Los tamandúas viven bajo un paraguas

Escrito por Emiliano Tariácuri Cano Zavala

Hoy por la mañana, al despertar y mientras preparaba mi desayuno, decidí encender la televisión como ruido de fondo para que me hiciera compañía: estoy en lo más duro de la contingencia por el Covid-19 en Madrid... Después de darle los toques finales a mis huevos con salsa y servirme un buen vaso de jugo de naranja, me senté en el sillón y finalmente comencé a poner atención en lo que pasaba por la tele.

Me encontré con un documental de animales, así que hice lo más normal: inmediatamente cambié el canal… pero al no haber nada mejor, decidí optar por mirar algo en una de las tantas páginas de streaming que existen actualmente. Comencé la búsqueda entre las largas listas de series, películas y documentales, solo para darme cuenta de algo, que estoy bastante seguro no es solo mi caso: no me gustan los documentales...

Esto podría ser algo normal para muchos, pero no para mí, ya que, además de ser biólogo, recuerdo que cuando era niño y desde que tuve conciencia, siempre amé los documentales, especialmente los que hablaban sobre dinosaurios y todo tipo de animales. Al recordar esto, no pude evitar pensar en qué pasó, desde esa época hasta la actual, ¿qué me hizo odiar estos programas que antes me hacían tan feliz? Después de un buen rato pensando, finalmente llegue a la conclusión de que no los odio, si no que me aburren los animales que suelen protagonizarlos.

Estoy cansado de que, en su mayoría, los documentales hablan de los mismos animales (chimpancés, suricatos, elefantes, pandas, monarcas y delfines), como si fueran los únicos que importan. Al darme cuenta de esta preferencia, recordé un término que aprendí mientras estudiaba la carrera de biología: «especie sombrilla».

 

¿Qué son las especies sombrilla?

En pocas palabras, se refiere a las especies animales seleccionadas para tomar decisiones relacionadas con la conservación, y gracias a las cuales muchas otras especies son protegidas de forma indirecta.

Por supuesto, las especies sombrilla son necesarias para ayudar a proteger a otros animales, pero a mi parecer, es un beneficio que trae un poco de desgracia para aquellos animales que viven bajo la sombrilla, ya que las personas y especialmente los científicos, acabamos ignorando la existencia de los otros, porque no parecen tan emocionantes como un jaguar, o no son tan misteriosos como un lobo, o no son parte de las historias de terror como los murciélagos.

Tamandúa mexicana 

«Es aquí donde finalmente le puedo dar sentido al título de este escrito y empezaré por hablar sobre los tamandúas, unos organismos que, por desgracia, son poco conocidos» 

Comenzaré diciendo que los tamandúas, pertenecen a un grupo conocido como el suborden Vermilingua o ¡los lengua de gusano!, nombre dado por unas características lenguas muy largas, con una saliva muy pegajosa y que tienen la función de atrapar a las presas. En este grupo encontramos a los osos hormigueros (que a pesar de su nombre, no están relacionados con los osos verdaderos), conformados por tres especies de animales diferentes: 1) el hormiguero gigante que puede llegar a medir hasta dos metros de largo, sin contar su larga lengua que puede alcanzar hasta un metro; 2) el hormiguero pigmeo, que alcanza tamaños de hasta un máximo de 45 cm y viven exclusivamente en árboles a diferencia de lo hormigueros gigantes, que son exclusivamente terrestres; y 3) los tamandúas que son los más versátiles, ya que son tanto terrestres como arborícolas.

 

 

Pero, ¿quiénes son los tamandúas?

Los tamandúas, al igual que sus parientes más cercanos, son animales que viven única y exclusivamente en el continente americano y se dividen en dos especies, Tamandua mexicana y Tamanadua tetradactyla, de las cuales podemos encontrar a los primeros, desde la parte central de México hasta Venezuela, Colombia y Ecuador; mientras que, a los segundos los encontramos desde Venezuela, Colombia y Ecuador, hasta Argentina y Uruguay pasando por parte de Perú, Bolivia, Paraguay, y encontrándose especialmente en Brasil. Estas dos especies están separadas y limitadas únicamente por la Cordillera de los Andes.

Intentado describirlos de la forma más fiel posible, diría que los tamandúas son animales de un tamaño mediano, comparable al de un gato o un perro no muy grande; aproximadamente metro y medio desde la punta de la nariz hasta la punta de la cola; orejas redondas y muy pequeñas; ojos pequeños, parecidos a los de un peluche; hocico muy alargado; y cola larga y fuerte, capaz de agarrarse de las ramas de los árboles y que carece de pelo en la punta. Su color suele variar desde el crema hasta el amarillo, con una porción del pelaje negro que asemeja a un chaleco (aunque como suele pasar con muchos animales, también puede ser totalmente negro o blanco), y unas garras muy grandes en las patas delanteras, hechas especialmente para excavar y que los obligan a caminar con la parte externa de las patas, haciendo que dejen una huella característica con forma de media luna. Además de esta corta descripción, es importante y a mi parecer muy interesante, resaltar que estos pequeños animales no tienen ni un solo diente, y esto se debe a que para alimentarse solo utilizan una lengua muy larga y pegajosa que introducen en los hormigueros o termiteros, para que los insectos se queden pegados a ella y así tragarlos.

