HABLEMOS DE LAS AVES DE MICHOACÁN

Escrito por José Fernando Villaseñor Gómez y Laura E. Villaseñor Gómez

Es de mañana y aún no sale el sol… Entre los sonidos comunes de las primeras horas del día se distinguen algunos cantos de aves ¡que ansiosas esperan los primeros rayos de luz! Esos compañeros de nuestros amaneceres, han sido por muchísimo tiempo los testigos del devenir del tiempo y ocupan un lugar en nuestro planeta desde mucho tiempo antes de que el hombre existiera como tal.

Para nosotros, las aves tienen significados diversos y les damos múltiples atribuciones, como parte normal y cotidiana de nuestras vidas. Por ejemplo, ¿Quién no ha comido unas enchiladas con pollo o con huilota, como se hace en la tierra caliente de Michoacán, o un mole de guajolote que se prepara en ocasiones de bodas y celebraciones especiales?   ¿Cuántas de nuestras abuelitas tenían en sus pasillos o jardines, jaulas con pájaros cantores que parecían mantener una competencia diaria para ver quien cantaba más?

De igual forma, todos podemos decir que conocemos una canción que hable sobre algún tipo de ave o que haga referencia a ellas, como es el caso de las “dos palomas”, “el gavilán”, “las golondrinas”, y aún las “mañanitas” que cantamos para celebrar santos y cumpleaños de alguien querido. Culturalmente, las aves han tenido un significado especial, como símbolos de poder político y religioso, representado deidades y siendo elementos centrales de leyendas y mitos derivados del conocimiento de su historia natural. Ejemplos de su importancia en las sociedades son las manifestaciones artísticas de arte mediante el empleo de plumas, asimismo se han usado éstas como moneda de cambio y las toponimias referentes a nombres de aves asignados a diversas localidades geográficas (por ejemplo, “Tzintzuntzan” o lugar de colibríes, en la ribera del lago de Pátzcuaro). En el aspecto económico, son importantes los ingresos derivados de la producción a gran escala de especies domesticadas, la cacería y la observación de las aves.

Estos seres que comparten nuestro ambiente en las ciudades, en las áreas rurales y en el campo, representan al grupo más numeroso y diverso dentro de los vertebrados terrestres.  Las características que las distinguen de los otros vertebrados, son que presentan plumas, carecen de dientes y en su lugar tienen un pico resistente y sus extremidades anteriores se presentan en forma de alas que les permiten volar y en algunos casos nadar. Su distribución abarca todos los ambientes de nuestra tierra y buen número de ellas realizan migraciones estacionales, que implican sortear retos y amenazas en los territorios por los que se desplazan.

Las aves presentes en el estado de Michoacán son tan diversas, que nuestro estado es considerado como el quinto más rico de la República Mexicana, después de los estados de Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Puebla; de acuerdo a los estudios realizados en los últimos 30 años por investigadores de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), se sabe que de las 1,060 especies existentes en México, 561 especies se encuentran presentes en el Estado de Michoacán, que de acuerdo con su clasificación científica, pertenecen a 77 familias y 24 órdenes diferentes.

De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, que es el documento en el que se determinan las especies nativas de flora y fauna silvestres de México que se encuentran en riesgo, 95 especies de la avifauna michoacana (17%) están consideradas bajo alguna categoría de riesgo: 16 de éstas se consideran en peligro de extinción, 29 en la categoría de amenazadas y 50 están sujetas a protección especial.

¿Cómo hemos logrado tener este conocimiento sobre ellas?

Desde el Siglo XVI, después del descubrimiento de América y el establecimiento de muchas colonias en el mundo, en Europa eran muy importantes los museos en donde se estudiaban, describían y clasificaban los seres vivos, tanto de Europa como de lugares distantes. En ellos se formaron colecciones científicas que tenían representados ejemplares de animales y plantas, y que se constituyeron como los lugares de investigación por excelencia de los naturalistas de aquel tiempo.

