controlar la presión baja, incluso se dice que su consumo es muy importante para aquellas parejas que desean tener hijos, ya que puede funcionar como afrodisíaco.

En gran parte de las comunidades de la región de la meseta Purépecha, se reconocen y se aprecian estas cualidades del quiensabe, ya que hombres y mujeres conocen la planta y los lugares donde puede ser recolectada, conocimiento que es trasmitido de padres a hijos, pues son ellos quienes orientan a los más pequeños con respecto a los sitios donde se localiza la planta. De hecho, durante la época de lluvias, que es cuando la planta crece, es muy común que las familias participen de largas caminatas al cerro, a los sitios en donde se distribuye, en búsqueda de tan apreciado recurso.

Cuenta la gente mayor, que anteriormente (hace más de 20 años), había muchas plantas y era muy fácil encontrarlas; salir una tarde al cerro y volver con un canasto lleno era una práctica muy frecuente, ahora no se consigue, las plantas casi no «salen», por lo que es muy difícil encontrarlas, hay que caminar mucho —señalan— y es peligroso porque hay que buscarlas más y se corre el riesgo de encontrar alguna que otra serpiente.

Además, esta especie presenta otra característica importante, ya que de manera local se reconocen dos variedades de quiensabe: el blanco y el morado, refiriéndose al color de la flor. Para los purépechas, estas dos variedades son la misma especie, se colectan y se usan de manera indistinta, aunque reconocen que el morado tiene un olor más fuerte, pero desde siempre se han reconocido y utilizado del mismo modo. 

Fotografía propia de autores.

Quiensabe blanco y morado ¿Hablamos de la misma especie?

Esta pregunta todavía no la podemos responder, ya que cuando Bentham (1832-1836) describe a H. piperita, señala que posee flores moradas. La revisión del ejemplar tipo, depositado en el Herbario del Museo Historia Natural (BM), muestra que el ejemplar examinado posee corolas moradas. Sin embargo, en 1980, Irving hace una revisión muy profunda de todo el género y describe a H. piperita como una especie que posee corolas blancas, con manchas marrón en el labio inferior, pero no menciona la existencia de estas dos variantes morfológicas de las flores.

Esta ausencia de información nos llevó a cuestionarnos si efectivamente estamos hablando de la misma especie, ¿el quiensabe blanco y el quiensabe morado es lo mismo? ¿Existen otras diferencias que no se refieran solo al color de las corolas?

Estas preguntas sí las podemos contestar. Una revisión muy extensiva de esta especie respecto a las dos variantes en el color de las flores que se presenta en la meseta purépecha, nos lleva a determinar que, morfológica y genéticamente, el quiensabe blanco y el quiensabe morado son dos grupos de plantas muy diferentes. Estas diferencias están presentes en caracteres morfológicos (vegetativos y florales). Estos mismos resultados fueron obtenidos a partir del análisis de la diversidad genética, en donde estas mismas poblaciones forman dos grupos genéticos bien definidos: un grupo contiene a las poblaciones con flores blancas, mientras que el otro contiene a las poblaciones con flores moradas.

Adicionalmente, existen diferencias ecológicas muy importantes, ya que, aunque ambos grupos de poblaciones se distribuyen en la misma región geográfica, sus poblaciones nunca se traslapan o coexisten, mientras que el quiensabe blanco prefiere un hábitat antropizado, por lo general al borde de caminos y parcelas de cultivo, el quiensabe morado prefiere un hábitat forestal, en campos semiabierto, principalmente en bosque de pino.

 Fotografía propia de autores.

Y todo lo anterior, ¿para qué nos sirve?

