EL LAGO DE PÁTZCUARO, UN LAGO EN DECADENCIA

Escrito por Juan Pablo Ramírez Herrejón y Omar Domínguez Domínguez

El Lago de Pátzcuaro está ubicado a 63 km al oeste de la ciudad de Morelia. Sus alrededores presentan un sinnúmero de lugares de interés turístico, por lo que es uno de los sitios turísticos más importantes del estado. En esta región se asienta la etnia más representativa del estado, los purépechas, siendo esta región además un bastión cultural y folklórico de gran importancia para el estado. Datos paleolimnológicos ubican la formación del lago en algún momento del Pleistoceno, mientras que la comparación de datos moleculares entre especies cercanas ubican su separación hace al menos 1 millón de años, siendo, por lo que se sabe, un lago con condiciones ambientales más estables que los cuerpos de agua vecinos. Sin embargo, el Lago de Pátzcuaro ha sido afectado de manera histórica por la acumulación y combinación de efectos provocados por la actividad humana, los primeros indicios de impactos humano en el cuerpo de agua están fechados en aproximadamente 4000 años. Sin embargo, los impactos severos sobre el cuerpo de agua iniciaron alrededor de los años 30 del siglo pasado y puede dividirse de manera general en tres aspectos 1) la calidad del agua, 2) la condición del hábitat lacustre y 3) el aspecto biológico.

Impacto humano

Calidad del agua

Es mucha la evidencia que sugiere una pérdida en la calidad del agua del lago, sugiriéndose algunas causales, dentro de las que destacan el aporte de sedimentos y materia orgánica acarreada desde la parte alta de la cuenca, fuertemente deforestada; aporte de materia orgánica causado por la descarga de aguas residuales sin tratar desde hace más de 25 años; la introducción de plantas acuáticas que se han convertido en malezas desde los años 30; los continuos dragados que se implementan en el lago de manera regular y el inadecuado manejo de estas malezas desde hace más de 20 años.

La materia orgánica es uno de los mayores problemas, esto conlleva a la eutrofización del lago y a cambios importantes en el hábitat y sus interacciones. La materia orgánica se acumula en el fondo del lago y, en algunos lugares, ha alcanzado un espesor de más de 2 m. Esta masa de sedimentos es removida y suspendida en la columna de agua por el viento, el dragado y algunas especies de peces exóticos como la carpa. Al ser suspendida, provoca un aumento en la turbidez del agua, lo que evita el paso de la luz del sol y de esta forma afecta la función de las plantas acuáticas y otros organismos que viven en la columna de agua y en el fondo. Incluso, el agua turbia puede alterar la alimentación de los peces, ya que éstos no pueden ver con claridad a sus presas. Otra forma de cómo afecta la calidad del agua el vertido de aguas residuales, es con el aporte de nutrientes, el cual a su vez provoca eutrofización del cuerpo de agua y aumento en las poblaciones de microalgas, las cuales, en exceso, pueden provocar problemas como bajas concentraciones de oxígeno o producción de sustancias tóxicas.

Las malezas acuáticas como el lirio, son plantas acuáticas flotantes que pueden cubrir totalmente la superficie del agua e impedir el paso de luz y el intercambio gaseoso entre el cuerpo de agua y la atmósfera. Por esta razón, en las zonas cubiertas por lirio, el agua es obscura y tiene bajos niveles de oxígeno disuelto que impide que muchos seres vivos puedan habitar en estas zonas, incluyendo peces. Además, al morir estas plantas se van al fondo e incrementan la materia orgánica acumulada, la cual también demanda oxígeno para su degradación. Hay otro tipo de malezas acuáticas que son plantas que crecen arraigadas al fondo del lago y permanecen sumergidas, son conocidas como pastos acuáticos. Los pastos acuáticos tienen la capacidad de colonizar zonas de menos de 2 m de profundidad y pueden también retener sedimentos. De esta forma, este tipo de plantas pueden recrear sitios apropiados para el crecimiento de otras plantas acuáticas como el tule o el carrizo y lentamente ganarle terreno al lago.