Los tamandúas en general no son animales agresivos, pero son capaces de defenderse, y si se sienten amenazados, adoptan una curiosa postura: sobre sus patas traseras y con las patas delanteras extendidas de lado a lado, como si estuvieran a punto de abrazar a sus agresores, y ese es el punto, abrazar y clavar las grandes garras a todo aquel que lo moleste lo suficiente como para hacerlo sentir en peligro. Esto, para algunos podría parecer un chiste, pero no debe ser tomado como una broma, ya que puede resultar en una mala experiencia y un viaje al hospital, pues son capaces de abrazar con mucha fuerza, e incluso, es bien sabido que sus parientes más cercanos, los hormigueros gigantes, son capaces de matar a un jaguar utilizando este mismo método de defensa.

Son animales muy solitarios que recorren diariamente su territorio en busca de colonias de termitas u hormigas, llegando a visitar hasta 50 u 80 colonias por día. Los tamandúas viven en las selvas tropicales con grandes cantidades de árboles, que utilizan para esconderse, descansar o en los que duermen, ya que utilizan sus oquedades como madrigueras, y tienen grandes territorios que puede llegar a ocupar hasta 25 hectáreas (250,000 m2), por lo que es muy difícil ver a más de uno de ellos, con excepción de las madres, que cargan a sus crías en la espalda, para que parezca que son un mismo animal y así protegerlas.

¡Los tamandúas están en peligro!

Una vez descritos los aspectos de la vida y características de un tamandúa, debo mencionar que el hecho de que formen parte de los otros, los desconocidos, no los aleja del peligro, ya que actualmente son una especie que se encuentra amenazada, situación que es resultado de la unión de muchos factores.

Primero que nada, son animales que como ya mencioné, necesitan espacios muy grandes para vivir, por el simple hecho de que no es fácil encontrar suficientes colonias de hormigas en espacios menores a las 25 hectáreas que normalmente forman parte de su territorio, por lo que son muy sensibles a la pérdida de hábitat, la deforestación o incluso cambios que para muchos parecerían poca cosa, como una carretera que atraviesa una porción de selva. Para nosotros, esa carretera significa comunicación entre ciudades o pueblos, pero para muchos animales como los tamandúas, esto representa una barrera que los pone en peligro, ya que es común encontrarlos atropellados, luego de intentar cruzar las vías que no formaban parte de sus territorios y sobre las que no tienen manera de defenderse.

Algunos otros son víctimas de la desinformación y las creencias. Es común en algunas zonas rurales, la creencia de que los tamandúas se comen

 

las frutas de los cultivos humanos, e incluso existe el mito, de que se meten a las casas por la noche y te succionan el cerebro a través de los oídos con ayuda de sus lenguas, así que son cazados y masacrados por crímenes que son incapaces de cometer.

Podría seguir enlistando causas por la que los tamandúas se encuentran en una mala situación, pero creo que el punto ha sido expuesto, así que trataré de pasar a la parte que para mí es la más complicada de explicar, tratar de justificar por qué son importantes los tamandúas. Lo complicado aquí, no es justificar para uno mismo, porque claro que sé por qué son importantes y para qué sirven, pero tratar de explicar lo que sé y creo a otra persona, y convencerla, es una de las tareas más complicadas que un científico enfrenta.

 

La importancia de esta especie

Iniciaré pues, con la visión que los hace importantes para mí, diciendo que los tamandúas son únicos, ya que son una especie que apareció mucho antes que la nuestra. El fósil más antiguo de oso hormiguero tiene aproximadamente 20 millones de años y en ese tiempo han cambiado muy poco, gracias a que son especialistas increíbles. Utilizan recursos (alimentación) que no muchos animales son capaces de aprovechar, y si lo hacen, nunca será al mismo nivel que ellos, la prueba está en que no tenemos muchos animales del tamaño de los osos hormigueros que se alimenten exclusivamente de pequeños insectos, a tal grado que sus cuerpos se modificaron especificamente para ser los mejores en eso.

Por otro lado, tenemos el simple hecho de que son parte de nuestra fauna, y eso les da un valor mucho mayor (son importantes porque están allí en sus territorios), y aquí me permitiré hacer una pausa con los tamandúas, para contar una historia.

Cuando era niño, y en mi etapa de amante de los documentales, me gustaban en particular dos programas de televisión más que otros, el primero era Testigo ocular (una serie de documentales producida por la BBC y transmitida por Discovery Channel), y el segundo del cual no recuerdo el título en español, pero aparentemente en inglés se llamaba Kratt´s creatures, presentado por dos hermanos que exploraban diferentes hábitats y enseñaban sobre los animales que vivían en estos.

