Raúl López Téllez

Escrito por Horacio Cano Camacho

Raúl López téllez ejerce el periodismo desde hace 35 años. Fue reportero y editor en La Voz de Michoacán, jefe de redacción e información de los diarios Buen Día, Cambio de Michoacán y Provincia; redactor y jefe de redacción en los semanarios Opción de Michoacán y Los Periodistas en su primera época, además de corresponsal del diario La Jornada y la revista Época. Es autor del libro Periodismo en Michoacán bajo riesgo, publicado en el año 2017 por la Editorial Jitanjáfora.

Editó por 13 años en el diario Cambio de Michoacán, desde el 2003 hasta octubre del año 2016, el suplemento semanal Cienciario, dedicado a la divulgación científica, que obtuvo el Premio Estatal de Divulgación en el año 2013. Actualmente, dirige la versión digital de Cienciario en su tercera época.

Hola Raúl, tú eres un periodista de una trayectoria muy amplia y has incursionado en diferentes temáticas y secciones ¿qué te ha llevado a interesarte en el tema del periodismo científico?

Mi formación académica va más por la ciencia. Estudié Medicina Veterinaria en la Universidad Michoacana con la intención de formarme como investigador, aunque otras circunstancias después de haberme titulado me llevaron a encontrarme con mi verdadera y gran pasión, el periodismo, desde el que traté siempre de generar información de ciencia como reportero y, después como directivo en un periódico, influir para que ésta ocupara un papel relevante, que fue como nació Cienciario, un proyecto vigente desde el año 2003 y ganador en el 2013 del Premio Estatal de Divulgación Científica.

¿Como ciudadano, qué importancia le concedes al periodismo científico y a la divulgación de la ciencia para la sociedad moderna?

Estoy convencido de que la información de ciencia forma ciudadanía en cuanto a generar una cultura de la certeza o bien una conducta ética, basada en hechos y no en suposiciones que nos hacen presa fácil de rumores o de la “infodemia”, una tendencia surgida en los últimos años y que preocupa por llevar a la descalificación en general de la información a través de las llamadas “fake news”.

Creo que al periodismo de ciencia le faltan esquemas de mayor versatilidad, que rompan su solemnidad al abordar temas demasiado serios” y en donde el humor no debe estar ausente.

Como ciudadano, creo que el tener información responsable y verídica, obviamente nos lleva a una conducta que debe abonar al desarrollo social al considerarnos responsables y que en el criterio y el buen juicio descansen no solo nuestras acciones, sino nuestras razones.  

Como ciudadano creo que la información de ciencia tiene demasiada importancia, al igual que lo deben tener otros temas que desde el periodismo sean abordados en base a su pertinencia social, y que requieren de compromiso, sustento y equilibrio, ya que se ha caído en el prejuicio de que solo la información de ciencia “vale” y no, paradoja, desde el “periodismo” a secas.

 

¿Cómo consideras el periodismo de ciencia en estos momentos en nuestro país? El Covid-19 parece que puso los temas científicos en boca de todos: virus, pandemia, vacunas, modelos matemáticos, etc. Todos hablamos de ello, ¿crees que la prensa está a la altura?

El tema del coronavirus y el “interés” por temas científicos en este caso del coronavirus, creo, corresponde a una reacción natural del ciudadano por informarse, en primer lugar, que busca como orientarse, en segundo lugar, en base a esa información para tomar decisiones, sobre todo cuando en torno al tema existen miedos y desconcierto por los riesgos que representa para la salud personal y colectiva. En suma, el usuario en estos días busca informarse, pero además orientarse.

El riesgo de considerar que “todos” hablemos de virus o pandemias, corresponde a una tendencia derivada de las redes sociales, donde la contaminación de tales temas por “infodemia” se propaga más allá por tendencias amarillistas o escandalosas, lo cual habla de que los intereses mercantiles o publicitarios rebasan las reales intenciones de informar y en ese sentido se ha hecho tabla rasa al generalizarla como una tendencia de la mayoría de los medios informativos.

Respecto a si la prensa está “a la altura”, creo que a los medios en general, les hace falta acercarse a especialistas como fuentes informativas, para que sean éstos quienes, a través del periodismo, con notas bien estructuradas y entrevistas adecuadas, brinden un panorama real, lo más objetivo posible sobre un hecho, y no en apreciaciones particulares del reportero o los intereses de un empresario. En ese sentido no creo que estemos a la altura, las informaciones se sustentan en una numeralia o la cifra diaria, trágica, de cómo avanzan los casos o bien en hacer una recreación de las “heroicidades” de estos días, por lo que se requiere de mayor responsabilidad en esa orientación indispensable que más allá de algunos medios que se editan desde la Ciudad de México, es poco vista en la prensa local, estatal.

