¡Vamos a atrapar insectos plaga!

Escrito por Samuel Cruz-Esteban y Julio C. Rojas

Michoacán es uno de los estados de México reconocido por su producción agrícola, destacando principalmente por los cultivos de aguacate, fresa, zarzamora, lenteja, durazno, ciruela, guayaba, maíz y agave, razón por la cual la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural lo ubica en el primer lugar en cuanto a productividad en el país. Debido a esto, el manejo de un sin número de plagas insectiles es de gran importancia y se ha tornado en una necesidad urgente. A nivel mundial, incluyendo a México, existe una gran preocupacion por los efectos adversos que los plaguicidas causan a la salud humana y en el ambiente, por lo que es necesario disminuir su uso indiscriminado. En este sentido, el control biológico y control etológico pueden ser opciones para el manejo de las plagas insectiles.

¿Qué es el control etológico de plagas insectiles?

La etología estudia el comportamiento de los animales en relación con el ambiente, de tal manera que el control etológico de plagas, es el uso de métodos que atrapan o reprimen plagas insectiles, valiéndose del comportamiento de los insectos. Está basado en aprovechar ciertas conductas innatas que los insectos presentan ante estímulos químicos, físicos o ambos en su ambiente natural.

Si llegamos a conocer estos estímulos, podremos usarlos para optimizar sistemas de trampas-atrayentes específicos para cada insecto plaga; sin embargo, para trampearlos, estos sistemas deben funcionar de manera efectiva. Para esto, en el presente artículo te describimos los puntos más importantes del control etológico de este tipo de plagas.

 

¿Cómo atrapar insectos plaga?

  1. Las feromonas y atrayentes deben estar correctamente identificados. Los insectos hacen uso de la comunicación química en la búsqueda del sexo opuesto para aparearse (feromona sexual), en la búsqueda de plantas y frutas hospederas para alimentarse u ovipositar (kairomonas), para agregarse (feromona de agregación), o para huir o esconderse (feromona de alarma). Es decir, los insectos tienen un sistema olfativo super desarrollado por lo que tienen la capacidad de percibir aromas (compuestos químicos volátiles), a razón de nanogramos y son capaces a su vez de discriminar mezclas de compuestos de forma cualitativa y cuantitativa.

El descifrar la comunicación química de los insectos nocivos, nos permite usar este conocimiento para el desarrollo de estrategias de manejo de plagas. Sin embargo, para usar las feromonas y atrayentes en el control etológico, es importante que los compuestos estén correctamente identificados y que sean formulados en la proporción como son emitidos por su fuente natural, de lo contrario, no serán efectivos cuando se usen en un sistema de trampeo. En otras palabras, si no se cuenta con el atrayente químico adecuado, no importa que tengas la mejor trampa, sencillamente no obtendrás los resultados deseados.

Trampa para capturar palomillas del gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en cultivos de maíz.
Fotografía y Edición de Samuel Cruz-Esteban. 

  1. No todos los insectos son atraídos por el mismo color. Los insectos usan la visión tanto como el olfato. Ellos tienen la capacidad de distinguir diferentes longitudes de ondas (color), diferencias en brillo (cantidad de luz reflejada) de un objeto y la saturación (pureza del color). Cada especie de insecto varía en sus fotorreceptores, aunque por lo general la mayoría percibe en el espectro de luz, en el rango del ultravioleta (300-400 nm), azul (450-495 nm), verde (495-570 nm) y amarillo (570-590 nm). La cantidad de luz reflejada (reflectancia) por un objeto es otro atributo visual importante. Por ejemplo, en la naturaleza existen flores amarillas brillantes u opacas, que un insecto polinizador puede discriminar apropiadamente.

Entre los colores que brindan mayores reflectancias se encuentran el blanco, azul, amarillo, y rojo, dependiendo de la intensidad de la luz del hábitat donde vive la plaga insectil y la hora del día. Varios estudios han reportado que los colores amarillo y rojo son atractivos para ciertos insectos; por ejemplo, el color amarillo incrementa la efectividad del sistema trampa-atrayente para capturar machos del gusano cogollero, moscas de la fruta, entre otros insectos.

El color rojo con rayas negras incrementa la captura de la mosca del vinagre de alas manchadas, mientras que el color azul es efectivo para atraer abejas, trips, etc. Con respecto a la saturación, se conoce que en algunos casos el número de capturas decrece cuando el grado de impureza del color de la trampa se incrementa. Adicionalmente, los insectos pueden discriminar el tamaño y la forma de los objetos.