Otro problema que sucede cerca de algunas regiones habitadas como las inmediaciones de la ciudad de Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Quiroga, San Jerónimo Purenchécuaro y Erongarícuaro, es la contaminación del agua por residuos sólidos, tales como plástico, llantas, vidrios y animales muertos, residuos que llegan al lago por el sistema de descargas o bien arrastrados desde las calles y cercanías de las zonas habitadas hasta la ribera del lago, lo que afecta de manera importante la calidad del agua y la calidad ambiental .

Alteraciones del hábitat

En relación a la condición del hábitat de las especies que viven en el lago, una de las principales afectaciones es la pérdida del nivel del agua. La deforestación y cambio de uso de suelo de la zona de captación de agua que alimenta el cuerpo de agua, ya sea por escorrentías o infiltración hacia los manantiales, ha cambiado en los últimos 70 años. Antes eran zonas boscosas y ahora se realizan actividades humanas como la agricultura (40%), la ganadería (30%) y el desarrollo urbano (20%). Estos cambios causan desplazamientos de sedimentos de las partes altas de la cuenca al lago, se calcula que cada temporada de lluvias aproximadamente 100,000 m3 son depositados en el vaso lacustre. Esto azolva el lago y hace que pierda su profundidad, llegando a desaparecer en su totalidad la mayoría de las zonas someras que existían en sus márgenes. Estos humedales, de manera histórica, servían como sitios de reproducción de la mayoría de especies de peces y anfibios nativos como el pez blanco y achoque de Pátzcuaro (ajolote). Los sedimentos acumulados por más de 70 años han causado la pérdida de una tercera parte (aproximadamente 30 Km2) de la superficie original del Lago, la cual, actualmente se encuentra completamente seca y gran parte de ella es usada como zonas de cultivo. La profundidad máxima ha disminuido más de 5 m y la transparencia del agua ha cambiado de 3 o 4 m en el año 1930 a menos de 30 cm en el 2010. Esta condición ambiental, además de favorecer la proliferación de malezas acuáticas y aunado con el incremento en el aporte de nutrientes, ha causado el crecimiento exponencial de algas microscópicas, evidenciado por aguas verdosas con transparencia nula en algunas zonas del Lago. Estos cambios y otros factores negativos, han provocado la disminución de muchas de las poblaciones de peces y otros organismos que habitan el lago, llegando incluso a provocar la posible desaparición del achoque en el cuerpo de agua.

El aspecto biológico

En relación al aspecto biológico, el Lago de Pátzcuaro ha sufrido la introducción de al menos cinco especies de peces exóticos tales como la lobina, la carpa común, la carpa herbívora, la mojarra y el Guatapote del Lerma. Además de especies exóticas de plantas como el lirio y los pastos acuáticos. La lobina es un pez nativo de Estados Unidos y Norte de México, es un depredador voraz que se alimenta de prácticamente cualquier organismo que le entre por la boca, por lo que, desde su introducción en los años 20, además de competir con el pez blanco y otras especies por comida y zonas de reproducción, depreda a prácticamente todas las especies de peces presentes en el lago. La carpa común (también llamada carpa barrigona o carpa espejo) nativa de Asia, fue introducida de forma accidental luego de escaparse de estanques donde se practicaba su cultivo durante los años 70. Esta especie se alimenta en el sedimento depositado en el fondo, ingiriendo prácticamente cualquier cosa que encuentre en él, acción que provoca una resuspensión de dichos sedimentos, por lo que se le ha atribuido parte del incremento en la turbidez del agua y el consumo de huevecillos de otras especies de peces. La carpa herbívora (también llamada viborilla) fue introducida en el Lago de Pátzcuaro en 1972 como control biológico de las malezas acuáticas, previamente introducidas, lo cual, evidentemente no solucionó el problema para el que fue introducido, aparentemente esta especie no tuvo éxito reproductivo en el Lago y su captura actualmente es poco probable. La mojarra o tilapia es nativa de África y fue introducido en los años 80 con el propósito de brindar a la población una nueva opción alimenticia. Los efectos de esta especie sobre los peces nativos no ha sido estudiada, aunque estudios recientes indican que al igual que la carpa, su distribución está relacionada con las zonas de descargas de aguas residuales. Finalmente, el Guatapote del Lerma es un pez pequeño de menos de 5 cm de largo, nativo del centro de México y que fue introducido en los años 90. El propósito de su introducción es desconocido pero se asocia a una liberación intencional o accidental por acuaristas. Los efectos negativos que esta especie pueda causar son desconocidos, estudios recientes han encontrado que se alimenta principalmente de materia orgánica en el fondo y de plantas acuáticas, por lo que podría estar compitiendo por alimento con otras especies nativas.