Las aves mexicanas fueron estudiadas por naturalistas de diversos países europeos, a través de varias expediciones que se encuentran documentadas, además de investigadores estadounidenses, quienes colectaron numerosos ejemplares que en la actualidad se encuentran depositados en colecciones de diversas partes del mundo. Particularmente, los primeros ejemplares conocidos para Michoacán datan del año 1863 y fueron obtenidos en localidades de la costa michoacana, por el Capitan John F. Xantus, cuando ocupaba un puesto militar del Gobierno de los Estados Unidos de América en las vecindades del Estado de Colima; estos ejemplares están en las Colecciones del Museo Smithsoniano en Washington D.C.

No fue hasta el año de 1977, que en la Escuela de Biología de la UMSNH se establecieron los primeros grupos de investigación, formados por profesores y estudiantes interesados en aprender y conocer sobre los diferentes grupos de plantas y animales, siendo director de la Escuela el Biol. Sócrates Cisneros Paz. La Colección Ornitológica (que en la actualidad cuenta con más de once mil ejemplares de aves y se considera el tercer acervo más importante del país), se inició en 1978, bajo el liderazgo del Biol. Francisco Méndez García y continuó posteriormente bajo la coordinación de la M.C. Laura E. Villaseñor Gómez. A partir de 1994, el énfasis del estudio de las aves se enfocó en actividades de monitoreo de poblaciones, anillado, observación y conteos, en actividades de educación ambiental y el enfoque de los proyectos se diversificó de manera importante.

Los inventarios biológicos logrados a través del trabajo de investigadores constituyen la información básica en la que se sustentan y justifican la toma de decisiones referentes a acciones de conservación y manejo de los ambientes naturales. Se puede considerar que el grupo de las aves es uno de los mejores conocidos en Michoacán; sin embargo, es necesario complementar los trabajos en la Sierra Madre del Sur y las sierras cercanas a la costa de Michoacán, que son las áreas menos conocidas hasta ahora. Por otra parte, es necesario conocer más detalles sobre la sensibilidad de las especies, su uso tradicional, o su importancia como especies indicadoras.  Este es el caso de las especies cinegéticas, algunas que se aprovechan legal e ilegalmente como aves canoras y otras que son sensibles a la pérdida de su hábitat.

De acuerdo con el Instituto Worldwatch, también en Washington D.C., muchas poblaciones de aves están disminuyendo en todo el mundo y podrían desaparecer muchas de las que están en peligro de extinción durante el siglo XXI. Las razones principales de este problema son la modificación y pérdida de hábitat; caza excesiva; mortalidad accidental debido a las colisiones con estructuras hechas por el hombre, como torres de conducción eléctrica y generadores eólicos; captura incidental durante actividades pesqueras; contaminación; depredación por gatos domésticos; derrames de petróleo; uso de pesticidas y cambio climático. Particularmente para el oeste de México y para el estado de Michoacán, las altas tasas de deforestación de la vegetación natural  constituyen la principal amenaza.

Quizá no nos hemos puesto a pensar suficientemente en la importancia práctica de su conservación. Gracias a ellas tenemos la producción de frutos debido a sus actividades como polinizadoras y dispersoras de semillas; las poblaciones de insectos son controladas por especies de aves que se alimentan de ellos; las aves rapaces mantienen a raya a los roedores que se alimentan de nuestros granos y cultivos; las aves carroñeras ayudan a la reintegración de animales muertos al sistema, solo como algunos ejemplos. Recordemos que además de todos estos servicios, las aves nos alegran con sus cantos y sus bellos colores. Tratemos de conservarlas y a mantenerlas como parte de los ambientes naturales que compartimos con ellas.

El Dr. José Fernando Villaseñor-Gómez y M.C. Laura E. Villaseñor-Gómez son profesores investigadores del Laboratorio de Investigación en Ornitología de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.