México y Filipinas: Un pasado común que no debe olvidarse

Escrito por Amalia Ramírez Garayzar

En el presente, tanto en México como en Filipinas, se sabe muy poco de las relaciones culturales que compartimos desde hace siglos a partir de una historia que nos vinculó y que, si continuamos explorando, nos permitirá entender mejor el origen tan diverso de nuestras tradiciones e identidad.

 

En el origen, fue el Galeón

La China Poblana no sería un símbolo tan importante de identidad nacional si no hubiera existido el Galeón de Manila, también conocido como la Nao de China, vínculo intercontinental de la época colonial; en otras palabras, este símbolo tan mexicano no es de raíz mesoamericana o española, sino asiática.

Se conoce como Galeón de Manila a lo que en realidad era un sistema comercial muy complejo que transportaba por barco mercancías de un puerto en Asia (Manila, Filipinas) a uno en América (Acapulco, México) y viceversa. Ambos países eran parte del imperio español.

Dicho esquema era un negocio de la Corona Española que a su vez permitió la participación de comerciantes de varios países, pero principalmente españoles y mexicanos; esto ocurrió durante un lapso de 250 años, del siglo XVI al XIX cuando México era el virreinato de la Nueva España. El último viaje del Galeón ocurrió en 1815, debido al reclamo de independencia del país.

Puede decirse que los gustos de la sociedad novohispana fueron modelados por la Nao.

 A Acapulco llegaba ese inmenso barco cargado de especias y de artículos, principalmente textiles de seda y algodón de muchos puntos de Asia, que se almacenaban a lo largo del año en Manila,  en espera del tiempo adecuado para zarpar, pues la navegación de la época implicaba varios meses de travesía. En su viaje hacia el archipiélago filipino, el galeón llevaba principalmente plata con la que se pagaban las mercancías, así como otros objetos españoles y mexicanos. Esto hizo que se conectaran gustos, ideas y personas, pues evidentemente también había viajeros que con gran diversidad de motivos se desplazaban de un continente a otro, asentándose y adaptándose a una nueva tierra.

¿Cómo se investiga el pasado y el presente del vínculo entre México y Filipinas?

Para investigar esta historia poco conocida por la mayoría de los mexicanos, los historiadores analizan miles de documentos que provienen por un lado de los administradores, los comerciantes, las aduanas de esa época y que nos permiten saber las características de la actividad comercial y oficial del galeón. Pero, hay otras fuentes que nos permiten saber qué características tenía la población colonial, por ejemplo cuando declaraban su lugar de nacimiento y oficio en las actas de matrimonio, los testamentos o los juicios.

Mediante ese tipo de testimonios hemos podido saber, por ejemplo, que hubo pequeños comerciantes filipinos que recorrían el occidente de México vendiendo diversos artículos asiáticos, entre los cuales había ropa hecha en Filipinas.

También nos enteramos de que la tropa real que resguardaba los intereses del monarca español en aquellas islas, estaba conformada principalmente por mexicanos, muchos de los cuales fueron enviados a estas lejanísimas tierras como castigo por alguna falta cometida en México.  Después de su tiempo de servicio, la mayor parte de ellos decidió permanecer en el territorio; seguramente se casaron y tuvieron hijos.

Esa documentación que da cuenta de los procesos migratorios entre los dos continentes, se confirma con la investigación de científicos del genoma humano, quienes han descubierto que los mexicanos tenemos antepasados de diverso origen, que no sólo fueron de origen americano y europeo como se suponía, sino que muchos de nosotros tenemos una herencia genética africana y también asiática, producto del proceso colonial en las Américas y en México en particular. En otras palabras: muchos mexicanos descendemos de los esclavos que fueron transportados desde África y Asia para trabajar forzadamente, aunque en el caso de los asiáticos, sabemos que hubo migración voluntaria, simplemente buscando un nuevo horizonte en la antigua Nueva España.

En el estado mexicano de Guerrero (en el que se localiza el puerto de Acapulco) es donde mayor traza genética hay de ascendencia asiática (específicamente de Filipinas e Indonesia), lo cual es congruente con el dato histórico, en tanto que Acapulco fue el punto de desembarco del galeón en el que además de lo ya mencionado, merece señalarse que también nos llegaron especies vegetales que se aclimataron y ahora forman parte de nuestro paisaje y de nuestra dieta. El arroz, la palma de coco, el plátano y el tamarindo, son algunos de estos regalos de Asia.