Por otra parte, la pesca, la cual es una actividad cultural fuertemente arraigada y alguna vez fue una de las fuentes de recursos económicos más importantes para los pobladores del lago, en la actualidad es una actividad complementaria en el modo de subsistencia de la gente local entre los cuales ya no existen pescadores de tiempo completo. Esto debido a la pérdida de poblaciones de peces con alto valor económico (como pescados blancos y charales) ocasionada por una desmedida sobrepesca que inicio alrededor de los años 90, colapsando los recursos pesqueros. La mayoría de las personas que se dedicaban tradicionalmente a la pesca ahora trabajan en la agricultura, la ganadería, la artesanía y la construcción. La razón principal es que las pesquerías de todas las especies, tanto nativas como introducidas, han declinado de aproximadamente 2,500 toneladas en 1988 a <50 toneladas actualmente. Además ha disminuido la captura de especies nativas de peces como el pez blanco, los charales, la acúmara y los godeidos, además del achoque (un anfibio nativo) y especies exóticas como la lobina, la carpa y la mojarra.

Consideraciones de conservación

El Lago de Pátzcuaro se encuentra en un estado de degradación tan avanzado que ha perdido muchos de sus procesos ecológicos y evolutivos, en concreto, recuperar a las especies nativas será una tarea muy complicada, misma que, de comenzarse el día de hoy, podrían arrojar resultados evidentes en al menos tres o cuatro décadas. El lago enfrenta procesos muy importantes de deterioro que podrían causar en un mediano plazo la extinción de sus especies endémicas, como aparentemente ha sucedido con el achoque. Lo que se traduce en una señal certera de que los servicios ecosistémicos brindados por el lago y que actualmente soportan sectores económicos, culturales y sociales podrían verse seriamente disminuidos en un plazo de 20 o 30 años.

Los esfuerzos de conservación actuales tales como la erradicación de las especies exóticas (principalmente la carpa) y la acuacultura de algunas especies nativas son importantes, pero no deben estar por encima de acciones que eviten el colapso del ecosistema y sus interacciones, y con ello la pérdida de servicios ambientales. Además, en un lago tan alterado, los esfuerzos actuales pueden perder el sentido. Las acciones de manejo y conservación del Lago de Pátzcuaro es una tarea urgente e impostergable, para lo cual se requiere la participación de diversas disciplinas académicas y diversos actores políticos, sociales y culturales. En nuestra opinión es urgente detener la descarga de aguas no tratadas al lago, ya sea poniendo a funcionar, de forma eficiente, las plantas tratadoras de agua o bien construyendo nuevas plantas; detener la deforestación de las partes altas de la cuenca, ya sea dándole un giro forestal a los suelos de esa región o mediante la implementación de pago por servicios ambientales a los dueños de los bosques; detener la introducción y en los casos que sea posible promover la erradicación de especies introducidas de plantas y animales; regular, de forma eficiente y funcional, las pesquerías del cuerpo de agua, siempre pensando en su sustentabilidad a largo plazo. Además de promover la restauración y rehabilitación de las zonas susceptibles a dicho manejo, proteger los pocos sitios que aún conservan hábitats adecuados para la reproducción y crianza de especies de peces nativas, como el pescado blanco. Debe de generarse un programa de educación ambiental que resalte los servicios ambientales que el Lago de Pátzcuaro ofrece a todos los pobladores de la región y la importancia de perpetuarlo, tanto con pobladores oriundos de la riviera como aquellos que han migrado a la zona. Es evidente que lo anterior son solo algunas ideas en el complejo panorama que engloba una adecuada gestión y conservación del Lago de Pátzcuaro, pero por algo tenemos que empezar si queremos seguir presumiendo este tesoro de nuestro estado.

Dres. Juan Pablo Ramírez Herrejón y Omar Domínguez Domínguez, investigadores del Laboratorio de Biología Acuática, Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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