Lunáticos, selenofóbicos y fotofílicos

Escrito por Guillermo N. Murray Tortarolo y Romeo A. Saldaña Vázquez

Los efectos del ciclo lunar en el comportamiento humano y animal

Nuestra historia comienza de noche, en los tiempos de la Europa medieval, en una pequeña casa a las afueras de un poblado que se ha quedado sin leña para el fuego y ya no tiene luz. Dentro de la casa hay dos pequeños niños y sus padres tratando de ver en la oscuridad. Por suerte, es noche de luna llena y la luz entra por todas las ventanas con la intensidad de mil luciérnagas. Todo va de maravilla gracias al astro luminoso, hasta que en la lejanía se escucha el aullido de un lobo… o tal vez algo más.

 

¿Podría ser un hombre lobo?

Rápidamente la felicidad del plenilunio se convierte en miedo y deseo de que vuelva la oscuridad total y su manta protectora.

Este breve relato nos ayuda a vislumbrar la importante relación que el satélite de nuestro planeta, la Luna, tiene sobre nuestra vida. Si bien, la luz artificial ha sustituido su majestuosa luminosidad, los ciclos lunares aún ejercen un importante impacto sobre distintos aspectos del comportamiento humano y animal: desde cambios en patrones delictivos, hospitalarios y en el número de accidentes automovilísticos; hasta cambios en los patrones de alimentación, reproducción y urinarios de las especies. En este artículo, hablaremos un poco de todos ellos y de cómo la Luna vuelve a algunos locos, a otros felices y a unos más tímidos. Comenzaremos entonces hablando de los extraños cambios en el comportamiento de nosotros los humanos, para luego pasar a los aún más raros cambios en el reino animal.

 

La luna dentro del hospital: nacimientos, desangrados y accidentados

Los primeros estudios e indicios de cambios en el comportamiento humano debido a la luna se dieron en los hospitales. Posiblemente la relación más directa del ciclo lunar de 28 días con el comportamiento humano, sean los ciclos menstruales. Como resultado de esta curiosa relación (el primero en darse cuenta y proponer una teoría del porqué sucede, fue Charles Darwin), distintos médicos propusieron que debía haber una correlación similar con las tasas de nacimiento. Los primeros estudios al respecto se dieron entre 1960-1990. Uno de ellos fue el publicado por el Dr. Sung Ping Law en 1986, el cual contó con la participación de 850 voluntarias, y donde mostró como resultado un aumento de 28 % en el inicio del ciclo menstrual durante la luna llena.

Pese a esta increíble cifra, todos los estudios posteriores sobre natalidad (cerca de 150), jamás encontraron una relación entre nacimientos vaginales y ciclos lunares; al parecer, los bebés nacen cuando se les da la gana. Sorprendidos por esta relación, la Dra. Marija Vlajic de la Universidad de Potsdam en Alemania, decidió volver a recopilar datos sobre ciclo menstrual y lunar. En 2016 y con 7.5 millones de datos obtenidos a través de aplicaciones de celular, mostró que nunca existió tal relación, al parecer, el inicio del ciclo menstrual poblacional también ocurre cuando se le da la gana. Hasta aquí malas noticias para lo obvio, la luna no tiene ningún efecto sobre la biología cíclica reproductiva.

Pero cuando quitamos lo obvio, lo que queda —por más extraño que sea— debe ser la verdad, y así también la parte más sanguinolenta del impacto de la luna.

Dos efectos clínicos han sido probados y demostrados: un aumento en el número de casos con sangrado gastrointestinal y un incremento en la admisión de personas que sufrieron accidentes en motocicleta. En el primer caso no se pudo encontrar una causa clara —¿Será que comemos peor en la luna llena? ¿O que pasamos más corajes?—, pero en el segundo sí. Al parecer, la luna llena tiende a distraer más a los conductores de motocicleta, quienes se accidentan hasta 5.5 % más durante el plenilunio. Si tú eres dueño de uno de estos vehículos, acuérdate de tener doble precaución durante estas fechas.

 

Noches en vela, riñas callejeras y el “efecto Transilvania”

Pero fuera de los hospitales las cosas son aún más raras. Se ha establecido que la luna tiene un efecto negativo en el comportamiento de las personas, volviéndolas más agresivas y propensas a la violencia, en lo que los científicos han denominado —muy atinadamente— “Efecto Transilvania”. Por ejemplo, en distintas urbes de Inglaterra, la policía ha tomado como política desplegar elementos adicionales en noches de luna llena; esto, luego de que un estudio demostrara una clara correlación entre el ciclo lunar y la tasa de crímenes violentos. Así también, se han explicado patrones de violencia y crimen en lugares tan lejanos como Australia y Estados Unidos.

Pero… ¿Por qué la luna nos pone más violentos?

El término lunático es una buena definición de este suceso, ya que de alguna manera la luna nos pone un poco locos. Existen dos posibles explicaciones al respecto. La primera es que las luces brillantes alteran nuestro cerebro. En distintos estudios, la luna llena se ha relacionado con brotes esquizofrénicos y epilépticos, ya que es posible que al tener más luz, a nuestro cerebro le cueste descansar, frenar y calmarse, poniéndonos histéricos. La segunda explicación, es que en los días de plenilunio dormimos peor. La luz adicional, los aullidos de los lobos, las motos que chocan… vayan ustedes a saber por qué, pero lo cierto es que la luna llena nos quita el sueño (increíblemente aun cuando no la vemos). En un estudio realizado por el Dr. Jean-Philippe Chaput, de la Universidad de Ontario del Este, se estudiaron los patrones de sueño de 5 800 niños, demostrándose una clara disminución en las horas de sueño en los días de luna llena. Cuando el satélite está en su máximo esplendor, los sujetos de estudio dormían en promedio cinco minutos menos. Bueno, no es muy impresionante, pero lo que sí, es que el 1 % de todos los niños estudiados dormían hasta dos horas menos por noche. Posiblemente lo mismo pasa con los adultos, a cierto grupo, la luna llena les impide dormir lo que lleva a mayor cansancio, locura y violencia… los verdaderos lunáticos.

