EL COLOR Y HÁBITAT DE UN PEQUEÑO DINOSAURIO

El color de los dinosaurios

Desde hace mucho tiempo se había dicho que el color de los dinosaurios en las reconstrucciones artísticas era completamente subjetivo, un producto de la mente del artista. Aunque se llevaron a propuestas de color basadas en conocimientos científicos, el resultado siempre era especulativo.

Los gustosos de los dinosaurios tenían ante ellos un sinfín de esquemas de color posibles, pues la ciencia nada podía decir al respecto. Eso cambió cuando los paleontólogos observaron los fósiles que estaban en un excelente estado de preservación bajo el microscopio. En algunos de ellos era posible ver y cuantificar pequeños orgánulos celulares llamados melanosomas, ya fuera en pelos, piel o plumas. La forma y disposición de estos nos revela los patrones de coloración pigmentaria de los animales, aun si éstos llevan extintos centenares de millones de años. 

¿El color se relaciona con el hábitat de un dinosaurio?

Recientemente se publicó en la revista Current Biology (Biología actual), un artículo científico que describe a detalle la reconstrucción en vida de un Psittacosaurus sp., un pequeño dinosaurio de poco más de un metro de largo que vivió hace unos 125 millones de años en lo que hoy es China. La escultura resultante se ha vitoreado en los medios como “la más fiel hecha jamás (de un dinosaurio)” y no es de forma gratuita, porque en efecto, es una de las mejores. El artista Robert Nicholls se basó en los patrones de escamas, extensión de la piel, presencia de cuernos en las mejillas, de melanosomas microscópicos en la piel conservada del dinosaurio y de cerdas en la cola para “traer a la vida” a este reptil. Es decir, que relacionó estas diferentes características con el entorno de vida de este dinosaurio.

El proceso hubiera sido meramente artístico de no ser porque los científicos autores del artículo llevaron a cabo pruebas con el modelo 3D de Nicholls, bajo distintas condiciones de luz. El objetivo era ver qué patrones de sombras eran ideales para un hábitat abierto (e.g. pradera) y cuáles para uno cerrado (e.g. un bosque).

El resultado es que acorde a la reconstrucción basada en el fósil, lo más probable es que este Psittacosaurus fuera un habitante del bosque Cretácico. Este estudio abre las puertas a nuevas formas de inferir el hábitat y la coloración de los dinosaurios, pues estos factores se correlacionan.

 ¡Si conocemos el color, podremos saber el hábitat!

Si conocemos el hábitat de un dinosaurio pero desconocemos el color podremos predecir el patrón de sombreado del animal. Algo que será muy útil a los paleoartistas para resucitar a estas bestias.

Roberto Díaz Sibaja es estudiante del Programa Institucional de Doctorado en Ciencias Biológicas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.