Tiene que ver también con la presentación de la información, para que el público se interese o se involucre con la información que se le ofrece y que, en materia de periodismo científico, enfrenta muchos retos, sobre todo para quitarle la solemnidad que aún pesa sobre la información de ciencia al creer que es algo “muy serio”, lo cual debe recaer en editores reales, informados, comprometidos con el periodismo de ciencia y que le den el peso adecuado a este, de manera que se genere una cultura desde la información por la ciencia y el conocimiento, eso creo que debe ser la importancia que desde el periodismo se le debe conceder a la información trascendente.

Los investigadores y divulgadores, creo que también tienen mucho que hacer al respecto en cuanto a su relación con los medios, en buscar un espacio en los mismos de manera constante y no dejar sólo en los editores el que sean buscados, lo cual generalmente no ocurre y que en estos momentos adquiere una vital importancia para poner en su justo lugar y momento esos temas que están “en la boca de todos”, aunque no con la mayor certeza posible. Incluso, habría que hablar de qué periodismo de ciencia hablamos, ya que, aunque existente, su influencia está muy lejos de la presencia de los llamados medios “tradicionales”.

Claro, también implica responsabilidades no asumidas por parte de los periodistas, como no capacitarse, no prepararse para determinadas coberturas y, sobre todo, no comprometerse con la verdad periodística, que implica acudir a las fuentes y su cotejo, y que generan el que no estemos a la altura de los acontecimientos, no sólo de éste que vivimos sino de muchos otros.

 

Tú abordaste el problema de la carencia de información científica para todo público de manera frontal con la creación de Cienciario hace más de 16 años ¿podrías contarnos un poco de esa experiencia?

Por desgracia, la carencia de información de ciencia sigue siendo un fenómeno presente en los medios, sobre el cual Cienciario ha intentado acortar con el apoyo de divulgadores que trabajan desde los espacios universitarios, en su mayoría de la Universidad Michoacana.

En más de 16 años y en tres épocas, este espacio persiste en sus objetivos fundacionales, acercar de manera clara y transparente, la información que le permita acceder al conocimiento respecto a su entorno inmediato y más allá, de manera que le permita tomar decisiones bien fundamentadas, lejos de supersticiones o creencias populares que carecen de sustento y que obviamente contribuya a formar ciudadanos responsables, tolerantes. Este reto se mantiene.

De la experiencia, podría decir que desgraciadamente no se ha contado con un interés creciente por parte de la investigación y la academia para acercarse a la divulgación a través de Cienciario o de otros medios; los lectores de temas de ciencia, se mantienen en la audiencia de este proyecto, pero aun así son pocos, como podría pensarse es natural en este tipo de periodismo, alejado de la espectacularidad o el chisme.

La incursión en plataformas digitales, curiosamente, le ha redituado menos lectores a Cienciario que cuando existió en su época de suplemento impreso, donde alcanzó miles de lectores y ahora sólo se cuentan en cientos, lo que habla ciertamente de dinámicas en las que habrá que abonar con paciencia para persistir en el empeño en un escenario que se reproduce a nivel nacional, donde sólo los esfuerzos de instituciones educativas (hablo de la UNAM, principalmente, aunque en los últimos años la Universidad Michoacana ha avanzado demasiado en tener una presencia) concitan a una credibilidad y un interés constantes en su consulta.

 

Cienciario como muchos otros suplementos de ciencia, incluso de otros rubros de la cultura, ha sufrido muchos avatares, desde la carencia de apoyo de los periódicos y otros medios por falta de visión y cultura científica de los dueños, hasta la crisis desencadenada por internet ¿cómo estamos en este momento, consideras que tal vez sea el “momento” para el periodismo de ciencia y la divulgación de la ciencia?

Si nos ubicamos en un plano local, lo veo difícil en cuanto a intenciones de los medios para considerar ese “momento”. Este empeño debería de corresponder más a una intención de empresarios o directivos de los medios, pero en Michoacán están casados con un modelo obsoleto de sobrevivencia, el de la dependencia extrema con los recursos oficiales, gubernamentales o de los círculos político-partidistas, lo que obviamente compromete sus líneas editoriales y por falta de esa cultura los lleva a vender sus criterios, no sólo sus espacios publicitarios, por lo que un proyecto en ese sentido, diferente, no existe hasta el momento. Basta ver las “notas” de estos días, donde el discurso político o gubernamental tiene mayor espacio que lo que pueda considerar un científico sobre la COVID-19.

El “momento” podría venir, creo, de una iniciativa de divulgadores y periodistas de ciencia, y éste creo es un momento adecuado para hacerlo, aunque en general nos dividen los conceptos, las soberbias y malas intenciones, como ocurre en general con el gremio periodístico en el país.

