¿Qué tan simple y común es el hipo?

Escrito por Rocío del Carmen Montoya-Pérez y Alain Raimundo Rodríguez-Orozco

En este artículo hablaremos de procesos fisiológicos muy comunes que, aparentemente, son muy «simples», pero al mismo tiempo complejos, puesto que involucran respuestas de nuestro cuerpo. Muchos de estos procesos, en la mayoría de los casos, no son dañinos y seguramente por este motivo se les ve como como «simples» y «comunes». El tratamiento se ha basado principalmente en la experiencia y en la medicina tradicional, pero hasta la fecha existen muy pocos estudios que realmente se enfoquen a comprobar que efectivamente sí funcionan.

Uno de estos eventos es el HIPO

El hipo se define, generalmente, en dos momentos. En un primer momento, es un movimiento involuntario de los músculos del diafragma, los cuales se encuentran en la parte de abajo de los pulmones, y que son parte importante del proceso de la respiración. En un segundo momento, el hipo se define como el cierre abrupto de las cuerdas vocales, causante del característico sonido por el cual se le conoce a este proceso. Dependiendo de cada organismo, la frecuencia puede oscilar entre cuatro y 60 por minuto.

Hasta aquí, todo sigue siendo simple, pero es importante comenzar a profundizar en el hecho de que este proceso no solo involucra la parte muscular, sino también el sistema nervioso, gastrointestinal y pulmonar, así pues, involucra la secreción de un largo número de neurotransmisores y la activación de la anatomía a través del sistema nervioso periférico.

 

¿Se saben sus causas?

A lo largo de la historia moderna de la medicina se han registrado causas tan diversas e increíbles para la aparición del hipo, como el rompimiento de vasos sanguíneos a nivel cerebral como consecuencia de un golpe traumático, hasta la presencia de gastritis crónica, en cuyos casos han supuesto la presencia del hipo por tiempos muy prolongados.

Antes de abordar los casos de hipo crónico, es importante mencionar las causas del hipo agudo —el cual parece ser «benigno»—, entre las cuales se encuentran comer demasiado y rápido, comer muy picante, caliente o demasiado condimentado, beber alcohol, bebidas carbonatadas, tener frío, ansiedad, nerviosismo o por la ingesta de medicamentos que pueden agredir la mucosa gástrica. Para este tipo de hipo, la cura ha sido básicamente tomar medidas básicas de control a través de la ingesta de agua, vinagre, contención y/o modificación de la respiración y la ingesta de azúcar granulada. Todos lo hemos hecho, ha funcionado con mayor o menor éxito, pero lo seguimos recomendando.

La base fisiológica también es relativamente «simple»: nuestro cuerpo se mantiene en un delicado equilibrio entre las sustancias ácidas y las básicas, lo que conocemos como pH, que en términos generales es la capacidad de donar y recibir electrones de las sustancias. Todas las células mantienen un pH fisiológico que se ubica alrededor del 7.4 y este se encuentra regulado por el sistema de amortiguamiento bicarbonato/ácido carbónico. Este sistema permite mantener el pH del cuerpo a través de la respiración y el intercambio gaseoso, por lo que, cuando hay un desbalance en esto, una de las respuestas del cuerpo es precisamente el hipo; al modificar la contracción de la caja torácica se modifica la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que se intercambia en los pulmones, haciendo que se modifique inicialmente el pH de la sangre, lo que se conoce como acidosis y alcalosis respiratoria. Si este proceso no se regula a ese nivel, eventualmente, puede producir una acidosis y/o alcalosis metabólica, cuyo proceso de regulación es más complicado e involucraría otros sistemas amortiguadores.

Entonces, una vez que tenemos hipo, el cambiar la cantidad de oxígeno (O2) y CO2 que entra y sale de nuestros pulmones a través de aguantar la respiración o colocar una bolsa sobre nuestra boca y nariz, es una forma de regular el sistema de amortiguamiento del bicarbonato/ácido carbónico. En el caso de la ingesta de agua o de vinagre, el mecanismo es muy similar, puesto que el agua y el vinagre son también fuente de protones que modifican a nivel gástrico, y posteriormente sanguíneo, las concentraciones de ácido.