Dadas las condiciones actuales de las poblaciones silvestres de quiensabe, es imperante generar estrategias de manejo que permitan un uso sustentable de las mismas. Siendo una planta silvestre, cuyas poblaciones se distribuyen en pequeños parches, con condiciones edáficas, climáticas y ecológicas muy estrictas, ha sido muy difícil, si no es que imposible, establecer su cultivo dentro de huertos de traspatio. Una posible opción, es favorecer su establecimiento dentro de los hábitats silvestres, en sitios que reúnan las condiciones para que la planta pueda establecerse de manera permanente. Esta última opción ha sido puesta en marcha con éxito en dos sitios, pero solo con el quiensabe de flores blancas.

Es necesario también, intentar su reproducción a través de semillas, aclimatar las plántulas y trasladarlas a posibles sitios de cultivo, cuestión que actualmente se encuentra en desarrollo; sin embargo, nos hemos enfrentado a diversas problemáticas, entre ellas, que las plántulas generan raíces muy pequeñas y poco funcionales, por lo que también aquí es preciso realizar una investigación más a fondo para lograr el establecimiento de plántulas que provienen de semillas.

De manera paralela, otros investigadores han mostrado que H. piperita también puede ser propagada utilizando la biotecnología vegetal moderna, mediante cultivos in vitro, lo cual representa una excelente oportunidad para la propagación intensificada de esta especie. No obstante, esta opción debe ser muy estricta en la selección del material que servirá para propagarla, pues se debe evitar que provengan de una misma planta, de un solo sitio, entre otros factores, y quizá dirigir esta producción de plántulas hacia el consumo, evitando que salgan al medio silvestre para de esta manera evitar daños a la biodiversidad. Cabe aclarar que todas estas propuestas aún son eso, propuestas que esperan ser evaluadas y que se espera aporten a la conservación de tan valioso recurso.

Fotografía propia de autores.

Como podemos ver, ya no estamos como al principio, ya que hasta hace unos cuantos años era muy poco lo que se conocía sobre esta especie tan útil en diversos sentidos, pero aún falta mucho por hacer, por ello la meta es lograr numerosas poblaciones de quiensabe, pero no solo eso, sino también alcanzar los tamaños poblacionales que esta especie tenía hace más de 20 años, como mencionan los habitantes de la meseta. También consideramos que es necesario establecer huertos de cultivo que suministren material vegetal a los usuarios, de tal manera que disminuya la presión hacia las poblaciones silvestres generada por la recolección tan intensa a la que están sujetas las poblaciones remanentes.

El camino es largo, pero no imposible. Los pueblos Purépechas mantienen la tradición del saber y el sabor del quiensabe en las cocinas de leña, en las caminatas al cerro, en ese maravilloso té o infusión que alivia el cuerpo y el alma. Hedeoma piperita, una pequeña planta con un inmenso valor biocultural.

 

Para Saber más 

Bentham, G. (1832-1836). Labiatarum genera et species. Ed. George Bentham. Ridgeway, London. 783 pp.

 

Herrera-Arroyo, M.L., Rico, Y. y Pascual-Cortés, M. (2021). The quiensabe, Hedeoma piperita (Lamiaceae), a species with cultural importance in the indigenous community of San Francisco Pichátaro, Michoacán, Mexico: bases for its conservation management. Acta Botánica Mexicana, (128), 1-16. DOI: 10.21829/abm128.2021.1863

Irving, R.S. (1980). The systematics of Hedeoma (Labiatae). Sida, 8, 218-295.

 

Martínez-Gordillo, M., Fragoso-Martínez, I., García-Peña, M.R. y Montiel, O. (2013). Géneros de Lamiaceae de México, diversidad y endemismo. Revista Mexicana de Biodiversidad, 84(1), 30-86. DOI: https://doi.org/10.7550/rmb.30158

 

María Luisa Herrera-Arroyo. Profesora-Investigadora, Universidad Intercultural Indígena de Michoacán. Pichátaro, Michoacán, México.

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Bulmaro González-Ambrosio. Profesor-Investigador, Universidad Intercultural Indígena de Michoacán. Pichátaro, Michoacán, México.

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