Finalmente, la Antropología, que estudia los aspectos materiales y simbólicos de las culturas, pero también las compara para encontrar similitudes y diferencias por medio de la investigación etnográfica, nos provee información que indica que hay prácticas humanas, técnicas de cultivo y manufactura, así como símbolos muy similares entre poblaciones de Filipinas y México que se mantienen hasta el presente.

Alimentos y textiles, ejemplos del intercambio transpacífico

No basta con transportar una planta, sino que para introducirla con éxito en un nuevo ambiente se debe conocer la forma de cultivarla y cuidarla, además de su preparación para el consumo humano, para lo cual se requiere la presencia del experto y que éste entre en comunicación con las poblaciones nativas que en un proceso de aprendizaje van conociendo sus características y procesos de preparación.

Eso sucedió con el cultivo de la palma de coco (Cocos nucifera), de la que se obtienen muchos productos no sólo alimenticios, sino maderables y fibras. Fueron filipinos los que empezaron a cultivarla en las zonas costeras del Occidente de México y quienes realizaron la transferencia tecnológica que ha permitido que en el presente continúe aprovechándose. La tuba, bebida refrescante obtenida de la palma de coco, de gran consumo en el estado de Colima (y también en Filipinas), es un ejemplo de lo anterior.

Sostenemos que lo mismo ocurrió con algunos textiles hechos a mano, a partir de la comparación de técnicas de trabajo que se practican en los dos países y que nos llevan a trazar posibles rutas de transferencia tecnológica, pero aquí en los dos sentidos:  hay algunas técnicas de teñido de probable origen filipino o asiático que se practican en México, y también encontramos algunos ejemplos de técnicas mexicanas de preparación del hilo aplicadas en textiles de Filipinas. Esto pudo aprenderse a partir de la transmisión de conocimientos en la misma generación (de adulto a adulto) o entre generaciones, de adulto a joven, como muchas técnicas artesanales se transmiten: de padres a hijos.

En la gastronomía de Filipinas el aceite de achiote (Bixa orellana) es básico, es común el consumo de tamales e incluso en algunas regiones como Ilocos, al noroeste de la isla de Luzón, un plato festivo importante es el pipián, que allá se condimenta con epazote (Dysphania ambrosioides). Sobra decir que estos productos fueron llevados desde México y con probabilidad introducidos por mexicanos allá.

 

¡El impacto cultural de la Nao al paso de los siglos se sigue percibiendo!

Su éxito estuvo sujeto a las condiciones biogeográficas y sociales de cada región, pero creemos que el cuidado e interés de su adaptación, estuvo ligado a las preferencias no sólo de índole comercial sino cultural de los usuarios, como parte de la región de la que provenían y querían conservar en su tierra de acogida.

Todo lo anterior se integra para plantear con mayor grado de certeza que las relaciones históricas que se dieron hace varios siglos, dejaron huella en las sociedades y sus culturas, de tal forma que hubo un proceso de aculturación en unas regiones más que en otras y que esto estuvo relacionado con la presencia de filipinos en México y mexicanos en Filipinas.

 La suma de investigaciones sobre esta poco conocida relación nos permitirá mirarnos mutuamente de una manera más cercana, como parientes con una historia que todavía tiene mucho que decir en los dos extremos del Océano Pacífico.

 

Para Saber Más:

INAH TV. El Galeón de Manila [archivo de video].

 

El Colegio de Michoacán A.C., PACMYC (2013). H. Ayuntamiento de Colima, Archivo Histórico Municipal de Colima (Producción). Paulina Machuca (Realización).  Hacer tuba en México y Filipinas [archivo de video].  https://www.youtube.com/watch?v=dYjIGLxF1XM&t=114s

 

Wade, L. (2018). El ADN del ser humano moderno revela historias olvidadas de América Latina.  Science. https://www.sciencemag.org/news/2018/04/el-adn-del-ser-humano-moderno-revela-historias-olvidadas-de-am-rica-latina

 

Amalia Ramírez Garayzar, Doctora en Historia es Profesora investigadora de tiempo completo, Titular A, adscrita al Programa Académico de Arte y Patrimonio Cultural de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán.

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