 

¿Por qué persiste el hipo?

Ya hemos hablado de las posibles causas del hipo y de los remedios que durante generaciones nos ha funcionado para regular esta reacción fisiológica, pero, ¿qué pasa cuando esta no se quita con lo mencionado anteriormente, y peor aún, puede llegar a durar horas, días, semanas y hasta meses?

Se le ha denominado hipo «persistente» cuando este dura alrededor de 24 horas e hipo «intratable» cuando dura más de 48 horas; hay reportes de hipo que han durado meses, siendo este a lo que se le denominaría intratable. La relevancia de este tipo de hipo crónico es que afecta otras funciones importantes del organismo, como la ingesta de alimentos, el sueño, e inclusive la interacción social, lo que eventualmente ocasiona una reducción en la calidad de vida. Cabe mencionar que el 90 % de las personas en esta situación son hombres y que en el caso de las mujeres el origen es psicogénico, es decir, por un proceso patológico que tienen como origen una causa psíquica.

A nivel del sistema nervioso central, el hipo es una irritación del arco reflejo —estimulación de una aferente nerviosa y su respuesta a nivel medular a través de la eferencia—, por ejemplo, reflejo rotuliano o de la rodilla, debido a una lesión o una situación sistémica. En este caso, envuelve el reflejo de los nervios vago, frénico y los nervios simpáticos (T6-T12), así como las eferentes de los músculos intercostales y el diafragma.

 

Entonces, ¿el hipo puede curarse o tratarse?

Los neurotransmisores involucrados en el proceso del hipo son la dopamina, la serotonina, el glutamato, la glicina, la histamina, la epinefrina y la acetilcolina, por lo que el tratamiento del hipo se ha basado en moduladores de estas sustancias, con medicamentos como la metoclopramida, la fenitoina, el diazepam, la quinina, el droperidol, la clorpromazina, la metilanfetamina, el baclofen, el haloperidol, la amitriptilina, la carbamazepina, la gabapentina, la orfenadrina, la nifedipina y el ácido valproico, los cuales están diseñados para tratar un sinnúmero de padecimientos que no necesariamente están relacionados con el hipo pero, como ya se había mencionado, sí con todos los sistemas que están involucrados en el proceso.

Un dato importante de mencionar, es que el hipo se puede manifestar como síntoma de otros padecimientos, como artritis séptica de alguna articulación, embolismo pulmonar, e inclusive celulitis, además de lesiones a diferentes niveles del sistema nervioso central. Sin embargo, los síntomas asociados pueden llevar al diagnóstico por otro lado, ya que se ha reportado que pacientes que llegan a la sala de emergencias con hipo intratable, presentan fatiga severa, deshidratación, malnutrición y pérdida de peso. Entonces, aunque el hipo es común e inofensivo, no se debe de tomar a la ligera cuando este se prolonga por más de 24 horas, ya que puede ser síntoma de algo más complejo que requerirá más análisis para determinar la causa concreta.

Finalmente, cuando los remedios caseros funcionan hay que estar agradecidos de que nuestro cuerpo simplemente está haciendo su trabajo, regulando el pH o teniendo alguna reacción a los alimentos o algún medicamento. Y, cuando las cosas se alarguen o compliquen, debemos de estar conscientes de que es necesario acudir al médico y tomar cartas en el asunto.

 

 

Para Saber más:

Hipo. MedlinePlus, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU, Biblioteca Nacional de Medicina. https://medlineplus.gov/spanish/hiccups.html

 

BBC News Mundo. (2014). ¿Para qué sirve el hipo? https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140529_respuestas_curiosos_31may_finde_yv

Rouse, S. y Wodziak, M. (2018). Intractable Hiccups. Curr. Neurol. Neurosci. Rep., 18(8), 51. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29934880/

 

Polito, N.B. y Fellows, S.E. (2017). Pharmacologic Interventions for Intractable and Persistent Hiccups: A Systematic Review. J. Emerg. Med., 53(4), 540-549. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29079070/

 

Rocío del Carmen Montoya-Pérez. Profesora-Investigadora del Instituto de Investigaciones Químico-Biológicas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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Alain Raimundo Rodríguez-Orozco. Profesor-Investigador, Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez”, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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