 

Selenofobia en el reino animal

Pero si los efectos de la luna llena son extraños en los humanos, lo son aún más raros en nuestros “roomates” planetarios, los animales. Empecemos entonces con el caso más curioso de todos: la pena por ir al baño.

Investigadores del Reino Unido han encontrado que varias especies de animales, en especial los tejones europeos (Meles meles), prefieren aguantarse las ganas de hacer pipí durante la luna llena. Así como se escucha, la luz del plenilunio, incrementa su “pena” y disminuye significativamente dicha acción. Según explican, David Dixon y colaboradores del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, los tejones orinan para marcar su territorio y su disponibilidad para reproducirse; no obstante, el aparearse durante la luna llena los hace más propensos a ser vistos por depredadores. Para evitar mandar esta señal amorosa, prefieren entonces no ir al baño. Así, ser lunáticos los protege y les evita ser devorados, aunque tengan que esperar todo un día para ir al baño.

Pero los tejones no son los únicos cuya reproducción está mediada por la luna, lo mismo sucede con los arrecifes de coral de todo el mundo. Estudios en lugares tan lejanos como Australia, Japón, Hawaii y el Caribe, muestran que el pico en la reproducción de corales ocurre en la luna llena y la marea alta; cuyo efecto es dominante sobre otros factores como temperatura y salinidad del agua. En el momento del plenilunio, los arrecifes de todo el mundo lanzan sus gametos al agua para su reproducción. Tiene mucho sentido, pues en el momento de luna llena es cuando la marea está más alta, con lo cual tienen la mejor oportunidad para viajar lo más lejos posible.

Pero no solamente se trata de cambios en el comportamiento reproductivo. También afecta la comunicación entre los individuos y los patrones alimenticios. En términos del primero, se ha observado que distintas especies de búhos, quienes se comunican entre sí y marcan su territorio mediante señales auditivas (ulular) y visuales (las plumas), reducen la intensidad de su canto durante la luna llena. Esto como estrategia para evitar ser detectados —tanto por sus presas, como depredadores— en noches en que el brillo lunar los hace más conspicuos. De manera similar, los coyotes reducen el número de aullidos largos y de manada durante la luna llena, y la comunicación entre individuos se reduce a unos pocos aullidos cortos.

En términos de los patrones alimenticios también hay toda clase de cambios etológicos: desde los insectos hasta los mamíferos. Por ejemplo, varios tipos de insectos excavadores —como las hormigas león— que hacen su madriguera todos los días, escarban túneles más profundos durante la luna llena. Varias especies de abejas nocturnas, extienden su periodo de colecta de polen durante la luna llena y se resguardan por completo en las noches de luna nueva. Las serpientes, depredadoras de los búhos, reducen a casi cero su actividad en el plenilunio por miedo a ser vistas.

Pero posiblemente el grupo de animales a los que más afecta la luna es a los murciélagos. El concepto “fobia lunar” se ha acuñado para describir el cambio radical en el comportamiento de estos mamíferos voladores durante el plenilunio. Pero no a todos los murciélagos les afecta por igual, de acuerdo con un estudio realizado por los investigadores mexicanos Romeo Saldaña y Miguel Munguía, los murciélagos que cazan insectos y peces sobre el agua, y los que se alimentan de frutos que crecen en las copas de los árboles, son más lunar-fóbicos. Esto debido a que en esos ambientes la luz lunar penetra de manera más intensa, haciendo que los murciélagos sean más visibles y aumente su riesgo a ser detectados o depredados.

 

Y seguiremos descubriendo lunáticos

Con todo esto esperamos haberlos convencido de que la Luna es una gran reguladora del comportamiento humano y animal. Que las fantásticas ideas de licantropía y los lunáticos tienen su origen en los extraños efectos que el plenilunio tiene sobre nuestra existencia. Es muy probable que las investigaciones sigan arrojando extraños resultados sobre cómo la luna marca las pautas comportamentales de humanos y animales; de cómo a algunos los pone locos, a otros felices y a la gran mayoría, le da ganas de quedarse en su casa para que nadie los vea. Así que la próxima vez que salgas de noche y te sientas un poco loco, fíjate en el cielo, a lo mejor la causante es la gran luna redonda.

 

   

Bardo, M. (2012). Los murciélagos que tienen fobia a la Luna. BBC Mundo News.

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/10/121001_murcielagos_luna_am.shtml?MOB#orb-banner

Panzola, N. (2014). La verdadera influencia de la Luna sobre nosotros. BBC Mundo News.

https://www.bbc.com/mundo/notcias/2014/10/141002_ciencia_luna_verdadero_poder_eclipse_np

Mohar, E. (2018). ¿Cómo afecta la Luna a la Tierra?. Revista Muy Interesante.

https://www.muyinteresante.com.mx/medio-ambiente/fenomenos-que-existen-gracias-luna/

 

Guillermo N. Murray Tortarolo, Investigador Asociado “C” en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, IIES. Universidad Nacional Autónoma de México, campus Morelia.

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Romeo A. Saldaña Vázquez, Profesor-Investigador (CONACyT) en el Laboratorio de Artropodología y Salud, Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

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