Este último programa me presentó al tigre de Tasmania, o lobo marsupial. Recuerdo muy bien que un día mientras veía el programa, los hermanos se encontraban en Australia y casi al final, habiendo hablado de koalas, canguros y demás, los presentadores andaban por un camino polvoriento, cuando se giran y empiezan a correr diciendo que lo vieron ¡vieron a lo que podría ser un tigre de Tasmania!, y de pronto el capítulo termina con la promesa de una segunda parte, que hasta donde sé, jamás existió.

Años más tarde, y con la posibilidad de hacer mis propias investigaciones (gracias al internet principalmente), descubrí la triste historia del tigre de Tasmania. Estos hermosos seres solían ser parte del escaso grupo de animales conocido como marsupiales, y en su tiempo, fue uno de los pocos marsupiales depredadores de tamaño considerable y era algo parecido a un perro de patas cortas, con un patrón de rallas en la parte trasera de su lomo (característica a la que debe el nombre de tigre).

Desaparecieron como consecuencia de dos sucesos. El primero, la introducción del dingo en Australia (ya que éste es un depredador más eficaz), y el segundo y el más triste de estos sucesos, el exterminio por parte de los ganaderos que lo culpaban de la muerte de sus animales. En realidad la culpa era de los dingos o de algún perro domesticado, pero los ganaderos se organizaron en una de las campañas de exterminio más terribles, ya que el fin era acabar con todos los tigres de Tasmania, cosa que lograron en poco tiempo, y el último de ellos, de nombre Benjamín, murió en un zoológico solo y por un descuido, no sin antes ser grabado en una película corta (fácil de encontrar en internet), que es a mi parecer uno de los videos más triste que existen.

Situaciones como éstas se han dado muchas veces, nunca veremos un dodo o una impresionante ave moa (aves gigantes de Nueva Zelanda cazadas como alimento, hasta su desaparición), o animales que existían cuando yo era niño, y que las generaciones actuales jamás conocerán como el rinoceronte blanco que desapareció en 2019.

Incluso tenemos ejemplos cercanos, porque no todo pasa en otros países y nos es ajeno. Nosotros solíamos tener al lobo mexicano que igual que el tigre de Tasmania, fue cazado hasta su desaparición, y a pesar de que aún vive en cautiverio y se han realizado varios intentos para reintroducirlo a su hábitat, si los ganaderos encuentran a uno de sus animales muerto (generalmente por algún otro animal que no es el lobo), la historia de exterminio se repetirá, o para no ir más lejos, tenemos también el caso de la vaquita marina…

No me malinterpreten, pues no busco señalar villanos, ya que aquí el unico culpable es la falta de información y comunicación. Por eso es temible cuando a un biólogo le preguntan ¿Por qué es importante el animal que estudias?

El valor de un tamandúa, es que es único y ningún otro animal puede ocupar su lugar o reemplazarlo si desaparece, simplemente se irá para siempre y será aún más triste porque lo hará en silencio, sin que nadie lo recuerde o se indigne.

Retomando algo dicho anteriormente, las especies sombrilla son muy importantes para conservar a otros animales. Un solo jaguar, puede provocar la creación de un área natural protegida con una extensión impresionante y con eso proteger a todos los animales dentro de esa zona, pero tanto los científicos como el resto de las personas, no de

bemos olvidar que hay más animales debajo del paraguas que merecen ser conocidos, merecen conmovernos y merecen ser estudiados y presentados en los documentales.

Por último, me doy cuenta de que, con excepción de algunas curiosidades, los tamandúas a simple vista no parecen animales muy emocionantes, ni son buenos candidatos al animal favorito de los niños. Lo que los hizo interesantes para mí, es que me tomé el tiempo de aprender sobre ellos, y ahora me parecen el ejemplo perfecto de los animales que viven bajo la sombrilla, pasan desapercibidos por la mayoría, pero para mí, no son menos interesantes e importantes que un tigre o una ballena y no merecen desaparecer en silencio.

 

ABC Ciencia. (2011). ¿Qué era en realidad el tilacino?

https://www.abc.es/ciencia/abci-realidad-tilacino-201105030000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

 

Campos T. (2011). ¿Nos estamos acabando México? Un repaso por las especies en peligro de extinción (I).

https://www.xataka.com.mx/otros-1/especial-especies-en-peligro-de-extincion-en-mexico

CONABIO. Tamandúa norteño. Tamandua mexicana.

http://enciclovida.mx/especies/34291-tamandua-mexicana

 

González N. (2014). Dónde están los tamandúas. Cromo, El Observador.

https://www.elobservador.com.uy/nota/donde-estan-los-tamanduas-2014411500

 

Emiliano Tariácuri Cano Zavala, egresado de la Facultad de Biología de la UMSNH, y se graduó con el trabajo de tesis “Revisión filogenética molecular de Tamandúa mexicana, incluyendo muestras biológicas de especímenes de Michoacán, México”. Actualmente se encuentra inscrito en el Programa de Máster Universitario en Zoología de la Universidad Complutense de Madrid, España, desarrollando el trabajo de tesis “Filogeografía del género Luciobarbus en la región del Rif (Marruecos).

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