Trampas cromáticas, se usa en color amarillo para moscas (dípteros), pulgones (áfidos) y trips (tisanópteros). El color azul es atrayente de trips y a las moscas del mantillo. El color negro atrae al minador del tomate. El color rojo atrae al mosquito verde de la vid, mosca del vinagre de alas machadas. Fotografía y edición de Samuel Cruz-Esteban. 

  1. Usar la trampa adecuada. El conocimiento sobre la ecología visual de un insecto nocivo permite diseñar trampas adecuadas. Sin embargo, hay que estar seguros de que el atrayente se disipará correctamente del interior de la trampa, ya que si la estela de olor es turbulenta, dificultará que los insectos puedan alcanzar la trampa. Para un buen diseño, aparte del color, se toma en cuenta también el tamaño y el tipo de vuelo del insecto, y si es diurno o nocturno. Por esta razón, en el mercado existen trampas de diferentes formas y tamaños, con el objetivo de ser más eficientes en cuanto a la captura del insecto plaga para la que fueron diseñadas.

En el caso de algunas plagas insectiles en México, se han reportado trampas caseras fáciles de hacer, tanto para gusano cogollero, para mosca del vinagre de alas manchadas, picudo del agave, trampas cromáticas con pegamento para dípteros, áfidos, trips, entre otros. Sin embargo, es importante mencionar que en muchas ocasiones, éstas son diseñadas sin considerar el comportamiento del insecto blanco, lo que contribuye a su poca eficiencia. En este aspecto, debemos considerar que el diseño de la trampa minimice o evite capturar insectos no blancos, como muchos polinizadores o parasitoides. El tamaño y el color son variables que incrementan la efectividad del sistema trampa-atrayente, pero en algunos estudios se ha observado que los resultados obtenidos pueden variar de un lugar a otro, posiblemente por factores como la densidad poblacional del insecto, la iluminación del hábitat, entre otros.

Diseños de trampas para capturar la mosca de vinagre de alas manchadas (Drosophila suzukii).

Fotografía y edición de Samuel Cruz-Esteban.

  1. Conocer la biología de la plaga es fundamental. El conocimiento sobre la biología del insecto blanco es fundamental para tener éxito en el control biológico. Usualmente, la estrategia a usar, dependerá de la biología del insecto. Por ejemplo, hay más posibilidades de tener éxito de un sistema de trampeo masivo, usando feromonas cuando el insecto blanco tiene una baja densidad poblacional, ciclo de vida largo, pocas generaciones al año, apareamiento una sola vez y que tenga un número reducido de hospederos.

Finalmente, es deseable desarrollar atrayentes químicos formulados con las poblaciones de insectos distribuidas en nuestro país, ya que en algunas ocasiones cuando los atrayentes son importados, resultan ser ineficaces en México. Esto se debe principalmente a que existe variación geografica en la comunicación química en las poblaciones de insectos de una misma especie. Igualmente, es necesario usar atrayentes químicos y trampas que hayan sido evaluados bajo estrictos métodos de investigación y no solo por recomendaciones del mercado. De no tomarse en cuenta estos elementos, no será el control etológico el que falle, si no la desinformación que nos lleva al uso inadecuado.

 

¿Y en México, qué hacemos?

México cuenta con diversas universidades y centros de investigación donde día a día se generan resultados que se sintetizan en estos consejos. En la medida de lo posible, la sociedad agrícola mexicana debería hacer uso de estos conocimientos, no solo para asegurar productos libres de plaguicidas, sino tambien para disminuir el uso de estos compuestos que dañan la salud humana y el medio ambiente.

 

Cruz-Esteban S., Hernández-Ledesma P., Malo E.A. y Rojas J.C. (2020). Cebos feromonales para la captura de Spodoptera frugiperda (J. E. Smith) (Lepidoptera: Noctuidae) en cultivos de maíz adyacentes a cultivos de fresas. Acta Zoológica Mexicana (Nueva Serie), 36(1):1-15.

https://doi.org/10.21829/azm.2020.3612255

 

Caycho J.R. (1994). Comunicación química. Revista de Química, 8(2):163-175.

http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/quimica/article/download/5534/5530

 

Ramírez de Lucas P. (1996). Las feromonas de insectos y su aplicación en agricultura. Revista Palmas, 17(3):27-32.

http://publicaciones.fedepalma.org/index.php/palmas/article/view/553/553

 

Samuel Cruz-Esteban, Instituto de Ecología, A.C. Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano. Investigador Cátedras CONACyT.

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Julio C. Rojas, Investigador del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente, Grupo de Ecología y Manejo de Artrópodos, Tapachula, Chiapas, México.

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