Plantas y animales terribles

Escrito por Horacio Cano Camacho

Le tenemos un pánico terrible a “los bichos”. Nos han enseñado que a todo lo que se mueve hay que ajusticiarlo. En casa, cualquier cosa que se mueva está condenada a morir porque “puede resultar peligrosa”. Y hasta lo verdaderamente peligroso, lo sobredimensionamos.

Desde niños nos enseñan que las arañas, los lagartijos, los gusanos, las cochinillas de humedad, son víctimas de nuestra ignorancia o, mejor dicho, de la ignorancia de los adultos.

Hay más de 3000 especies de cucarachas y por dos o tres que pueden resultar dañinas, todas han perdido…

Las arañas se encuentran entre las que más sufren nuestra incomprensión. Hay 43000 especies en todo el mundo y solo alrededor de 30 tienen veneno realmente dañino para los humanos. Ahora, que tengan veneno no significa que nos piquen. Las arañas suelen ser animales muy tímidos, que solo nos atacarán si invadimos sus madrigueras y territorios, si nosotros las amenazamos. Lo mismo podemos decir de la mayoría de las plantas y animales “peligrosos”.

Todo esto viene a cuento por el libro que estoy a punto de recomendar. Se trata de un libro para chicas y chicos. Plantas y animales terribles, de Dino Ticli, ilustrado bellamente por Andrea Antinori. (Siruela, colección Nos gusta saber, 2019. ISBN 9788417624965). Este libro nos cuenta las “historias de los seres más peligrosos, horribles y venenosos del mundo…”.

Este libro es una escalofriante, divertida e ilustrativa exploración del mundo natural. Porque hay que entenderlo, la naturaleza es terrible, pero hermosa. Podemos encontrar plantas carnívoras, reptiles que lloran lágrimas de sangre, flores seductoramente venenosas, arañas que paralizan a sus presas para luego comerlas, peces eléctricos, tiburones con dientes gigantes…

Y es que la naturaleza es todo, menos sútil. Cuando vemos los estilos de vida de multitud de organismos, formas de alimentación, interacciones con otros organismos, resulta espeluznante, pero maravillosa. Son historias que todos, comenzando por los más chiquitos, deberíamos conocer porque son manifestaciones reales de la naturaleza. Esa naturaleza que debemos proteger como condición para nuestra propia sobrevivencia. Ignorarlo, ha causado la destrucción de muchos hábitats naturales y la extinción de diferentes especies, algunas de las cuales están desapareciendo sin que tengamos un registro mínimo.

El libro está construido con un enorme rigor científico, pero de una manera tan atractiva como escuchar un buen cuento de terror, ilustrado de manera muy atractiva con dibujos originales y títulos provocadores: la higuera estranguladora, la araña escupidora, la chinche asesina, la planta vampiro, el árbol de la muerte, el caracol killer, el pez vampiro, la planta mataburros. 31 narraciones verdaderamente irresistibles para conocer y conversar, para chicos y grandes.

Cuando yo era niño, me encantaba escuchar historias de terror. Los narradores solían ser adultos “cuenteros” que sabían llamar nuestra atención, provocar un estremecimiento gozoso y ponernos alertas durante horas. Era un miedo que devenía en placer… Ahora imaginemos que esas narraciones son, no sobre aparecidos, ahorcados, animas en pena, sino sobre hechos rigurosamente ciertos… Yo hubiera sido inmensamente feliz con un libro así, por que además de ilustrarme, me daría un discurso de éxito frente a los otros chicos. ¡Ya me imagino!

Una pequeña muestra: Las arañas escupidoras “Es verdad, se les llama arañas escupidoras, pero que nadie se vaya a pensar que se pasan el día haciendo competiciones de escupitajos: no sería muy educado y malgastarían inútilmente energía y preciosos recursos. Las arañas, tanto las escupidoras, como las no escupidoras, solo piensan en tres cosas: ¡comer, comer y comer!...

Léase este libro y mejor, regale a sus hijos este maravilloso libro de “terror”.

 

Horacio Cano Camacho, Profesor Investigador del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología y Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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