Debo aclarar que sí hay medios y periodistas profesionales en México que abordan con seriedad no sólo el tema de la ciencia, no agrupados en un proyecto específicamente de ciencia, pero sí que intentan ubicar en la atención pública los temas que afectan directamente a los ciudadanos. Por desgracia, en la actualidad tanto medios como usuarios de la información se encuentran divididos con filias y fobias propiciadas desde el poder político y partidista, lo que habla también de una tarea que no hemos hecho los medios, generar públicos responsables sino todo lo contrario, maleables y con mayor fidelidad a los trascendidos, chismes y rumores como base de una presunta información responsable.

 

Nos podrías platicar en qué andas ahora, sabemos que eres muy inquieto ¿puedes platicarnos de tus proyectos personales y en grupo?

En estos momentos mi prioridad es impulsar Cienciario, consolidarlo en una primera etapa como un medio creíble –que ya lo es a mi juicio, en base a sus más de 16 años de existencia, gracias a sus colaboradores-, y pertinente; fortalecerlo con la incorporación de más colaboradores y hacer todo lo posible por alcanzar el periodismo presencial necesario, aunque suene raro en estos tiempos de encierro y virtualidad.

También colaboro con el proyecto de periodismo cultural, el-artefacto, fundado en febrero del 2019.

Como proyecto pensaría en lo deseable de volver a formar parte de un equipo de trabajo que rescate a la Redacción como núcleo de un esfuerzo por informar desde los cánones básicos del periodista: acopiar información a través de hechos y fuentes confiables, presentarla con criterios de calidad, objetividad y equilibrio, que además oriente y se constituya en criterios para la toma de decisiones.

La automatización de los procesos en los medios con la computación y la digitalización, cabe decir, acabó con las redacciones y el papel presencial del periodista, hoy todo es virtual y desde hace año el trabajo se hace en casa o lejos de los acontecimientos, las pantallas han suplido a las redacciones físicas y con ello los filtros necesarios para que la información tenga su peso real. Claro, es la visión romántica de un periodista que añora en su ejercicio, “el oficio más bello del mundo”, como calificó al periodismo el escritor Gabriel García Márquez.

 

Tú haces Cienciario, pero nunca te retiras de otros temas de la educación y la cultura, incluso participas en proyectos al respecto, ¿cómo ves esa integración de ciencia y temas culturales, que tradicionalmente se han separado?

Sería lo deseable, aunque más allá de que pueda ser una visión editorial, creo que hay un tramo por recorrer para consolidar en los hechos la creación de una cultura no sólo científica en el investigador o divulgador, a veces muy circunscrito a su especialidad y sin relación con un entorno determinado, y en la que creo influyen más los prejuicios o la tendencia a descalificar lo que no se conoce.

Por desgracia, la crisis en los medios o en los modos de concebir a los medios, hacen hoy más latente esta separación, incluso no hay secciones consolidadas o que se mantengan sobre estas áreas y en donde pesa de manera fundamental la especialización o profesionalización de directivos y periodistas.

 

¿A los jóvenes estudiantes de periodismo o de comunicación y áreas afines, les aconsejarías acercarse al periodismo de ciencia? ¿qué consejos les podrías dar, dada tu propia experiencia?

Claro que lo aconsejo, aunque ya depende de los intereses particulares de quien se prepara para comunicar, sobre todo si tiene vocación, compromiso por especializarse y darle valor a su nombre a través del periodismo de ciencia, un espacio que considero con muchas expectativas y potencialidades en México.

Les aconsejaría exigir en sus instituciones que el periodismo de ciencia se ofrezca como una alternativa de formación periodística; acercarse a los proyectos de periodismo de ciencia existentes en México tanto institucionales como independientes, identificar sus debilidades y fortalezas en éstos e iniciar el aprendizaje del reportero que acude a las actividades de ciencia, no solo para reseñarlas o hacer la nota, sino para conocer a los investigadores, acercarse para entrevistarlos y sobre todo conocer el perfil de los usuarios de la información en estos temas, de manera que se tenga un efecto concreto.

Claro que también reportear ciencia, y es otro consejo, implica hacerlo desde lo neutro, sin ninguna intencionalidad más allá de informar con objetividad, ya que muchos reporteros acuden a eventos con la idea de “descubrir” impactos sensacionalistas o francamente amarillistas en sus notas al cubrir conferencias sobre todo aquellas relativas a impactos de la naturaleza, como inundaciones, terremotos, contaminación o enfermedades cuasi apocalípticas como la pandemia que hoy nos ocupa y donde, me parece, hemos dejado más incertidumbres o miedos que certezas ante lo que enfrentamos.

 

Gracias Raúl por tu tiempo y disposición para esta entrevista ¿te gustaría agregar algo?

Gracias por su invitación para esta entrevista. Creo que es importante que los medios de la Universidad Michoacana, como en este caso Saber más, se vinculen con la sociedad, salgan del campus; felicidades a esta revista digital por sus logros y por su persistencia, me atrevo a decir que con su trabajo ya hay una presencia pública real de la Universidad Michoacana, sobre el trabajo de su comunidad de investigadores y académicos.